Luego de algunos meses en los que el directorio de la Jutep no estuvo funcionando, lo que provocó un atraso en el trabajo del organismo, Di Longo asumió el cargo con el objetivo de tener “todo al día” para mediados de este año. En conversación con La Mañana, la abogada, quien hasta hace poco se desempeñaba como asesora del Ministerio de Salud Pública (MSP), explicó la importancia de que el órgano anticorrupción cuente con mayor personal y cumpla con lo que la ley establece, puesto que todavía tiene algunos debes en ese sentido.
¿Cómo fueron sus primeros años?
Yo nací en Montevideo, soy hija de una empleada doméstica y un padre mecánico que tuvo la suerte de sacar dos veces la lotería, lo que le permitió invertir en su negocio y que mi madre dejara de trabajar. Soy la hermana más chica, somos dos varones y yo. Estudié toda la vida en el Colegio Sagrada Familia y después fui a la Facultad de Derecho de la Universidad de la República.
¿Siempre tuvo claro que quería estudiar derecho?
En realidad, mucho antes de recibirme me empecé a cuestionar si ser abogada era lo que quería y le planteé a mi madre –mi padre ya había fallecido– que quería practicar para estar segura, porque leía mucho, pero no tenía nada de práctica. Entonces, ella se acordó del Dr. Correa Freitas, que cuando él vino de Paso de los Toros con su familia alquilaron un apartamento de mi padre, que fue una de las inversiones que hizo una de las veces que ganó la lotería. Mi madre se conectó con él y empecé a trabajar por un tema de práctica, porque quería realmente estar segura de que me gustaba. Con los años entré al estudio del Dr. y trabajé toda la vida con él hasta diciembre pasado, que fue cuando salió la venia para el cargo que estoy ocupando hoy.
¿Qué le despertó el interés en la abogacía y por qué le surgieron dudas?
Siempre me gustaron las series y películas de abogados, había una serie que se llamaba “Jake y el Gordo”, con un investigador y un perro, que me encantaba. Fue algo que interiormente me conquistó. Antes de recibirme me entró la duda de si quería ser abogada o escribana, entonces, corté con abogacía y seguí con escribanía. Después, cuando me faltaba solamente la clínica de escribanía, dije “no, lo mío es la abogacía”, y volví. La escribanía me sirvió mucho para abrir la cabeza desde el punto de vista del derecho.
¿Cómo fue trabajar tantos años con Correa Freitas? ¿Qué aprendizajes le dejo esa experiencia?
Yo siempre tuve la suerte de que me tocara trabajar con jefes increíbles. El Dr. Correa Freitas es catedrático grado 5, profesor de facultad, fue senador, tiene un vasto un currículum. Y más allá de toda esa parte profesional, es una excelente persona. Trabajamos sin ningún inconveniente, yo aprendí mucho. Quedé recontra agradecida, porque es excelente ser humano, profesional y político. Yo no pongo las manos en el fuego por casi nadie, pero por él sí, porque fue un político completamente ético. Cuando entró en el Senado, se dedicó solo a eso, porque él se dedicaba a hacer acciones de nulidad contra el Estado y entendía que integrando parte del Estado no correspondía que a su vez accionara en su contra. Ahí uno aprende lo que es la ética de un profesional, que a otros no les importa y están en el Estado y siguen trabajando igual. Fue un aprendizaje como profesional, como persona. Fue un placer haber estado allí tantos años.
¿Usted había tenido algún vínculo con la política?
No, jamás. Yo ingresé al MSP porque cuando hice escribanía, una de mis compañeras de facultad era la esposa del exministro de Salud Pública, el Dr. Salinas. Estuve casi dos años con ella. En ese momento, cuando iba a estudiar su casa, ya estaba casada con Salinas, y cuando dejé escribanía nos vimos unos meses, pero después no la vi nunca más. A mediados de febrero de 2020 me llamó, yo pensé que quería hacer un encuentro de exalumnos de la facultad, y en un momento me dijo: “yo te llamo porque van a nombrar a mi marido ministro de Salud Pública y él necesita gente de confianza para que lo ayude con los expedientes administrativos”. Entonces, yo le dije: “pero, Graciela, hace 18 años que no nos vemos”. Y me dijo: “uno sabe con qué tipo de personas trata, aparte vos siempre trabajaste al lado de Correa Freitas, todo lo que es administración pública lo tenés, y él necesita eso, porque es médico y no tiene mucha idea de todos esos temas”.
O sea que vivió toda la pandemia dentro del MSP. ¿Cómo fue?
Yo ingresé el 12 de marzo del 2020 al MSP como asesora, y el 13 empezó la pandemia. Fue una locura, una experiencia increíble, muy agotadora, y me tocó estar al lado de jefes muy admirables, aprendí mucho. No sé si el universo, Dios o quien sea siempre me puso como jefes personas de las que uno puede aprender. A raíz de que vieron cómo trabajé en el ministerio, a fines del año pasado me hicieron el planteamiento para la Jutep. Nunca dije que no, sino que lo iba a pensar. No me preocupaba el trabajo, porque yo no tengo límites para trabajar, pero sí sentía que no estaba capacitada para esto, para tener conversaciones con los medios, todo lo que uno ve de afuera, tener que entrar a todo ese ámbito político y de los medios. Llegó un momento donde dije: “a veces la vida te plantea desafíos, es un desafío profesional muy bueno”, y ahí acepté.
