En el marco de un evento organizado por la Facultad de Química de la Udelar, denominado “Innovación, ciencia y tecnología: motores del futuro”, el economista y expresidente del Banco Central del Uruguay, Ricardo Pascale, realizó una presentación en la que respondió la pregunta “¿por qué unos países crecen más que otros?”, y lo adjudicó al uso intensivo de la ciencia, tecnología e innovación.
Uno de sus primeros temas trató sobre la divergencia de Uruguay en cuanto a la evolución del PBI per cápita en paridad de poderes de compra desde 1960 a 2016. En ese sentido presentó una gráfica que compara al país con Italia, España y Francia, en donde se ve el amplio rezago a partir de la década de los ‘60 entre Uruguay y el resto.
En otra gráfica se presentó la misma comparación y en igual período, pero con Finlandia, Australia, Nueva Zelanda y Singapur. En los años ‘50 Uruguay se encontraba con cifras equivalentes a las de Finlandia y por encima de Singapur, sin embargo, el despegue de los dos países comenzó en la década de los ‘60 y ya en 1970 nuestro país comenzó a quedar al final de la fila, hecho que continuó hasta el último año que se reporta en la gráfica (2016).
“Que nos hayamos alejado de países que son de referencia no es un asunto que sorprenda, pero la segunda gráfica genera gran preocupación, porque se trata de naciones que hace 30 o 40 años tenían un nivel de pobreza muy grande, y con ellos también tenemos divergencia”, relató en diálogo con La Mañana, el economista y doctor en la Sociedad de la Información y el Conocimiento, Ricardo Pascale.
En ese sentido, el entrevistado comentó que, de todas formas, nuestro país se desarrolla y crece en una cantidad de aspectos y facetas “muy destacables y modelo”, como en materia democrática y baja corrupción. “Aunque en lo relativo a términos económicos a largo plazo venimos con grandes divergencias como lo denotan las gráficas descriptas”, expuso.
Pascale aseguró que la diferencia entre esos países y Uruguay tiene que ver, fundamentalmente, con que ellos han ingresado en una economía que hace un uso intensivo de la ciencia, la tecnología y la innovación para generar un mayor valor añadido, ya sea a productos tradicionales que pueda tener cada país como a nuevos productos, “y esa es la forma de crecer contemporáneamente”, puntualizó.
El expositor realizó la introducción del evento, en tanto, el ingeniero Rafael Guarga y a la doctora QF Virginia López, realizaron posteriormente la presentación de casos específicos de innovación en el país, entre ellos, la investigación y el desarrollo de potenciales fármacos antiinflamatorios para disminuir la incidencia de las enfermedades no transmisibles.
Sin buenas instituciones no hay desarrollo sostenido
Un país crece más que otro por causas próximas o causas fundamentales. Entre las causas próximas tenemos algunas que son tradicionales como el capital, el trabajo y los recursos naturales, pero a partir de los años 50 del siglo pasado, se descubrió que la mayor parte del crecimiento no estaba explicado por el trabajo, ni por el capital, ni por los recursos naturales, sino por el progreso tecnológico, que es la aplicación de la ciencia, la tecnología y la innovación a la generación de producto.
“Variados factores explican el progreso tecnológico y la innovación, y en este ecosistema la ciencia básica no es inconsecuente”, dijo el economista en su presentación. Según relató, actualmente los países crecen más de acuerdo al uso del progreso tecnológico y la productividad basados en el conocimiento científico, a veces básico. “Lo que quiero decir es que la ciencia, la tecnología y la innovación importan mucho”, aseguró.
Advirtió que solo con desarrollar esas tres áreas no es suficiente; a esto se debe agregar una buena base de instituciones en el sentido de contar con una buena legislación, respeto por los derechos de propiedad, macroeconomía ordenada, bajos niveles de corrupción o no tener corrupción, es decir, que se respeten todas las instituciones del estado de derecho y las reglas de juego. “Por lo tanto, es una conjunción de un mayor uso de la ciencia, tecnología e innovación aplicada a la generación de nuevos bienes o servicios, que generen mayor valor y que permitan tener una mayor productividad y, en consecuencia, que la población tenga un mayor bienestar, siempre y cuando existan buenas instituciones”, resumió.
Entonces, en palabras de Pascale, el porqué de que algunos países crezcan más que otros, es que “contextuados en sólidas y contemporáneas instituciones y causas fundamentales del crecimiento, hacen un uso intensivo de la ciencia, la tecnología y la innovación para aumentar la productividad, en particular la productividad total de los factores (PFT)”. Estas últimas son la diferencia entre la tasa de crecimiento de la producción y la tasa media de crecimiento de los factores utilizados para obtenerla.
Las causas próximas, que tienen en su haber a la PFT, no podría funcionar si no se cuenta con causas fundamentales en buen estado, alineadas y potentes, por ejemplo, las instituciones, la cultura, la estabilidad económica.
El caso de Uruguay
¿Por qué creció más Finlandia que nuestro país? Porque tiene muy buenas instituciones y tiene mucha productividad, en este caso, productividad total de los factores que proviene del uso intensivo de la ciencia, tecnología e innovación.
“Uruguay descubrió que tenía ciencia a raíz de la pandemia, lo que demuestra que tenemos que fijar prioridades, y la ciencia, tecnología e innovación tienen que ser una gran prioridad nacional. Tenemos que alentar a los científicos, invertir más en estas áreas para ser similares a los países que salieron adelante, como Israel, que invierte 10 veces más que Uruguay en esas áreas”, explicó el entrevistado.
A su vez aseguró que se debe incentivar la vinculación internacional con otros científicos, y tomar en cuenta la “excelente base humana científica que tenemos”, tratar de retenerla y potenciarla. “Tenemos el conjunto a buenas instituciones, somos un país ordenado, estable”, agregó.
Dijo que Uruguay cuenta con buenos innovadores y secciones remarcables, pero la idea es que eso no sea una excepción, sino lo normal, y que todos hablen de ciencia, tecnología e innovación de la misma forma que en Finlandia, Suiza, Australia o Nueva Zelanda, “y no que a los 40 años una persona recién se entere que hay algo que se llama innovación, esto tiene que comenzar en las escuelas con un sentido de buscar, a partir de las ciencias básicas, aplicaciones de la misma”, indicó Pascale.
En cuanto a inversión –como se ejemplificó con Israel– nuestro país necesita más, se invierte el 0,4% de un 1% de inversión en ciencia, y para comenzar a transitar el camino que dé resultados que impacten en el bienestar nacional, es decir, en la PTF, el porcentaje debe ser de 1,5% mínimo, “algo que ningún país latinoamericano hace”, expuso el economista.
TE PUEDE INTERESAR: