En más de una ocasión había señalado que la política que llevaba adelante el Banco Central del Uruguay (BCU) de suba de tasas de interés no surtía el efecto deseado e incluso generaba impactos negativos. Tras la reciente decisión de la autoridad monetaria de bajar la tasa de política monetaria, Steneri dialogó con La Mañana y comentó que es una medida bienvenida. Por otra parte, se refirió al contexto internacional, donde, de acuerdo a su visión, es difícil vislumbrar un final cercano para la guerra en Ucrania o para el conflicto entre China y Estados Unidos.
¿Cómo evalúa el escenario internacional actual, marcado por la guerra en Ucrania y la persistente rivalidad entre Estados Unidos y China?
Las mismas incertidumbres que estuvieron planteadas el año pasado siguen presentes. La guerra en Ucrania es una interrogante que sigue abierta, que tuvo impacto sobre la matriz energética europea, que se está solucionando, pero generó un cambio en las estrategias de demanda y utilización de energía a nivel mundial y en particular en Europa. En segundo lugar, hubo una disrupción en las cadenas alimenticias que el mundo está tratando de resolver ya que Ucrania y Rusia son exportadores de granos.
Por otro lado, está el conflicto entre China y Estados Unidos, que es también una interrogante abierta. ¿Hasta dónde irán? Hay voces encontradas, por ejemplo, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, está diciendo que el conflicto debería tratar de mitigarse porque puede tener consecuencias adversas para Estados Unidos, que es dependiente de muchos productos terminados que China oferta, y a su vez China es un gran comprador de productos que Estados Unidos exporta. Por lo tanto, hay voces que están diciendo que hay que intentar que no se profundice y mitigar la incertidumbre que hay por delante.
Por último, tenemos el tema de cómo seguir de la mejor manera absorbiendo la enorme liquidez internacional que generó inflación, en un momento en el cual el mundo está con problemas de crecimiento. Ahí hay un balance entre continuar con una política monetaria más restrictiva para asegurarnos de que la inflación siga en una meta descendente o hacer una pausa, o por lo menos seguir con aumentos más moderados de la tasa de interés, de manera tal de no perjudicar al crecimiento económico mundial.
Decía que la guerra en Ucrania genera incertidumbre. ¿Qué análisis hace de los efectos que esta situación ha producido en países como el nuestro?
Como países exportadores de los mismos productos que Rusia y Ucrania, esto nos ha generado un beneficio, porque los precios de los commodities, de los alimentos, han aumentado y nuestra región se ha convertido en un abastecedor seguro. Obviamente, nos ha jugado en contra en este último tiempo la sequía, sobre todo en la parte agrícola, en la soja, pero el conflicto bélico de competidores importantes de productos que ofrece la región ha tenido un efecto favorable.
¿No le ve una salida a la guerra?
Nadie sabe, porque es una decisión política, hasta dónde van a ir ambos bandos. No es Ucrania, es Europa que está por detrás de Ucrania y Estados Unidos, y por otro lado está Rusia que es un país importante que tiene recursos bélicos considerables, que después de haber entrado en esta aventura no puede permitirse tener una salida en la cual aparezca derrotada. Entonces, aquí hay factores políticos que yo no puedo evaluar y que pueden volcarse para un lado o el otro de acuerdo a lo que decidan los respectivos gobiernos.
Ante la situación de la crisis bancaria y la inflación todavía elevada que atraviesa Estados Unidos, la Fed optó por subir la tasa de interés. ¿Qué lectura hace al respecto?
En cuanto a los bancos regionales que en Estados Unidos han tenido problemas, entiendo que han sido resueltos, es decir, el Estado puso la espalda para que no generaran contagio en el resto del sistema financiero, sobre todo, en los bancos medianos. Yo espero que haya terminado esta situación, con lo cual no quiero decir que no pueda haber crisis bancarias en el futuro. Los sistemas financieros son por definición entidades inestables, pueden tener dificultades si hay eventos no esperados como fue la suba intempestiva de las tasas de interés por parte de la Fed, seguido por la Unión Europea y por el Banco Central Europeo para combatir la inflación. Cuando ocurre un fenómeno de ese tipo, los balances de algunas entidades empiezan a crujir, los clientes se dan cuenta o suponen que esa entidad está por entrar en dificultades y ahí comienza un círculo vicioso negativo que lleva a lo que hemos estado viendo.
¿Cómo vio el cambio del BCU en la última reunión del Comité de Política Monetaria (Copom), que decidió bajar la tasa de interés a diferencia del camino que venía llevando adelante?
Yo en distintas oportunidades había señalado que la política que llevaba adelante el BCU de suba de tasas de interés no tenía efectos mayores para combatir la inflación. En realidad, la inflación tiene otras causas. Por lo tanto, una reversión de esa política es algo que va en la dirección correcta, porque el BCU con lo que estaba haciendo no lograba el objetivo esperado y generaba efectos negativos de segundo orden como potenciar las fuerzas que llevan a una apreciación cambiaria. Entonces, para mí es una noticia bienvenida. Veremos qué es lo que sucede en las próximas reuniones del Copom, pero se ha comenzado a desandar un camino que no era el más adecuado.
¿Qué se puede esperar en cuanto al efecto que pueda tener esta medida?
Hay que esperar, esto no es una relación de causa-efecto instantánea. El carry trade, o puesto en otras palabras, la decisión de pasarse de dólares a pesos, puede dejar de ser una opción rentable si esta política continúa y se profundiza, por lo tanto, una fuerza que estaba alentando una apreciación del tipo de cambio está desapareciendo. Pero las causas de la inflación son más profundas, es decir, si bien siempre tienen un origen monetario, la indexación de la economía juega un papel muy importante, porque arrastra memoria inflacionaria que después se convalida monetariamente y eso es otra política que habría que llevar adelante que por el momento no está presente, pero por lo menos se dio un paso en la dirección correcta en materia de política monetaria.
¿Cuál debería ser el enfoque para lograr una mejora en la competitividad?
Lo que hay que hacer es un proceso de desregulación, como dije, desindexación de precios. La política salarial indexada a la inflación pasada arrastra memoria inflacionaria, no se puede pretender desindexar de un solo lado de la ecuación cuando hay otros precios formados por los sectores empresariales que también transmiten memoria inflacionaria. La desregulación de precios tiene que ser completa, es decir, tiene que haber una desregulación tanto en la formación de precios de los salarios como en la formación de precios de ciertos bienes que están indexados. Acá hay cadenas de servicios o de bienes que tienen la posibilidad de estar indexados estrictamente a la inflación pasada, por lo tanto, eso arrastra una memoria inflacionaria que hace que nuestra economía tenga una tendencia a mantener un nivel de inflación permanente porque la formación de precios tiene esa característica. Si a eso uno le agrega que el gobierno tiene un déficit fiscal, todo eso va potenciando esa memoria inflacionaria. Entonces, bajar la inflación de los niveles actuales a niveles deseados por todos de 3-4% no es una cuestión única de la política monetaria, sino que requiere resolver otros problemas, otros desequilibrios que tiene la economía.
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