Hacer una crítica constructiva sobre el pasado desempeño y la actual conducta adoptada por la fuerza política denominada Frente Amplio resulta frustrante. Se puede juzgar un comportamiento racional, pero difícilmente un proceder paradójico* que es lo que caracteriza y sustenta actualmente a ese grupo político.
No analizaré los pasados períodos de gobierno. Muchos (me incluyo) han tratado ese tema hasta el hartazgo.
Salvo la responsabilidad ética y moral de sus actuales integrantes respecto a la anterior conducción partidaria, tengo la convicción de que “los herederos no deben cargar con la culpa de sus antecesores”. No obstante, en su actual rol de integrantes de ambas cámaras del Legislativo, se han convertido en sistemáticos detractores, en lugar de colaborar en la perfección de las leyes.
Mi actual objetivo no es tratar el pasado sino vislumbrar el futuro inmediato, tratando de imaginar cuál será la situación de nuestro País luego de las próximas elecciones.
La mayoría de nuestra población ha empezado a encolumnarse tras dos bandos, los que están con la coalición:
- frenteamplista, compuesta por los partidos: Socialista, Comunista, la Victoria del Pueblo, el Movimiento de Participación Popular, Asamblea Uruguay, Alianza Progresista, Vertiente Artiguista, Nuevo Espacio, Ir y Compromiso Frenteamplista;
- multicolor, integrada por los partidos: Nacional, Colorado, Cabildo Abierto, de la Gente e Independiente.
Por lo tanto, las opciones son que el futuro gobierno esté conformada, mayoritariamente, por la coalición:
- multicolor, y de no cambiar la tesitura adoptada por el Frente Amplio tendremos una segunda parte de lo que está sucediendo; mientras el gobierno intenta introducir mejoras la oposición las impugna.
- frenteamplista, y salvo que los integrantes de la coalición Multicolor le pasen factura a quienes les negaron la gobernabilidad (lo cual es factible, aunque no deseable), el desempeño del Frente Amplio se verá comprometido por las “objeciones revanchistas”.
La situación del Uruguay, la comarca y el mundo nos obliga a hacer cambios esenciales y trascendentes si queremos sobrevivir, antes de intentar mejorar, tanto hacia el interior como hacia el exterior… En el primero incluyo las relaciones (agrietadas) de las personas, las instituciones, las organizaciones, los partidos políticos, los sindicatos y la estructura del gobierno. En el segundo a los cometidos sustantivos dispuestos por el Decreto 197/997 y modificativos.
Debemos disponer cuanto antes de los recursos humanos y materiales, las capacitaciones culturales y tecnológicas, además de los económico-financieros. Me refiero a una instrucción moderna, a soluciones sobre la producción robotizada, la Inteligencia Artificial, la nueva jornada laboral y el tiempo ocioso resultante.
Mientras tanto nosotros estamos discutiendo: el nombre de un aeropuerto, cómo nos afecta el colapso del Silicon Valley Bank, etc. No es que no deban ser tratados; pero debemos aprender a establecer prioridades, a “no gastar pólvora en chimango” y a “no perder el bosque por un árbol”.
Hay sobrados ejemplos de países, hoy potencias internacionales, que adoptaron el Principio del Ahorrista: privarse durante la etapa de la reserva para poder disponer del medio productor que restituya lo economizado.
A los líderes y referentes políticos les pregunto: ¿qué prefieren que los olviden el año que viene o pasar a la Historia Nacional como los precursores de un Uruguay desarrollado integralmente?
Ya no se trata del presente sino, también, del futuro individual y colectivo… al cual pertenecen ellos y su familia.
Se que parece utópico, pero el optimismo sigue motivándome.
Arq.(J) Ignacio DAVID WEISZ
*paradoja
*f. Idea extraña o irracional que se opone al sentido común y a la opinión general.
Contradicción, al menos aparente, entre dos cosas o ideas: paradoja entre el bien y el mal.
Aserción inverosímil o absurda que se presenta con apariencias de verdadera.
ret. Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que expresan contradicción.
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