Los productores de las cooperativas agrarias han comenzado a sentir los efectos de la sequía, por lo que Inacoop definió algunas medidas para que puedan sortear las dificultades en mejores condiciones. A esto se le suman las ayudas de otras instituciones como el Banco República (BROU), que ha brindado herramientas especiales para este segmento en el complejo contexto actual, tal como explicó a La Mañana Fernández Aizcorbe. Además, el jerarca destacó la importancia del cooperativismo en el agro y se refirió a la situación de Central Lanera.
¿Cómo cree que va a afectar la sequía al sistema cooperativo?
Los productores de las cooperativas agrarias ya están sintiendo los efectos de la sequía, ni hablar aquellos que tenían sembrados cultivos de verano, que han perdido buena parte o toda su cosecha. También aquellos vinculados a la ganadería y a la producción láctea que han sentido los efectos en la generación de praderas y la posibilidad de conseguir alimentos y raciones. La sequía está impactando fuertemente en todo el sector cooperativo, que supone un 25% de la producción agropecuaria en Uruguay.
¿Qué acciones está planteando Inacoop en este contexto?
A principio de año resolvimos prorrogar los vencimientos de los plazos por 90 días, tanto de los préstamos como de la prestación coactiva —que es un paratributo que pagan las cooperativas— que vencieran durante los meses de febrero, marzo y abril, y ahora estamos planteando la renovación por otros 90 días, porque los efectos no terminan de un día para el otro y seguramente ya están pensando en cómo invertir para lo que va a ser el invierno.
Fuimos con Ignacio Cuenca, director del instituto, a la Expoactiva, a conversar con los productores agropecuarios, sobre todo con las cooperativas agrarias, acerca de cuáles eran las medidas en las que podíamos ayudar. Ahí participó también el Banco República (BROU), y estamos viendo la posibilidad de elaborar algunos instrumentos pensando en las políticas a largo plazo del sector cooperativo agropecuario. Si bien el banco ya está participando de forma muy activa, podemos tener herramientas más potentes.
¿Qué conversaron con los productores en esa instancia y cuáles son mayormente sus planteos?
Básicamente son los temas de financiamiento, pese a que han trabajado mucho en innovación, sostenibilidad, cuidado del medio ambiente, pero en el corto plazo buscan salir de esta dificultad que estamos viviendo con la sequía. Las cooperativas reconocen una actitud muy proactiva y acompañamiento por parte del BROU, que tuvo un cambio de actitud notorio en esta administración, no esperando que las soluciones lleguen a la casa central del banco en Ciudad Vieja, sino recorriendo y conversando con los productores para poder generar instrumentos que realmente tengan impacto.
Nosotros tenemos algunas herramientas como el Fondo Rotatorio, que utilizan regularmente las cooperativas agrarias, y el Fondo para el Desarrollo, que lo están tomando para inversiones más a largo plazo. De todas formas, el Estado uruguayo sigue adoleciendo de la dificultad de que cada una de las instituciones públicas genera sus instrumentos sin tener mucho en cuenta qué es lo que están haciendo las demás, y eso es algo que tenemos que mejorar para llegar a todos los beneficiarios y que no tengan que andar recorriendo todas las dependencias para acceder a los beneficios.
¿Qué cree que deberían hacer los distintos organismos del Estado para sortear esta situación?
Lo que están haciendo es imprescindible, que es participar de todas las instancias que van generando los productores a los efectos de poder dialogar sobre las medidas que se toman y que sean realmente conducentes. Yo ando mucho por el interior y veo que varias de las instituciones vinculadas al financiamiento agropecuario están recorriendo el país y conversando sobre cuáles son las mejores medidas y tratando de focalizarlas.
¿Preocupan los efectos más a largo plazo que pueda dejar esta sequía?
Sí, pero este es un sector que está acostumbrado a recibir este tipo de cimbronazos, que tiene una resiliencia muy especial para poder salir de ellos. Además, tiene una característica muy especial para poder brindarle financiamiento y es que no es un empresario que si no le va bien en una temporada va a bajar la cortina, va a dejar el local y se va a ir, son productores que van a seguir estando allí peleándola, buscando una mejor fortuna en el cultivo siguiente o en la preñez de su ganado, y afrontando los desafíos que se presentan. Entonces, tenemos que hacer un esfuerzo muy grande para poder darle financiamiento a un sector que ha estado siempre.
¿Cómo afecta la situación de Central Lanera al sector cooperativo y que se está haciendo en ese caso?
Central Lanera tuvo una actitud que a mí me gusta resaltar: pidieron el concurso voluntario antes de que se generara el primer vencimiento o el primer incumplimiento, y lo hicieron porque realmente las perspectivas eran difíciles. Las que ven las mayores dificultades son las cooperativas vinculadas a la producción ovina de este país que son socias de Central Lanera y que pueden tener problemas. Desde el punto de vista financiero ellos están encarando esto de forma muy responsable. Nosotros estamos trabajando conjuntamente con el BROU a fin de buscar soluciones que le permitan a una institución como Central Lanera seguir, quizás reconvertir parte de su rubro, y buscar soluciones para seguir atendiendo a las pequeñas cooperativas del país y a los pequeños productores.
¿En qué otros temas está trabajando el organismo?
Nosotros estamos trabajando en el apoyo a las cooperativas de educación, que han crecido mucho en los últimos tiempos, básicamente, vinculadas a la primera infancia, como los centros CAIF y otras herramientas del INAU. También algunos colegios privados se transformaron en cooperativas y es un sector que sigue creciendo de forma exponencial, y que además tiene una responsabilidad muy grande porque tiene en sus manos parte de la educación de nuestros hijos.
¿Qué metas de gestión destacaría?
Uno trata de que los recursos, que son escasos, logren volcarse a beneficiar a las cooperativas. Hemos logrado una sinergia y un compromiso muy importante de una cantidad de instituciones de gobierno como Presidencia y algunos ministerios. Hemos trabajado en forma conjunta con el Ministerio de Desarrollo Social para llegar a un núcleo que tiene más de 4.500 trabajadores en todo el país, que son las cooperativas sociales, pero que estaban muy lejos de lograr avances. A su vez, UTE ha confiado en el cooperativismo para llevar adelante los programas de conexión intradomiciliaria en hogares de contexto crítico para brindarles una conexión eléctrica segura a las viviendas más carenciadas, que son inversiones importantes, de $ 750 millones en un año. Esas son políticas sociales que le permiten al cooperativismo participar de esa responsabilidad que nosotros tenemos con la sociedad, pero además de poder brindarles trabajo y fortalezas a las cooperativas. En los momentos más difíciles como el 2020 y el 2021, el empleo del sector cooperativo creció un 10%.
¿Qué objetivos restan por cumplirse?
Hay algunos logros históricos, como la rebaja de la tasa de interés para las cooperativas de vivienda del 5 al 2%, que supone un abaratamiento en la vivienda cooperativa de hasta 30%. Todavía tenemos algunos instrumentos más para poder trabajar con las cooperativas de vivienda, para que sigan siendo buena parte del acceso al techo de los uruguayos, que supone la mitad del presupuesto de inversiones del Ministerio de Vivienda. Hay algunas herramientas sobre las que estamos conversando con las federaciones y el ministerio vinculadas al financiamiento no solamente del acceso a terrenos, sino de cooperativas que ya tienen más de 40 años de construidas y que necesitan reparaciones profundas. La idea es generar las mejores herramientas y condiciones para que el sector cooperativo pueda salir adelante de una manera sostenible.
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