El sector de la construcción atraviesa un momento prometedor, aunque la culminación de algunos grandes proyectos, como el de UPM, ya comienza a notarse en una baja del empleo. De todas formas, según dijo Ruibal a La Mañana, las iniciativas previstas por el gobierno en materia de vivienda, saneamiento y agua potable ayudarán a contener la caída. En este marco, una de las metas principales que se fijó en este nuevo cargo es trabajar para que continúen los buenos niveles de inversión en infraestructura.
¿Cómo toma el desafío de asumir la presidencia de la CCU?
Yo hace años que soy consejero y vicepresidente de la cámara, entonces, si bien es un desafío ser presidente, porque tengo otras funciones, vengo medio entrenado. Yo tengo 57 años, tengo 30 años en la industria, y lo tomo como un momento de mucha experiencia y madurez en el que creo que le puedo volcar conocimiento a la industria después de tantos años trabajando en casi todos los rubros de la construcción.
¿Cuáles son los mayores desafíos que hoy enfrenta el sector de la construcción?
Yo me marqué tres ejes para trabajar que engloban desafíos en sí mismos, algunas cosas ya se venían trabajando, pero otras son un poco más nuevas. Uno es trabajar para que haya buenos niveles de inversión en infraestructura. Soy consciente de las limitaciones que tienen a veces los Estados, pero la inversión puede ser privada, mixta, estatal. Hay muchos mecanismos de financiamiento y hay que explorar todos esos caminos para mantener el nivel de inversión en infraestructura. Uruguay está más o menos en los que invierten más porcentaje del PIB en América Latina, pero estamos muy por abajo de otras regiones del mundo. Entonces, el primer tema es tratar de ayudar al gobierno que sea a lograr niveles de inversión importantes para el sector.
El segundo eje tiene que ver con las buenas prácticas. Es decir, nosotros tenemos que trabajar para el cero accidente en las empresas, ahí no le doy la derecha a nadie, ni al sindicato ni al gobierno, estamos los tres en el mismo nivel. Estamos hablando de lesiones de personas o de vidas humanas que no son de aceptación, y entiendo que la cámara tiene que trabajar muy fuerte en esa línea. Dentro de las buenas prácticas incluyo también combatir el informalismo. Las empresas de la cámara son todas formales, pero tenemos que trabajar con nuestros proveedores y subcontratistas para tener una industria 100% formal, que lo vinculo al tema de accidentes, porque en el informalismo hay más accidentes. También, dentro de las buenas prácticas, está todo lo relacionado al medio ambiente, la disposición final de los residuos de las obras, el reciclaje.
El tercer eje es la defensa de los derechos de las empresas socias de la cámara. La mayoría son nacionales, pero también hay extranjeras, y entendemos que tenemos que tener igualdad de condiciones con empresas extranjeras, que a veces vienen para presentarse a un único llamado y eso nos genera desventajas, por ejemplo, a la hora de traer equipos, que pueden hacerlo sin pagar tasas.
¿Cómo definiría la situación actual del sector?
El sector viene con muy buen nivel de actividad y los números así lo demuestran en cuanto a personal ocupado registrado en BPS, aunque está empezando a caer un poco con la terminación de algunos proyectos grandes como el de UPM. Hay mucha obra en vivienda, sobre todo, en vivienda promovida, y el Estado está invirtiendo mucho en vialidad, que no es tan intensiva en mano de obra como la de arquitectura. Ahora que se retrae la inversión privada por la terminación de la planta de UPM, es importante que el Estado invierta, como está previsto, en algunos proyectos como la vivienda popular, el saneamiento en el interior del país, la nueva planta potabilizadora, entre otras inversiones. Eso puede ayudar a contener un poco la caída del empleo, pero va a ser difícil mantener los niveles del 2022.
¿Genera cierta preocupación la finalización de UPM?
En realidad, generaría preocupación si estuviéramos en otros niveles de ocupación, pero hoy hay dónde amortiguar la terminación de UPM. De hecho, ya se está amortiguando en parte. Además, en 2016, 2017 y 2018, el promedio anual eran 44.000 trabajadores registrados en BPS; en 2020 y 2021 pasamos a más de 50.000, y llegamos casi a 60.000 en 2022. Si la construcción baja 5.000 puestos y queda entre 50 y 55.000, es una muy buena ocupación, mucho más que en los últimos siete u ocho años, entonces, no es que genere preocupación.
Me genera más preocupación que se mire para adelante cómo invertir y pensar más a largo plazo. Estamos empujando la creación de una Agencia de Infraestructura, que se la hemos planteado al Poder Ejecutivo, para tener un ámbito en el gobierno del color que sea donde se puedan analizar proyectos de largo plazo, donde se pueda crear un banco de proyectos. No es un invento nuestro, esto existe en Canadá, en Australia, en varios lugares del mundo, y hace a la planificación de las inversiones de los países. Si la agencia prospera, se podrían analizar inversiones importantes ahí y eso le podría dar un horizonte mayor a la industria.
¿La idea es que esté en la órbita del Ministerio de Transporte?
Tenemos varias ideas. Tuvimos reuniones con el ministro de Transporte, José Luis Falero, con la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND). Probablemente, podría ser en la CND, pero todavía nos queda reunirnos con la ministra de Economía, Azucena Arbeleche. La agencia la estamos empujando con la cámara y con el Centro de Estudios Económicos de la Industria de la Construcción, donde está el economista Alfonso Capurro.
¿Hay optimismo con respecto a que se pueda concretar?
De las opiniones que estuvimos recabando, es algo de sentido común lo que estamos planteando, y a cualquier gobernante le interesa poder tener este banco de proyectos y sobre todo planificar sus inversiones. Después, cada uno elegirá cuál es el proyecto que más le conviene.
¿Qué opina del mecanismo de las PPP?
Hay que darles la ubicación que corresponde. Las PPP son un mecanismo para financiar proyectos a largo plazo trasladándole el riesgo al privado, son para determinado tipo de proyectos, generalmente grandes, y obviamente no son baratos porque intervienen muchos agentes, pero es la forma que a veces tienen los países de invertir en obras de infraestructura que de otra manera no las podrían hacer. Todos los países desarrollados acudieron a este tipo de mecanismo para generar un volumen mayor de inversión en infraestructura.
¿Cómo ha sido el diálogo con el gobierno?
Tenemos muy buen diálogo con el ministro de Trabajo, Pablo Mieres; con el ministro de Transporte, José Luis Falero; con el ministro de Industria, Omar Paganini. Es un diálogo abierto y franco.
¿Cuáles son los principales reclamos o preocupaciones de la cámara?
Algunas preocupaciones tienen que ver con sostener la inversión para adelante, como decía, y que se implementen los proyectos, porque si pasan los meses y no se concretan, ya sean las viviendas o el saneamiento, puede empezar a aparecer una preocupación de nuestro lado. Hay otro tema que impacta bastante a una parte de los constructores, sobre todo, los desarrolladores de edificios, que es la moneda, el dólar, que sabemos que no hay magia para hacer, que es un problema complejo y que no hay una solución sencilla. Nosotros somos tomadores de precios, hasta el Estado nos compra en dólares, y la situación actual enciende una luz amarilla.
¿Cuáles son las expectativas para este año?
Que se concreten esos proyectos en la órbita del Estado que ayuden a mantener la actividad.
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