El presidente de ACA dijo que la cosecha debería estar más avanzada de acuerdo a la madurez de la planta, el retraso puede generar inconvenientes, pero no afectará de forma determinante el resultado final.
Cada lunes la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA) realiza un relevamiento del avance de cosecha en todo el país. Los últimos datos recabados el lunes 10 de abril indican que de las 159.700 hectáreas se cosechó el 64%. En la zona norte (Artigas y Salto) el avance es del 73%, en el centro (Rivera, Tacuarembó y parte de Cerro Largo) el 55%; y en el este (Treinta y Tres, Lavalleja, Rocha y parte de Cerro Largo), el 64%.
Alfredo Lago, presidente de ACA, dijo a La Mañana que “en la serie histórica del avance de cosecha este año estamos bien, pero deberíamos haber estado algo mejor teniendo en cuenta que los cultivos maduraron un poco antes este año y el inicio de la cosecha fue una semana o 10 días antes al promedio histórico, por lo tanto, el nivel de maduración de los cultivos avanzó más de lo que avanzamos nosotros con la cosecha y eso fue a consecuencia de las lluvias que tuvimos en marzo. Por suerte vinieron esas lluvias, pero para la cosecha en sí no son el mejor escenario”.
Consultado sobre cómo afecta al arroz el retraso de la cosecha, dijo el impacto “no es tanto en la calidad”, pero “cuanto más a punto se puede cosechar mejor es para calidad”. Además, “una planta madura en el campo es susceptible a cualquier viento, el grano se desprende más fácil, la lluvia intensa hace que algunos granos se vayan al suelo y una planta madura tiene más probabilidades de volcarse lo que hace más difícil la cosechar. Por tanto, retrasar la cosecha de un cultivo maduro siempre genera alguna incidencia de productividad y los kilos que estaban en las plantas no se van a poder levantar todos”. De todas formas, “eso no es una situación que tenga impacto muy fuerte” en el resultado final.
Este año el arroz también sufrió “otro factor climático” previo a la cosecha: “Desde febrero, que fue cuando comenzó a llover en las cuencas arroceres, se registraron algunas granizadas y eso impactó a nivel de chacra. Ese granizo tampoco determina el promedio total, pero ha sido un año con climas en cosecha y próximo a cosecha, un poco más adverso de lo que es de desear”, precisó.
En otro orden, Lago insistió en que ahora que ha llovido Uruguay no debe perder el interés por el riego. “En este periodo de sequía insistíamos en el riego como una herramienta que se debe utilizar y reiteramos una frase ‘acordémonos de la sequía cuando llueve’, y ese es el desafío de las instituciones públicas y privadas como de las agremiaciones de productores de todo el país. Debemos seguir insistiendo en buscar soluciones de fondo para la próxima sequía que seguramente no será el año que viene por las estimaciones que hay de un año un poco más lloveder de lo normal por el fenómeno de El Niño, pero seguramente vamos a tener otra sequía y será más o menos grave o prolongada que esta. No tengamos duda que va a volver a suceder y cuando pase dependerá de nosotros y de quienes toman decisiones el haber generado acciones que minimicen los efectos. Sería muy penoso que no hagamos nada ahora que entramos en un período de lluvias para que de acá en mas no pasemos por lo mismo”.
Consultado sobre el efecto que el arroz tiene en las zonas de influencia, Lago dijo que la zafra impacta de forma muy importante en la contratación de servicios: “Nosotros con poco más de 150.000 hectáreas producimos 1.400.000 toneladas; la soja el año pasado que fue casi récord, en 1 millón de hectáreas produjo 3 millones de toneladas”, o sea que “el 15% del área de arroz logró la mitad del movimiento que tiene la soja, eso porque tenemos una producción de las más altas por hectárea y que cualquier otro cultivo del país”, y genera que “la contratación de transporte seas altísima” con el agregado que el arroz “se traslada dos veces, la primera desde la chacar al molino y luego del molino al destino” que puede ser el puerto o la frontera. A todo eso se deben sumar los subproductos, “por lo tanto el impacto y la externalización de la actividad arrocera en el medio es enorme”.
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