Además de una exposición de actualidad, Melilla rescata la calidez humana. Es un evento que nadie se debería perder.
El jueves 13 comenzó la 12ª Expo Melilla. El acto de inauguración que se realizó a las 12.30 horas contó con la presencia del presidente Luis Lacalle, la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, y el viceministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Ignacio Buffa, además del presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), Gonzalo Valdés Requena, como anfitrión.
Sin embargo, la actividad en el predio de la ARU en Melilla, justo frente a la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM), comenzó algunas horas antes. En una espléndida mañana de abril, con el sol brillante y aire limpio y fresco de las afueras de Montevideo, el público comenzó a fluir temprano, previo a las 09.00 horas, para entonces el amplio estacionamiento era ocupado por los visitantes de todo el país que lentamente se fueron acercando con la curiosidad y la expectativa propia de estos eventos.
Quien llega por ruta 5, lo primero que encuentra es la facilidad y la seguridad de un acceso bien señalizado y adaptado al tránsito de vehículos que se ha visto incrementado por la presencia de la UAM. A pocos metros, y visiblemente indicada, está la entrada al predio de la Expo Melilla que conduce directamente a los estacionamientos.
Allí cada uno estaciona donde prefiera, pero en caso de tener que hacer alguna consulta encuentra siempre la amabilidad y presteza del personal que da indicaciones o se esmera para poder dar la respuesta adecuada. Me pasó personalmente, luego de dejar el vehículo tuve que hacer una consulta a un funcionario de ARU que se encontraba del lado exterior de la exposición haciendo su trabajo. El joven no sabía la respuesta a mi planteamiento, pero se las arregló para averiguar y solucionarlo. Quizá sea una tontería, pero es gratificante encontrar esa actitud y disposición positiva, y hay que decirlo, para que se sepa y se valore.
Al ingresar a la exposición propiamente dicha se abre el telón de lo mejor de la agropecuaria nacional. Cada estand da para escribir un artículo sobre lo que cada uno expone y ofrece, es imposible resumirlo en una sola página, pero bien podría sintetizarse en el concepto “el desarrollo del agro”, pues eso es lo que verán los ojos de quien vaya por allí de visita.
Plantaciones, maquinaria, ganadería, granja, tecnologías de todo tipo, toda una gama de actividades profesionales presentadas con detalle y esmero para atender los requerimientos de todos los interesados, sean de la producción, la industria o la educación. La Expo Melilla también es un lugar para aprender y romper barreras mentales.
Pero lo mejor es ese valor agregado insuperable: la calidez humana. Calidez que se detecta con solo ubicarse en un sitio apartado a observar. A medida que se va recorriendo las personas se van encontrando con amigos o conocidos que hace tiempo no veían, y eso se transmite en gestos como abrazos, fuertes apretones de mano, conversaciones distendidas, risas y rostros que reflejan alegría. Parece que las preocupaciones por la sequía, que los problemas financieros, que los desafíos sanitarios de los cultivos o los animales, que las inversiones que se deben afrontar, que todas esas cosas que tantas veces quitan el sueño quedaron atrás. Es lo dicho, la calidad humana que aflora y se sobrepone.
Temprano a la mañana del jueves, dieron comienzo las exposiciones, iniciándose una agenda que presenta múltiples opciones según el interés de cada uno. En el momento de escribir este artículo, ahora mismo, se están desarrollando varias actividades en forma simultánea. Hay tanto donde elegir y son tantas las actividades que si algo no tiene lugar en Melilla es el aburrimiento.
Incluso los niños, sean del campo o la ciudad, encontrarán atracciones propias para su edad, ejemplo de ello son las actividades equinas o la exposición de los caballos mini Falabella, por mencionar un ejemplo, además del espacio amplio y cuidado donde pueden moverse con total libertad.
Las horas pasan con rapidez, pronto llegó el mediodía y el acto de inauguración tuvo su brillo propio reuniendo en un solo lugar mucha gente tan diversa y que piensa distinto. Es el rescate de lo mejor de nosotros como sociedad, porque hay cosas que nos unen y las diferencias políticas o de otra naturaleza no pueden romperlas, por el bien de nuestro país y de su gente.
Pasado el acto los olores a carne asándose se intensificaron. Las brasas y la carne son otro motivo de reunión y de charlas distendidas.
En la tarde volvieron las actividades, el fresco agradable del otoño se hizo sentir, el sol anunciando su pronta retirada y la exposición que comienza a vaciarse. Ante de salir, si se mira hacia atrás, se verán las luces que aún quedan encendidas y el silencio que va ganando espacio. Todo está limpio y ordenado, como si toda aquella gente no hubiera pasado. El viernes temprano todo volvió a renacer, y así será hasta el domingo 16.
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