¿Cómo surgió la actividad a la que hoy te dedicas?
Luego de separarme quedé sola, no tenía trabajo y ya tenía una pasión por los camiones, estos monstruos que llevan grandes toneladas. Era un desafío y una pasión poder controlarlos.
¿Tus primeros pasos en este camino?
Fue la lucha por sacar la libreta de conducir y luego conseguir que alguien me diera la oportunidad. Fue muy difícil porque nadie creía en mi capacidad. Fue un señor de Río Branco, que ya falleció, quien me dio la oportunidad de manejar en trasporte internacional. Era un Scania 124. Luego me dieron un camión con casamba para llevar materiales como piedra y otros materiales de canteras para UPM 2. Un amigo me recomienda para trabajar en transporte forestal en la madera con una gran persona que fue Guillermo Sosa donde aprendí mucho. Vende el camión y me vengo a hacer zafra en camión con zorra donde estoy aprendiendo en tema de granos…
Un consejo para alguien que está empezando y quiere hacer lo mismo que tú.
Que siga luchando y corra detrás de sus sueños, ser una persona con carácter fuerte pero amable al mismo tiempo y segura de lo que quiere.
¿Qué te inspira?
Ser una profesional de los gigantes del asfalto.
¿Cuáles son los desafíos que has tenido que sortear?
La soledad y la discriminación, buscar un lugar donde dormir seguro y que vengan y te digan que no podés estar.
¿Cómo te definís?
Mujer guerrera.
¿Un referente en tu vida o alguien que confió en ti?
Fueron dos personas: el primero que confió ya no está entre nosotros, Hermes Fernández “Pato” y Darly Toribio.
¿Una asignatura pendiente?
Seguir siendo chófer de camiones.
¿Un valor fundamental para desarrollar la actividad?
Tranquilidad y prestar atención en todo.
¿Qué es la felicidad para ti?
Tener paz y un trabajo seguro y digno.
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