Francia e Italia impulsan planes para mejorar el uso del agua, incluyendo la posibilidad de reutilización; y España pidió apoyo a la Comisión Europea y cuenta con el respaldo de Francia.
El año 2022 fue un año de calor extremo para Europa, así lo afirma el “Informe sobre el estado del clima en Europa” publicado por el Servicio de Cambio Climático del sistema satelital Copernicus, un programa de observación de la Tierra de la Unión Europea.
El documento señala que “los últimos datos muestran que 2022 fue otro año de extremos para gran parte de Europa con temperaturas que alcanzaron 1,4°C por encima del promedio”. El año pasado “Europa tuvo su verano más caluroso jamás registrado” con temperaturas que, analizada la tendencia de los últimos 30 años “han aumentado en más del doble del promedio mundial”. Europa registra “la tasa de aumento más alta de cualquier continente en el mundo”.
Esa situación llevó a que los ríos, en general, tuvieran “el año más seco registrado en términos de área afectada, con el 63% de los ríos con un flujo inferior al promedio. La falta de precipitaciones, incluida la nieve invernal, combinada con las excepcionales olas de calor del verano, contribuyó no solo a la sequía, sino también a una pérdida récord de hielo de los glaciares en los Alpes”.
Ríos y lagos también “se vieron afectados” de forma importante: “El 73% de los lagos de Europa registrando temperaturas más cálidas que el promedio. En todos los mares de Europa, las temperaturas promedio de la superficie del mar fueron las más cálidas registradas, y el Mediterráneo comenzó a ver temperaturas mucho más cálidas que el promedio en mayo con olas de calor marinas récord durante el verano”.
Pero el verano 2022 terminó, pasó casi un año y Europa ahora se aproxima a un nuevo verano sin que las circunstancias climáticas hayan cambiado. En todo caso se agravaron, con un impacto negativo creciente en la naturaleza.
Ante esta situación, la pregunta que todos se hacen es qué pasará en los próximos meses.
En este momento, cuando el verano europeo aún no ha comenzado, España sigue sufriendo la falta de precipitaciones y temperaturas excepcionalmente altas. La prensa informó que se trata de una de las peores sequías desde 1970, con zonas en las que no llueve desde que comenzó el año. Ahora los veranos se extienden más allá de los calendarios, duran cinco semanas más, y la tendencia se mantiene.
El Tiempo, una de las páginas españolas de información meteorológica más populares en ese país, advirtió que sus “predicciones trimestrales” sobre precipitaciones y temperaturas para los meses mayo, junio y julio, y el verano (junio, julio y agosto), “no parecen ser favorables”.
Recientemente, también El Tiempo, publicó un análisis cuyo título lo dice todo: “El campo agoniza ante la falta de agua”, donde detalla que la zona más afectada es “la mitad sur y el arco mediterráneo”, aunque “la situación afecta a todo el país en mayor o menor medida, salvo Galicia”.
El periodista científico Xavier Fonseca Blanco escribió en La Voz de Galicia que en esa zona de España “hace meses que la sequía dejó de ser un grave problema”, con precipitaciones “persistentes” que “pusieron fin al notable déficit de lluvia en cuestión de solo tres meses. Incluso en una región tan húmeda como la comunidad gallega, las intensas precipitaciones fueron demasiado”.
En el resto se observan son cultivos perdidos, árboles frutales que se secan, ganado que no tiene agua y tampoco qué comer, productores que ven incrementados sus costos para producir menos, y encarecimiento de los alimentos en el mostrador.
“Plan de agua” que impulsa Francia
Francia es otro país afectado fuertemente. El presidente Emmanuel Macron dijo en febrero, al inaugurar el tradicional Salón Internacional de Agricultura, que “el agua empieza a escasear” y llamó a los productores a elaborar “un plan de sobriedad” en el uso del agua.
A fines de marzo el Gobierno francés presentó un “plan de agua” que busca mejorar el consumo. El mandatario quiere la reutilización del agua que hoy es del 1% aumente al 10% en 2030. La iniciativa incluye un aumento progresivo en las tarifas según el consumo. Explicó que “los primeros metros cúbicos serán facturados con bajo costo y cuando se supere cierto nivel de consumo, aumentará el precio de cada metro cúbico”.
Respecto a la agricultura, opinó que habría que “cambiar algunos cultivos en algunos territorios” y aplicar el riego, el cual debe ser capaz de abarcar más área con la misma cantidad de agua.
Italia y el “Decreto Sequía”
También Italia padece una fuerte sequía, y al igual que España y Francia, todo indica que empeorará. La Asociación Nacional de Consorcios para la Protección de las Aguas de Riego (ANBI), señala que la falta de nieve durante el invierno puso en riesgo la agricultura en el norte del país, principalmente los arrozales en Piamonte, y que esta primavera europea ya adelanta una “sequía dramática”.
Francesco Vincenzi, presidente de ANBI, dijo al diario Il Messaggero, que grandes zonas de la región piamontesa ya están afectadas y todo puede empeorar y afectar unas 8.000 hectáreas de arroz, con grave impacto económico. “A otras regiones del valle del Po no les está yendo mucho mejor”.
La Agencia Regional de Protección del Medio Ambiente (ARPA) entiende que hay varias zonas cuyos ríos a traviesan una situación dramática.
En respuesta, Italia aprobó el “Decreto Sequía” que establece facilidades para construir infraestructuras hidráulicas, el aumento de los volúmenes útiles de los embalses, la reutilización de aguas residuales depuradas para riego y facilidades para la construcción de plantas desalinizadoras. También incluye el nombramiento de un comisionado especial para abordar el efecto de una crisis de sequía.
España pide ayuda a la Comisión Europea
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación español, Luis Planas, remitió una carta al comisario europeo de Agricultura, Janusz Wojciechowski, para que apoye el envío de fondos para los agricultores españoles que están sufriendo la sequía que “es de tal magnitud que sus consecuencias no podemos abordarlas únicamente con fondos nacionales”.
La Comisión Europea administra los fondos de una reserva de emergencia para la agricultura que asciende a unos 456 millones de euros. La mitad de ese total ya se utilizó, gran parte destinado para atender la emergencia generada en los países vecinos de Ucrania (Polonia, Hungría, Bulgaria, Eslovaquia) que reciben de ésta última miles de toneladas de granos a bajo costo como forma de garantizar la salida de la producción ucraniana. España reclama que los problemas generados en el este europeo no pueden hacer a un lado otras dificultades, como la de la seca, y pide que el fondo de ayuda también se destine hacia su país.
Marc Fesneau, ministro francés de Agricultura, comprometió su apoyo a España en el reclamo de Planas, quien ahora busca el respaldo de Portugal, que también sufre los fuertes embates de la sequía.
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