“Diversas investigaciones de todo el mundo muestran que los directores de las escuelas tienen un fuerte impacto en la calidad de los profesores, tanto cuando seleccionan y contratan profesores talentosos como cuando generan un clima que favorece la colaboración entre colegas, los comentarios constructivos y la cooperación, lo que permite a esos profesores mejorar aún más”. (Burns y Luque, 2014, p.39)
Si bien el actor principal en la tarea educativa es el docente y su trabajo en el aula, los equipos de gestión y la manera en que ejercen el liderazgo influyen fuertemente en los resultados académicos de los alumnos, así como en el desarrollo profesional y el desempeño de los profesores. El rol del director es fundamental en la implementación de estrategias que beneficien los procesos de aprendizaje de los estudiantes, en este sentido es muy acertada la caracterización que realiza Anderson al denominarlos “líderes efectivos”.
“Entre las prácticas claves de un liderazgo efectivo, se destacan las acciones orientadas a crear y sostener una cultura profesional colaborativa. Los directores efectivos convocan y valoran actividades colaborativas, cultivando el respeto y confianza mutuos entre los docentes y también con los líderes. Tratan de fomentar esto mediante trabajos en conjunto, como la planificación pedagógica en equipo, el monitoreo y análisis de los resultados académicos”. (Anderson, 2010, p. 43)
Es importante que el líder promueva una cultura profesional colaborativa para el correcto funcionamiento de la institución, buscando lograr buenos resultados y aprendizajes de calidad. El trabajo colaborativo, el feedback permanente, la creación de un buen clima institucional son aspectos que repercuten en la calidad del desempeño de los docentes y que los directivos deben cuidar y favorecer.
Tras estudiar varios sistemas educativos y reformas, se ha comprobado que el liderazgo de los directores juega un rol fundamental en la calidad y sobre todo en el desarrollo de cambios en las prácticas educativas y la calidad de las mismas. El líder funciona como un catalizador que permite la combinación y permanencia de los elementos del sistema (Anderson, 2010). La manera en que los directivos ejercen su liderazgo incide en el clima institucional y la motivación de los docentes, lo cual termina influenciando indirectamente el aprendizaje de los alumnos.
En las instituciones educativas debemos necesariamente referirnos al liderazgo pedagógico: este es el que se centra en los procesos de aprendizaje, refiriéndose a las acciones que se realizan en dichas instituciones, focalizadas en los procesos pedagógicos, la transmisión y construcción de conocimientos y el cumplimiento del currículo.
“El liderazgo pedagógico enfatiza en un tipo de liderazgo escolar que tiene propósitos educativos tales como establecer objetivos educativos, planificar el currículum, evaluar a los docentes y la enseñanza y promover el desarrollo profesional docente (Hallinger, 2005; Ord et al., 2013; Robinson, Hohepa, & Lloyd, 2009). Por tanto, el liderazgo pedagógico es, en efecto, un liderazgo para el aprendizaje” (Ord et al., 2013). (Gajardo, 2016, p. 5)
Gajardo plantea la existencia del liderazgo pedagógico directo, el cual se focaliza en las prácticas docentes y la calidad de las mismas, el desarrollo profesional de los docentes, la calidad del currículum, el desempeño y la evaluación. Por otro lado, dentro de las prácticas de liderazgo pedagógico indirecto se presenta la creación de las condiciones que favorezcan los procesos de enseñanza y aprendizaje como la asignación de recursos. (Gajardo, 2016)
El estilo de liderazgo predominante puede influir de forma positiva; en las organizaciones educativas un liderazgo pedagógico y distribuido potencia las capacidades de transformación. El liderazgo distribuido implica la delegación de tareas, para lo cual el líder debe conocer muy bien a sus subordinados.
La eficiencia organizacional se identifica en las formas en que se cumple con el trabajo en la organización: ¿qué tareas delega el director y cuáles no? ¿Cómo es el sistema de procedimientos? ¿En qué está puesto el énfasis? ¿Cómo se organizan y obtienen los recursos? Si queremos que el personal docente trabaje eficientemente, se deben establecer sistemas claros de procedimientos y recursos; altos niveles de eficiencia organizacional permiten a los docentes concentrarse en sus tareas. El sentido estratégico implica que el director piense y actúe “con una imagen mental más clara de cómo las acciones de hoy contribuyen al logro de los objetivos de largo plazo.” (Vandenberghe, 1988, p. 4)
Otro aspecto a tener en cuenta al momento de la implementación de las innovaciones es que en cada uno de los centros educativos se realiza una recontextualización de las normas y de las características propias de la innovación. “La aceptación de los proyectos de mejora a nivel de cada establecimiento y la ‘efectividad’ de cada escuela dependen en modo profundo de la cultura escolar existente” (Rossman, Corbett y Firestone, 1988, p. 2).
La cultura de cada institución incide en el grado de implementación de las innovaciones. En cada centro educativo existe una apropiación de las innovaciones que es particular y siempre se enfrentan las características de cada cultura con los principios que vienen dados desde afuera: “cuando se introduce una innovación en un centro ocurre un choque cultural entre los valores y normas implícitos en la innovación y aquellos preexistentes en el centro” (Aristimuño, 1999, p.33).
Los directores, así como los docentes, deberán estar a la altura de las circunstancias para poder apropiarse de las características que la transformación educativa requiere. Para que suceda el cambio de esquemas mentales de los alumnos, también deberán cambiar quienes imparten los conocimientos, así como los que gestionan los centros educativos.
(*) Escritora, Máster en Educación, Especialización en Gestión Educativa, profesora de Literatura e Inglés, especializada en Literaturas Iberoamericanas del siglo XX.
Referencias bibliográficas
Anderson, S. (2010). Liderazgo directivo: claves para una mejor escuela. Psicoperspectivas 9 (2), 34-52.
Aristimuño, A (1999) Análisis de la implementación de cursos de compensación a nivel público. El cambio en la educación.
Burns, B. y Luque, J. (2014). Docentes excelentes: Cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe, resumen. Washington, DC, Banco Mundial.
Gajardo, J., Ulloa J. (2016). Liderazgo Pedagógico, Conceptos y Tensiones. Nota Técnica N°6, LÍDERES EDUCATIVOS, Centro de Liderazgo para la Mejora Escolar: Universidad de Concepción, Chile.
Rossman, G.B. Corbett, H.D. y Firestone, W.A. (1988). Cambio y efectividad en las escuelas. Una perspectiva cultural.
Vandenberghe. (1988). Dimensiones de un estilo de dirección facilitador del cambio. Nueva Orleans.
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