¿Cómo tomó el ofrecimiento?
Al principio, al que me lo hizo le dije que estaba loco, pero me dijo que me tomara mi tiempo, que lo pensara. Lo medité con parte de mi familia y después acepté, más que nada por el tema del desafío profesional, eso sí me gustaba porque era un desafío increíble.
¿Con qué objetivos asumió este cargo? ¿Cuáles son las líneas de trabajo que se marcó?
Yo ingresé el pasado 6 de febrero. Mi idea es que a mediados de este año ya tengamos todo al día en la Jutep. La expresidenta (Susana Signorino) estuvo de licencia y después, cuando renunció, hubo un tiempo en el que se demoró mi designación, y fueron varios meses en los que el directorio no estuvo funcionando, lo que provocó un atraso.
Ya se compró el programa para borrar los datos personales de las declaraciones juradas. Antes se utilizaba uno que no era muy seguro, que cualquier persona desde afuera podía abrir esos datos. El que compramos ahora es muy seguro y ya nadie podrá hacerlo. También estamos armando protocolos internos de acceso a la información, de denuncias.
A su vez, vamos a empezar a fijar reuniones semanales del directorio, hasta ahora hemos tenido algunas, pero fueron todas extraordinarias, para solucionar temas formales. Tenemos varios expedientes para estudiar, pero también hay que sacar una resolución del directorio en cuanto a qué datos tienen que ser suprimidos en las declaraciones juradas que se hacen públicas. La idea es que el directorio fije un criterio y después hacer un borrador de decreto para reglamentar la Ley Cristal, y mandarlo al Poder Ejecutivo para que reglamente no solo esto de borrar los datos, sino otras cosas que establece la ley.
Por otro lado, ya se puso dinero para la contratación de abogados y un contador, y hay que hacer el llamado para poder contar con ese personal, que es fundamental. Hoy tenemos solo una doctora asesora, no tenemos contadores y es muy difícil trabajar cuando tenés mucho más trabajo que en años anteriores y con menos personal.
¿Cómo encontró la oficina al llegar? La presidenta saliente en más de una ocasión criticó la falta de presupuesto para poder ejercer un adecuado control como se merece la Jutep. ¿Cómo lo ve usted?
Eso es real. La Ley Cristal determina que la Jutep tendría que investigar las declaraciones juradas, y eso no se hace. Hoy se reciben, se guardan las reservadas, se publican las que la ley fija que son públicas, pero no se hace una investigación. Es más, la ley establece la obligatoriedad de que una vez al año se investigue el 5% de las declaraciones juradas reservadas. Yo consulté acá y eso nunca se hizo; implica tener un técnico, porque investigar una declaración jurada abarca varios temas, y si queremos cumplir 100% con la ley y con lo que la Jutep debería hacer, faltaría personal técnico.
Y más allá del tema puntual de las declaraciones juradas, por ejemplo, para las investigaciones de los casos que lleva adelante la Jutep, ¿harían falta más funcionarios?
En realidad, cuando se haga el llamado de abogados y del contador, ahí ya tendríamos la parte de asesoramiento para investigación y todo lo demás, porque también los directores hacen un estudio, por lo menos mi idea es estudiar los casos y que no solamente lo haga la parte asesora. Ahí sí el tema de las denuncias estaría más cubierto, y lo que faltaría sería la parte para declaraciones juradas, que son pocos funcionarios.
¿Cuál es la importancia para el país de tener un órgano como la Jutep?
Es fundamental. La Jutep no solo fija criterios de ética, una de sus funciones es poder informar, propiciar políticas públicas y normativas con respecto a la ética pública, y eso es una de las faltantes. La parte ética todavía no está muy interiorizada, la Jutep tiene que hacer todo un trabajo de información hacia el propio Estado. También tiene todo el tema relacionado con la corrupción. Recientemente tuvimos reuniones vía Zoom con los referentes de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en materia de corrupción. La Jutep es un organismo de control de la función pública y yo creo que todo Estado tiene que tener uno.
Por lo que dice, ¿hace falta capacitar funcionarios de todo el Estado en materia de ética?
Exacto. En materia de corrupción también, pero ahí todos más o menos tienen una idea, pero en materia de ética todavía falta más información, o sea, la Jutep tendría que hacer una capacitación hacia el Estado con relación a corrupción y ética pública, está dentro de sus cometidos. Tuvimos varias reuniones en este corto tiempo desde que ingresé con la Unidad de Acceso a la Información Pública, estuvieron acá capacitando al personal con todo lo que implica el acceso a la información pública, y hablábamos con ellos de hacer en forma conjunta alguna actividad para poder preparar e informar al Estado de todo lo que es corrupción y ética.
