Para comprender cabalmente lo que ocurre en nuestras economías, es necesario estudiar las tendencias del sistema financiero y económico globales. En ese mundo, la industria conocida como del private equity o capital privado, se ha vuelto cada vez más relevante en la toma de decisiones que afectan a las multinacionales y, a través de ellas, a Estados, empresas y trabajadores por todo el mundo.
Entender los fenómenos económico financieros globales es sumamente complejo, pero es una necesidad de saber que pasa en nuestro entorno. Un proceso que se ha vuelto conocido y cada vez más importante es el denominado Private Equity o capital privado. Si bien puede verse a nivel de diferentes publicaciones algunas definiciones y caracterizaciones es inminente un análisis en profundidad por cómo se concreta y sus efectos. Este es un fenómeno que avanza en forma más que vertiginosa y sin demasiada claridad con consecuencias que están siendo devastadores. Los ejemplos son muchos y se dan en el mundo entero, hasta podemos verlos en nuestra realidad uruguaya.
Es común que veamos el avance de las cadenas globales, en algunos sectores son claros tanto en el retail, como en grandes industrias, como en servicios. Existen firmas de capital que invierten en diversidad de industrias con una búsqueda no de crecimiento de la inversión, sino de generar resultados de corto plazo independientemente del negocio o empresa en la que invierte. De esta forma han visto la manera de generar rentabilidad aprovechando lagunas normativas y sin preocuparse de los terribles daños sobre otros agentes.
En una reciente publicación Brendan Ballou, un fiscal federal que se desempeñó como Asesor Especial para Private Equity en la División Antimonopolio del Departamento de Justicia, describe en detalle las características de este fenómeno, los diversos actores involucrados y las realidades que permiten su expansión y los terribles efectos y riesgos que implica.
El Private Equity o también llamados “negocios de inversión global” son una realidad que muchas veces vemos descripta en artículos y blogs de economía y finanzas pero que en los hechos se conoce poco de su real alcance e impactos. Sobre esto Ballou profundiza sobre la realidad del fenómeno y su proyección. Si bien no se trata de algo nuevo y ha habido antecedentes de este mismo tipo en los 80 y en los primeros años de este siglo ha sido con posterioridad a la crisis financiera global del 2008 que se han profundizado llegando a un alcance inimaginable en los últimos tiempos. Mientras se siguen las tendencias de la necesidad e importancia de la innovación, economía verde, sostenibilidad y compromiso social de las empresas, existe un fenómeno de corte financiero que afecta a nivel global generando estragos en todos niveles nunca vistos.
El Private Equity es un modelo de negocio que se viene reproduciendo a través de cual una firma de capital privado adquiere una empresa o industria en base a un nivel de financiamiento importante y le genera un cambio relevante a nivel de su plan, estructura y gestión buscando en el corto plazo retribuir fuertemente a este capital original sin importar que suceda con el negocio en concreto. Los únicos fines es generar un lucro importante aprovechando las condiciones que lo permiten. De esta forma existen factores que son determinantes que son tienen objetivos de corto plazo, generan un gran endeudamiento de la entidad que adquieren y aprovechan todos los vacíos legales para desentenderse de responsabilidades.
En este contexto, es que se desarrolla una presencia cada vez más de adquisiciones con fines de lucro y sin ningún tipo de compromiso con el negocio, con el capital original, que no tienen por objetivo el crecimiento, ni la realidad en la cual se desempeñan, ni trabajadores, ni la sociedad.
Se ven manifestaciones de este proceso a través de aumento de precios, baja en los servicios a los clientes, de las condiciones de trabajo, con proveedores, pero que tienen mucha presencia, buen manejo de marketing y responden a niveles globales. En los hechos la eficiencia y el crecimiento no es la que la teoría argumenta, es redituar a estos fondos, sin importar sus consecuencias en procesos que se dan tanto a nivel privado y a nivel público que están permitidos en ausencias legales importantes y en clases políticas que reciben beneficios importantes por apoyar este tipo de procesos.
Existen muchos casos que se han estudiado a nivel de los países desarrollados, en EEUU en particular, pero en realidades como América Latina son especialmente importantes y con efectos sumamente devastadores, y generando daños de todo tipo, ya que firmas de capital privado pueden ejercer control sobre una empresa y extraer activos de ella, pero luego, cuando las cosas van mal, pueden irse sin consecuencias.
No funciona solo, sino que existe una clase política que lo favorece a través de políticas que permiten normativas e inversiones de este tipo y que están especialmente remuneradas a estos efectos.
Debe preocupar el poder que vienen asumiendo y las dimensiones de los daños. Y se dan tanto a nivel privado como público, con mecanismos de privatizaciones o diversos tipos de asociaciones publico privadas que permiten a este tipo de firmas aterrizar en sector que muchas veces han sido parte de lo que son las tradicionales empresas públicas. Con argumentos a favor de la eficiencia privada y buscando bajar la calidad de los servicios públicos o acotando la inversión hasta terminar con los servicios públicos se permite este tipo de agentes.
Cualquier similitud con la realidad actual que vemos no es casualidad. Pero es importante la claridad estratégica para poder detener a tiempo.
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