El desafío para el mundo en desarrollo puede llegar a ser prácticamente insuperable en los próximos meses si las perturbaciones mundiales adversas –guerra en Ucrania y nuevas oleadas de COVID-19– cobraran impulso y se combinaran con un viraje de las economías desarrolladas hacia la contracción monetaria y un retorno prematuro a la austeridad fiscal. La presión sobre estos países podría ser más intensa a medida que se debilitan sus exportaciones netas, aumenta la carga de intereses de la deuda externa, la inversión extranjera directa (IED) se estanca o se contrae, y los flujos de capitales a corto plazo migran hacia activos más seguros. Las consideraciones geopolíticas sobre la IED y la inversión financiera, que ganaron tanta relevancia tras la invasión rusa, agregan a los vientos en contra para muchas economías del mundo en desarrollo.
Juan C. Moreno-Brid, L. Nalin y E. Pérez-Medina, en “Current External Challenges to the Economic Expansion of Emerging Markets” (Desafíos externos actuales para el crecimiento económico de las economías emergentes), documento de trabajo del Institute for New Economic Thinking (INET)
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