En el “Compromiso por el país” que firmó la coalición se establecía fortalecer a la Jutep, justamente, dotándola de más recursos. ¿Por qué cree que este proceso ha sido tan lento?
Primero, tuvimos una pandemia que paralizó al país, entonces estaba todo más destinado a enfrentar eso. Después, el año pasado se le dio a la Jutep esto que te manifestaba de la posibilidad de contratar tres abogados y un contador para fortalecer la parte técnica, que luego hay que prepararla para tener un conocimiento profundo del tema, porque esto es muy específico: corrupción, ética. Lo que tenemos que resolver con el directorio es que tenemos 10 pases en comisión sin utilizar y sería bueno poder utilizarlos y por lo menos traer dos personas más para declaraciones juradas, por esto que manifestaba de que falta trabajar en el procedimiento interno de las mismas. Eso tiene todo un formalismo, no se pueden filtrar, no se pueden dejar arriba de un escritorio donde entra gente y puede sacar fotos.
¿Cómo se encuentra Uruguay en materia de corrupción en comparación con el resto del mundo?
En comparación con Sudamérica, estamos bien, pero no en excelencia. Hay que seguir trabajando para que los niveles sigan siendo positivos. Toda esta actividad implica no solamente reuniones, sino hacer informes bimestrales. Las recomendaciones que cada técnico experto de la OEA indica a cada país, hay que ver que se cumplan, hay todo un seguimiento internacional y, para que estemos en una buena posición, tenemos que llevar adelante un constante desarrollo de actividades. Por eso es bueno que ingresen más abogados. La idea es que uno de esos profesionales se dedique a la parte internacional. Otro se va a dedicar a la parte de acceso a la información pública, que hay muchísimos pedidos, y también nos llegan muchas denuncias. Todo eso hoy lo está haciendo una sola profesional.
¿Considera que debería tipificarse el delito de corrupción como existe en otros países?
Ese fue uno de los temas que nos recomendaron en la reunión internacional. Allí respondió un representante del Poder Judicial que planteó que en realidad no está como delito, pero está como agravante.
La Jutep había decidido dejar de actuar de oficio en casos de interés público, pero entiendo que ahora la idea es cambiarlo. ¿Es así?
La ley da ese derecho. Esto lo tiene que decidir el directorio, los otros dos directores saben mi posición y creo que la comparten, que la Jutep tiene que actuar de oficio en determinados temas que son públicos. Pero, aparte, si la Jutep no actúa de oficio, pueden venir denuncias anónimas que la obliguen a estudiar eso, entonces, no le veo sentido a que no actúe de oficio ante temas importantes. Tampoco es que tengamos que atender todo de oficio y dejar los expedientes que tenemos que seguir tramitando, porque todos son importantes y pueden ser casos de corrupción.
¿Cómo ha sido en este corto tiempo la relación con los otros directores?
Excelente, tanto con los 11 funcionarios que tenemos, como con el resto de los directores. Yo soy una abogada mediadora. Si tengo que defender mi posición lo hago con firmeza, no con falta de respeto, y con fundamento. Yo no tuve ningún inconveniente, tengo un excelente relacionamiento. Desde que vine yo dije que los directores somos los tres y por lo tanto todos tenemos que estar metidos en todos los temas.
¿Qué expectativas tiene para este año?
La expectativa es lograr que la Jutep tenga la importancia que merece y trabajar con tranquilidad y técnicamente, que es lo que tiene que hacer la junta, ser un organismo técnico que, en base a fundamentos técnicos, emita resoluciones. Esperemos que este año se pueda lograr eso y que la Jutep pueda cumplir con la mayoría de las funciones que la propia ley establece.
Cuando lo político sobrepasa lo técnico
En setiembre de 2021, luego de haber apoyado el polémico fallo de la Jutep contra el Antel Arena, el exvocal del organismo en representación del Frente Amplio, Jorge Castro, renunció a su cargo. En el informe, que fue votado por unanimidad en el directorio, se afirmaba que en el proceso de construcción del estadio multipropósito se violentaron principios éticos y de transparencia. Este caso llevó al Partido Comunista a cambiar de vocal en la Jutep, y finalmente designó a Ana Ferraris para ocupar ese lugar.
A raíz de esto, La Mañana consultó a Di Longo acerca de si existe algún temor de que lo político sobrepase lo técnico, y ella hizo alusión a ese antecedente. Sin embargo, afirmó que está “muy tranquila” de que quienes le ofrecieron el cargo saben cómo actuó siempre, cómo es técnicamente, y aseguró que no le dieron ningún lineamiento. “Eso me dio una libertad absoluta y yo estoy confiada de trabajar técnicamente, en el acierto o el error, porque me puedo equivocar como cualquier ser humano. Si después no es lo aceptado, lo dirá el tiempo”, concluyó.
TE PUEDE INTERESAR: