Entre las preocupaciones de las autoridades ministeriales en torno a la atención en salud mental, con un número de suicidios que sigue en aumento y los proyectos de ley presentados en el Parlamento para solucionar el problema del endeudamiento del ciudadano común, aparece la adicción al juego, conocida por la medicina como “ludopatía”.
En momentos en que el Parlamento se prepara para aprobar el proyecto de ley que autoriza el juego online, La Mañana entrevistó a la psicóloga Yaima Peña, una profesional con experiencia en el tratamiento de esta adicción.
El proyecto de ley que autoriza el juego online presenta algunas formas para el control de cifras para ganar o perder. Lo que es difícil de controlar es la voluntad de jugador de siempre querer ganar. El que no sufre la adicción al juego, ¿la puede adquirir?
El mecanismo es el siguiente: uno juega para divertirse, eso es lo común; la cuestión es cuando uno juega para no divertirme, ahí estamos en problemas. La no diversión básicamente radica en razones económicas y es cuando vemos el azar, que genera satisfacción cuando uno triunfa porque se desea volver. El juego online es lo que más se usa, pero quienes ganan en esta modalidad están fuera del país. Históricamente los juegos que generan más ludopatía son los que proponen los tragamonedas pero, los juegos online llegarán a ser más accesibles por estar más vinculados a la comodidad de la casa. Cualquier persona puede ser ludópata, pero hasta cierto punto, si no poseo deseos impulsivos no habrá mayores problemas. Como psicóloga no puedo decir que hay una sola línea, pero esta patología sí está vinculada a los sentimientos impulsivos. El riesgo, un factor importante hace que muchas personas reaccionen cuando las consecuencias son graves.
Tuve varios pacientes en Montevideo. En principio incluir algo legal es básicamente controlar, no tanto permitir, y la práctica ya existe. En esta cuestión se verifican los ingresos ya que sin control se pierde mucho dinero, acá no hay que ver quiénes ganan y pierden, hay que ir más allá. Debemos entender que el juego como tal no tiene que ver necesariamente con la ludopatía, que es la versión patológica. El juego genera bienestar y mueve las hormonas positivamente, la ludopatía genera lo inverso como enfermedad psicológica. Incluso en los manuales psiquiátricos recién vemos a esta enfermedad en 1980, por el efecto similar a la de otras adicciones, donde se genera desde la impulsividad.
La adicción a diferentes drogas ha generado verdaderas tragedias familiares con personas que necesitan financiar su consumo. ¿Podemos pensar que desde la ludopatía se pueden generar situaciones similares?
La ludopatía solamente es con el juego, en específico con el de azar por ser el que más genera la adicción, aunque existen otros juegos que no son necesariamente de azar y que pueden generar problemas. Los juegos tienen reglas, pero la patología va más que nada en las posibilidades diversas a la diversión que se visualizan.
Yo creo que acá se aplica aquello de que uno gana con el enemigo. La legalización de la marihuana desde mi punto de vista no impacta en el narcotráfico. Nosotros como profesionales cuestionamos mucho el hecho de pensar a la marihuana como el paso a las drogas más fuertes. Pensando en el juego, lo positivo que puede existir es que al no haber prohibición puede que se desestimula la práctica y visualice los gastos que las personas efectúan.
Cuando se genera el desequilibrio, ¿cómo se evitan las consecuencias?
Todos los mecanismos psicológicos que se dan a raíz de un juego patológico son sumamente llamativos. Hay cuestiones que están preestablecidas en el cerebro, por ejemplo, puedo tomar alcohol sin emborracharse porque disfruto, sin generar problemas por lo molesto que puede ser. Personas que llegan a consecuencias graves lo hacen por no encontrar satisfacción ya que las necesidades son nuevas y eso no está en el juego. Más allá de que el juego exista y sea legal, hay algo en la sociedad que lleva a personas a caer en esta práctica patológica y otras no, en ese lugar está el problema. La mayoría de las situaciones provienen de los juegos de azar porque se potencian las insatisfacciones de las personas, lo que genera que no existan controles del entorno, fomentando las adicciones. En los tratamientos buscamos que las personas puedan ir al casino y que en el lugar puedan prohibirse a sí mismos la práctica. En los juegos online, donde no hay testigos, esto se vuelve mucho más difícil.
Los juegos online propuestos tienen varios atractivos que pueden seducir al potencial jugador: el anonimato que surge desde el momento de no hacerse presente en la sala de juego o en un quiosco, lo que impide incluso controlar la edad del individuo, y los famosos “bonos” de bienvenida que son ya habituales en cadenas internacionales. ¿No hay forma de evitarlo?
Esto va de la mano de la conducta y hasta la voluntad del individuo y hasta de quién lo rodea. El jugador compulsivo normalmente da señales y quienes conviven con él deberán aprenderlas y esto no pasa solamente por el control del dinero. El ludópata quiere encontrar en el juego las satisfacciones que no logra en su vida real.
¿Cuándo se llega al punto en el que el ludópata decide pedir ayuda?
Es necesario el daño, es el factor que pone en descubierto el problema. Si esto no se advierte no se visualiza la enfermedad. Incluso esto puede suceder con las sustancias. La ludopatía se genera cuando sucede el daño ya que así la persona para o intenta parar.
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