Antes de Cabildo Abierto fue el Movimiento Social Artiguista. En su declaración de principios se destaca la importancia del “ideario social” de José Artigas como un pilar de esta nueva formación política. Sin embargo, una observación de la Corte Electoral a la denominación del lema hizo que su núcleo fundador optara por cambiar el nombre a Cabildo Abierto y dejar el de Movimiento Social Artiguista como sublema. Por ahora el único sublema nacional. A partir de la elección de octubre, se convirtió nada menos que en el tercer sublema más votado, detrás de los encabezados por Lacalle Pou y José Mujica.
Muchos analistas sostenían que Cabildo Abierto iba a mantener una posición de intransigencia, de rigidez, que no le iba a permitir crecer y mucho menos articular con otros partidos. Las dos valoraciones fueron erradas. El partido liderado por Manini no solo creció hasta alcanzar 50.000 votos en las internas, sino que multiplicó su caudal hasta 268.000 voluntades en la elección de octubre, logrando 3 senadores y 11 diputados. Antes, había recibido fuertes presiones sobre todo desde el Partido Colorado para acordar previamente entre los partidos, algo que fue rechazado por Manini que siguió su propio camino. “Eso lo veremos después de octubre”, dijo el ex comandante y mantuvo su ruta.
Efectivamente, una vez conocidos los resultados de las elecciones, prestó su inmediato apoyo al opositor más votado, Luis Lacalle Pou, y Cabildo Abierto pasó a formar parte de la “coalición multicolor” con el Partido Nacional, el Partido Colorado, el Partido Independiente y el Partido de la Gente. Derribó asimismo, otras teorías conspirativas que decían que Cabildo Abierto era un “invento de izquierda” que buscaba fragmentar a la oposición y disminuir sus chances.
Durante la campaña del balotaje fue usual ver en los distintos actos las banderas blancas, coloradas y artiguistas. El compromiso por el país sustanciado en un documento programático consolidó la coalición y fácilmente pueden reconocerse varias de las propuestas de Cabildo Abierto integradas al texto. En realidad, si bien hay énfasis y estilos diferentes en cada partido, había una sintonía en varios de los puntos medulares, que facilitaron el entendimiento.
Otra especulación que se fue tejiendo desde semanas atrás fue que, en la integración del nuevo gobierno de coalición, Cabildo Abierto sería el encargado de “repartir palos”, es decir, de asumir las carteras del Ministerio del Interior y Defensa. En la medida que se fue instalando por parte de algunos la idea en la opinión pública de que Cabildo Abierto era la “ultraderecha”, no cabía esperar otra cosa.
Sin embargo, a fines de octubre Manini fue enfático cuando dijo que Cabildo Abierto “no descartaba ningún lugar” pero había “interés en participar del área social”. Desde luego lo social atraviesa varios espacios de la administración pública, incluso desde los ministerios del Interior y Defensa. Lo importante en aquella oportunidad fue marcar el enfoque y tomar distancia de aquellas hipótesis que restringían el interés de Cabildo Abierto a la “corporación militar” o a la “mano dura”.
Al día de hoy no se sabe cuál será definitivamente la conformación del próximo Ejecutivo. Según fuentes del Partido Nacional consultadas por La Mañana, solamente están confirmados Azucena Arbeleche en Economía y Finanzas, Pablo Da Silveira en Educación y Cultura y Pablo Bartol en Desarrollo Social. Lo demás son por ahora rumores, más o menos fundados. Se habla que los Ministerios de Salud y de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente podrían ser ofrecidos a Cabildo Abierto. Al salir de la reunión de este martes con Lacalle Pou, Manini aseguró a la prensa que no hablaron de ministerios en particular y que en su caso no va a ser ministro porque “me eligieron senador y voy a ser senador”, explicó.
En la reunión no se habrían definido cargos ni nombres, pero sí se conversó sobre dar señales claras en la lucha contra la delincuencia, la corrupción y para impulsar el sector productivo.
En los próximos años Cabildo Abierto tendrá el desafío de marcar su impronta y todo parece indicar que será de acuerdo al perfil social que se destaca desde sus orígenes. Su base electoral, con importante presencia en el interior profundo del país y en los barrios periféricos de Montevideo (sobre todo del nor-este) pueden impulsar a este partido a ser verdaderamente el ala “social” de la coalición, a contramano de los análisis que lo situaban en la extrema derecha. En la tarea legislativa y dentro del Ejecutivo tendrá una excelente oportunidad de desplegar esas capacidades e impulsar un liderazgo cercano a los problemas de la gente.