Los aspectos esenciales para la recuperación y proyección de la horticultura pasan por una visión de mediano y largo plazo, que la introduzcan en un mercado global de exportaciones de materias primas y agregados de valor por el procesado industrial. Esto replantea el tema agroindustria pero desde una nueva perspectiva.
La necesidad imperiosa de nuevas y mejores tecnologías para volvernos competitivos, hacen que nuestra capacidad de investigación actual quede totalmente desbordada y obsoleta. Necesitamos incorporar formas de producir mucho más avanzadas que las que disponemos y ello implica involucrar gente joven al proceso productivo, que hoy falta.
La mecanización indispensable lleva a volúmenes de producto que únicamente podemos manejar a través de la exportación: sea de productos primarios o elaborados con el valor agregado consiguiente.
Materiales genéticos, nutrición y fisiología de cultivos, junto a manejos racionales y capacidades de poscosecha apropiadas (frío y demás), son aspectos sustanciales de un proceso de reconversión mental, productiva y de capacidad de negocios, que impriman una dinámica agroexportadora a todo el proceso y una IMPRONTA NUEVA al país y su gente. La pérdida del valor del trabajo (generada por las políticas erróneas e ideologizadas de la actual Administración) debe ser revertida o ¡NO HAY FUTURO!
Capital de inversión (¿préstamos internacionales?), asesoramiento técnico profesional bien remunerado en tiempo y forma, con productores motivados y correctamente formados, tecnología de base, “packings” de última generación, y fe y coraje a prueba de balas, deben ser el punto de partida de cualquier proceso que pretenda mirar al futuro con optimismo y fundamentalmente, contagiarlo e irradiarlo.
Viejos y nuevos cultivos planteados desde el hoy (y no desde el ayer que agoniza), el proyecto comienza por el mercado que nos compra y no al revés. Hoy se construye un mercado concentrador que nace obsoleto en varios aspectos, pues en el mundo actual el producto no se concentra sino que se produce y distribuye rápidamente a efectos de bajar costo, trabajo y tiempo.
¡Del campo al “packing” y de este al puerto o al aeropuerto!
Lógicamente que un remanente se conserva para su consumo interno y otra porción debe ir al complejo agroindustrial que obviamente se necesita. Sin embargo, no tenemos capacidad de frío suficiente ni logística adecuada, pero por sobre todas las cosas, no tenemos la VISIÓN necesaria y sabido es que llegamos tan lejos como llegue nuestra visión.
Debemos trabajar en ella de forma tal que constituya una VISIÓN COMPARTIDA, que entusiasme y que empuje, retroalimentando también el proceso y permitiendo superar los fracasos que seguramente han de venir mezclados con los éxitos.
Debemos FORJAR una raza de productores jóvenes, emprendedores y que realmente crean en lo que hacen para que sean constructores de su propio futuro. Demás está decir que un Estado no prescindente será necesario para el apoyo inicial.
Capital disponible, investigación, tecnología, asesores técnicos y productores comprometidos con el cambio, competitividad, rentabilidad, búsqueda de nuevos mercados en un marco productivo exigente, cumplidor de las normas internacionales, celoso del cuidado del ecosistema agrícola y productor de cantidad y calidad con continuidad; no con la continuidad de la rutina sino con la de la esperanza cierta de un mañana mejor.
Sergio Rodríguez
Ingeniero agronomo