El sindicato de productores agrícolas y ganaderos propuso “fomentar la producción de alimentos descentralizados, por fuera de los límites de los pésimos usos económicos de la biotecnología”.
Italia procura frenar la elaboración y el consumo de alimentos animales producidos en laboratorio, con lo cual se trata de salvaguardar el patrimonio agroalimentario del país, según dijo el ministro de Agricultura, Francesco Lollobrigida, en una conferencia de prensa en marzo. Mientras tanto, en España, las autoridades vascas destinaron, para 2022 y 2023, casi tres millones de euros a la instalación de un laboratorio de “carne in vitro” en San Sebastián, que prevé abrir sus puertas en 2024.
Así se publicó en el Boletín Oficial del País Vasco del 18 de abril: el Gobierno autónomo aprobó como ayuda, una partida 2,6 millones de euros a la empresa Biotech Foods, monto que forma parte de los 15 millones del presupuesto del programa Handitu que ofrece “ayudas para grandes inversiones relacionadas con la transformación y la comercialización de productos agrícolas, ganaderos y forestales”, según la web oficial del Gobierno vasco (euskadi.eus)
Medios españoles han señalado que “no es la primera vez” que España ofrece ayuda de dinero públicos a BioTech Foods y argumentan que en 2021, BioTech Foods fue una de las ocho empresas del sector agroalimentario y tecnológico que recibieron 3,7 millones de euros del Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI), perteneciente al Ministerio de Ciencia, para potenciar la fabricación de ‘carne cultivada’. Y el mismo año recibió dinero de la Comisión Europea; en concreto una subvención de 2,7 millones de euros para su proyecto Meat4All.
Ya se han planteado cuestionamientos a las ayudas que se ofrecen a empresas que fabrican elementos similares a la carne en lugar de concentrar ese apoyo para los que verdaderamente producen un alimento natural cuyas virtudes son conocidas por todos.
Gacta.es publicó que “mientras el consumo de carne no para de caer en España como consecuencia de la inflación y de la exclusión de este producto de la reducción del IVA decretada por el Gobierno de Pedro Sánchez -el 45% de los españoles compra menos carne por culpa de la subida de precios, según un informe de AECOC- gobiernos autonómicos, nacionales y europeos invierten en el desarrollo de la primera planta de producción industrial de ‘carne cultivada’ en España, una de las primeras del mundo”.
Ese apoyo a la carne de laboratorio en desmedro a la carne producida en los campos y a pasto se sustenta bajo el argumento de que debe dar “cumplimiento de una Agenda 2030 que asegura que el consumo de carne es perjudicial para el medio ambiente y para el ser humano”.
Se ignoran así los avances que ha tenido el sector productivo, incluido el cárnico, en el cuidado del medio ambiente, incluso las investigaciones que se llevan a cabo para reducir el impacto ambiental.
Sobre el supuesto perjuicio para el ser humano, los hechos demuestran lo contrario ya que la carne ha estado en la dieta humana desde siempre y los avances en salud y esperanza de vida son innegables. Quienes por alguna razón se oponen al consumo de carne deberían considerar argumentos con sustento científico.
La respuesta de los productores
Conocida la resolución del Gobierno de vasco, el sindicato EHNE (Euskal Herriko Nekazarien Elkartasuna) que representa a los agricultores y los ganaderos, emitieron un comunicado cuestionando a las autoridades y contrastando la actitud de Italia (referida al comienzo del artículo) con la de España.
“Las administraciones no han visto con malos ojos la instalación de esta empresa”, dicen en EHNE en referencia a Biotech Foods; “pero no se puede decir que estás del lado de los y las baserritarras (productores) y luego dedicarse a promocionar laboratorios para crear la carne in vitro. Es contradictorio”.
El comunicado al que accedió La Mañana plantea que “se han dado permisos para que un proyecto de estas características salga adelante a pesar de que todavía no se han estudiado las consecuencias que puede tener en la salud. El ministro italiano de agricultura, Francesco Lollobrigida, ha asegurado que la comercialización de este tipo de alimentos puede crear desigualdad social. ¿Y aquí, entonces, por qué se autorizan?”
“En opinión de EHNE, la carne de laboratorio empujará a la ciudadanía a vivir a merced de las patentes. Una dependencia que puede comprometer siglos de conocimiento, biodiversidad, paisaje. Asimismo, la brecha en la soberanía alimentaria será evidente al quedar en manos de unos pocos la supuesta ‘alimentación adecuada’” que se dice es la carne no natural.
Como alternativa EHNE propone “fomentar la producción de alimentos descentralizados, que quede fuera de los límites de los pésimos usos económicos de la biotecnología”.
Para Lorea Muguruza, técnico de EHNE, “los alimentos no pueden ser pura mercancía para llenar los bolsillos de unos pocos. Si cualquier gobierno pensara en la salud de su ciudadanía, en el futuro de su territorio, no debería dudar de que la alimentación basada en patentes no garantizará la igualdad, ni un medio ambiente libre de contaminación, o personas sanas. La carne de laboratorio sólo alimenta las aspiraciones basadas en los beneficios.”
Por lo tanto, para el EHNE “la carne in vitro” no ofrece ninguno de los beneficios que generamos los baserritarras”, además de que “la carne de laboratorio no es viable socialmente, que no beneficia al medio ambiente y que sólo llenará los bolsillos de unos pocos”.
Y concluye contundente: La carne elaborada en laboratorio no tiene nada que ver con la agricultura, la ganadería o la silvicultura”.
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