A pesar de que falta más de un año para las elecciones y que el actual es y debe ser de trabajo y realizaciones, visiblemente se ha adelantado la campaña proselitista y el comportamiento de la oposición es propio de quienes actúan sólo al servicio de un propósito electoral.
Porque además de anunciar desde ahora el candidato con más chance para representarlo, el conglomerado frenteamplista se mueve actuando como si estuviera en plena campaña y le agrega la aventurada postura de presentarse como el seguro ganador de los próximos comicios.
No sabemos realmente a qué se debe tan arriesgado optimismo, pues no resisten los archivos de los desastres y corruptelas inocultables que han signado sus administraciones, sin que se hubieren conocido todavía los resultados de graves investigaciones de moroso trámite, como las del Antel-Arena, la fuga de Morabito, las maniobras de Susana Pereira, los abusos de Charles Carrera, los apoyos a Cendoya y el resultado de la auditoría de “Price Waterhouse Cooper” sobre la empresa Gas Sayago S.A., que determinó una inmediata denuncia penal por su escandalosa pérdida de monto multimillonario, que el directorio de UTE presentará en los próximos días. También en este caso, como en el de Pluna, Ancap, Alur, etc., el despilfarro ha sido descomunal; el gerente general ganaba US$ 20.000 por mes y el derroche con la tarjeta corporativa fue de más de US$ 50.000, doble aguinaldo, viajes en primera, hoteles de lujo configuran un abuso y un gasto irrecuperable, sin justificación ni sentido, en una empresa que hacía tiempo se sabía que era inviable.
Pero aparte de los vicios inherentes a todo populismo, que padeció y que ha sido la brutal incapacidad para la gestión y las muy groseras corruptelas, no se aprecia cual es el ofrecimiento de un proyecto alternativo para el país ni quienes integran los cuadros preparados para ejecutarlo.
Toda su propuesta se reduce a la implacable oposición al gobierno de la coalición ganadora. Y esta no es una información antojadiza o gratuita, pues el ejemplar de La Diaria del pasado 27 marzo nos informa que “una gran cantidad de personas están decididas a votar al Frente Amplio en las elecciones del año que viene con independencia de cuales sean sus propuestas y candidaturas. Para una parte de ellas el motivo es su identidad frenteamplista y para otra parte que no vuelva a gobernar la Coalición Republicana” (sic). Lo más curioso de esa incondicional adhesión al frenteamplismo es que cuando arremeten para desprestigiar a la actual administración con su principal ariete que es el “Caso Astesiano”, se encuentran con que esas delictivas maniobras comenzaron a perpetrarse durante los gobiernos frentistas, y sus autores fueron funcionarios y diplomáticos designados por el Frente Amplio que están siendo procesados por la Justicia. Fue en esa época cuando se engendró la “Asociación para Delinquir” a la que luego Astesiano ingresó.
Del mismo modo, otro tema en el que el Frente Amplio anida su firme oposición es el de la seguridad pública, que es para la gente un motivo de permanente preocupación. Pero a poco que analicemos sus causas nos vamos a encontrar que los largos años de Bonomi y el enfermero hermano de Vázquez, conformaron una dupla incapaz de abordar con eficiencia su gestión en el Ministerio del Interior por su total ignorancia.
Obviamente que existen razones para mejorar la seguridad, pero la herencia del binomio nos obliga a admitir que se precisarían otros cinco años más y medidas firmes para restablecerla.
No alcanzan los parches y remiendos con que la legislación penal extracódigo ha querido subsanar notorias carencias. Ni tampoco los aislados proyectos como el presentado por la senadora Della Ventura declarando imprescriptibles los delitos sexuales, no obstante su unánime repudio. Lo que falta es una auténtica Política Criminal de Estado, como dijo hace unos días el director del Instituto de Derecho Penal, el profesor y doctor Germán Aller, invitado en un conocido programa televisivo.
Una verdadera política criminal que incluya la criminología, la victimología y la penología, como plexo interdisciplinario, con una orientación definida, a la vez retributiva por la pena merecida y resocializante para que el castigo no sea eterno y prepare para la reinserción social del infractor.
Pero no será por iniciativas voluntaristas de legisladores no idóneos que se arreglarán las cosas, aunque el presidente del Frente Amplio esté reclamando su aprobación, ni aumentando las penas ni declarando la imprescriptibilidad de todos los delitos que se les ocurra.
Ya estamos pagando los errores de un absurdo y pésimo Código del Proceso Penal que con la finalidad de instalar el acusatorio, excluyó nada menos que al juez en la instrucción del proceso abreviado. Este se aplica en el 90 % de los casos, quitando del mismo la presencia de quien en representación del Estado es quien otorga la necesaria garantía de imparcialidad y de certeza en la administración de la Justicia.
Como conclusión cabe preguntarse, qué es lo que ofrece el Frente Amplio para considerase el favorito sino otra administración ruinosa y abusiva en perjuicio de las arcas estatales que el pueblo, como en el legendario suplicio de Tántalo, llena y vuelve a llenar interminablemente.
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