Dado que la inflación continúa por encima del rango meta y que se aproxima la discusión de las pautas salariales en los Consejos de Salarios, no es de esperarse que el gobierno haga ningún esfuerzo por “aflojar” el tipo de cambio, opinó Michele Santo entrevistado por La Mañana. El economista prevé que el resultado fiscal siga empeorando como consecuencia de la “fuga de gasto” hacia Argentina que se da por la significativa diferencia cambiaria, a lo que se le suman los fuertes efectos que ha ocasionado la sequía en toda la economía.
El informe del FMI publicado el pasado miércoles parecería estar de acuerdo con la política cambiaria y monetaria del Uruguay, por lo cual uno podría concluir que no habría perspectivas de flexibilización del tipo de cambio. ¿Qué opina al respecto, y sobre todo con el efecto que tuvo esta política cambiaria en las pérdidas del Banco Central del Uruguay (BCU) del año pasado que tuvo que capitalizar el Ministerio de Economía (MEF)?
Yo coincido con el informe del FMI en el sentido de que daría la impresión de que no hay margen para alterar sustancialmente la política monetaria. Hacia adelante no deberíamos tener una apreciación tan fuerte del tipo de cambio como la que hemos tenido hasta ahora, fundamentalmente porque el resultado del balance comercial y cuenta corriente debería empeorar, al menos en la segunda mitad de este año, en función de los efectos de la sequía. Al gobierno no le interesa, por lo menos en el corto plazo, que el tipo de cambio suba demasiado, puesto que la inflación está todavía por encima del rango meta, y sobre todo porque vamos a rediscutir pautas salariales en los Consejos de Salarios, por lo tanto, es de interés del gobierno que la inflación sea lo más baja posible y hay que mantener el tipo de cambio bajo.
El FMI también hace referencia a que hubo una baja del déficit y de la deuda. ¿La baja del déficit es algo estructural o es cíclico? En la medida en que la economía se desacelere como consecuencia de la crisis mundial, de la suba de tasas, de la sequía, ¿ese déficit va a seguir subiendo como muestran los indicadores de los últimos meses?
Sí, en los últimos meses el resultado fiscal ha estado empeorando, lo cual es totalmente lógico por la fuga de gasto hacia Argentina y el efecto de la sequía. Todo eso se va a acentuar en los próximos meses, o sea, las pérdidas por la sequía van a implicar menos recaudación de impuestos a la renta en el sector agropecuario, así como en toda la cadena logística que lo abastece, además de menor gasto de consumo en comercios y actividades de servicios en el interior. Y en la medida en que todos los fines de semana los uruguayos vayan a consumir a Argentina, eso se traducirá en menos recaudación de impuestos, aumento de desempleo en los departamentos del litoral y más gasto por seguro de desempleo, menos recaudación del BPS, entre otros. Es muy difícil pensar que se va a revertir la tendencia incipiente al deterioro de las cuentas fiscales que están mostrando los números en lo que va del 2023.
El FMI habla también de que la deuda bruta respecto al PBI bajó de 68,1% a 59,3%. Daría la impresión de que esa baja fue por el atraso cambiario, considerando que un atraso cambiario de 20% infla el PBI en dólares y baja el ratio de deuda.
Totalmente de acuerdo. Es obvio que la deuda nominal continuó subiendo y lo va a hacer a mayor ritmo en los próximos meses ante la ampliación del desequilibrio fiscal.
Está sucediendo algo parecido a lo que ocurrió en 2001.
En buena medida, sí, y lo mismo ocurre —a favor o en contra— cuando hay fenómenos de apreciación o depreciación importante del peso. Sin embargo, hay una diferencia que es que como se desdolarizó bastante la deuda en los últimos años, el efecto del tipo de cambio no juega tan fuerte, pero sin duda juega. La gran mayoría de la reducción del endeudamiento está explicada por el hecho de que el PBI en dólares está totalmente desalineado en función de un peso 20% apreciado en términos de paridad de poder de compra o de canasta de monedas, cosa que los propios informes del BCU reconocen, entonces, lo tomaría con pinzas. Bienvenido que haya bajado el ratio de deuda/PBI, pero no ha bajado porque la economía haya estado volando en términos de crecimiento real o porque se haya estado repagando deuda en términos nominales, sino porque el PBI en dólares está demasiado alto.
¿No cree que sería una medida apropiada en función de cómo está afectando la sequía al sector agropecuario y también los problemas del litoral aflojar el tipo de cambio? Por lo que decía, no habría mucho margen para cambiar esta política.
Yo creo que no hay margen. La diferencia cambiaria con Argentina es totalmente insoluble para Uruguay, o sea, el problema no es de Uruguay, es de Argentina, y lo mejor que podemos esperar es que luego del 10 de diciembre el próximo gobierno argentino tome medidas para achicar la actual brecha cambiaria, haciendo que los precios en dólares en el vecino país no sean tan absurdamente bajos como en la actualidad. En todo caso, por varios meses Argentina seguirá con precios en dólares muy bajos y contra eso no podemos hacer nada. A través de las reducciones de impuestos que está aplicando el gobierno se pueden bajar algunos costos en las fronteras, pero es tan grande la diferencia de precios que eso no mueve la aguja.
¿Y con respecto a la sequía?
Si van a faltar US$ 1.800 millones de exportaciones de soja y van a caer los ingresos por exportaciones de carne y otros productos, naturalmente el mercado debería empujar al tipo de cambio al alza en igualdad de otras condiciones, porque sería una cantidad de dólares que no entrarían al mercado. Por otro lado, tenemos las exportaciones de celulosa de la nueva planta de UPM y están los flujos financieros que pueden mover la aguja en un sentido o en otro. Reitero, no creo que el gobierno vaya a dejar que el tipo de cambio suba mucho en función del tema de la inflación a corto plazo y la renegociación de salarios. Quizás después de que se cierren los Consejos de Salarios y dependiendo de cómo siga evolucionando la situación regional, el gobierno podría intentar aflojar un poco más, sobre todo si la inflación se mantiene contenida y sigue bajando.
Por otro lado, el FMI enfatiza en la necesidad del desarrollo del mercado de capitales. En ese sentido, ¿considera que liberar los topes de las AFAP hubiera ayudado al desarrollo del mercado de capitales?
El volumen de fondos que manejan las AFAP sobrepasa cualquier capacidad que tenga en la actualidad el mercado local de capitales privados. Es difícil pensar en un desarrollo robusto del mercado de capitales a nivel privado, sobre todo en términos de que más empresas locales emitan acciones en la bolsa o deuda en la bolsa y eso pueda ser comprado por las AFAP. En el corto y mediano plazo las AFAP mayoritariamente seguirán invirtiendo en títulos públicos y financiando algún proyecto como lo han hecho hasta ahora, de forestación o de desarrollo en el sector inmobiliario, pero no creo que haya novedades importantes.
Por último, con respecto a los factores ESG (ambientales, sociales y de gobernanza, por su sigla en inglés), tanto el BCU como el MEF y los bonos verdes van hacia ese camino, pero por otro lado hay economistas, por ejemplo, de la Universidad de Chicago, como el caso de John H. Cochrane, que consideran que atar las políticas ambientales a las políticas financieras es una restricción más, o sea, es un objetivo más a exigirle a los bancos centrales que ya de por sí tienen pocos instrumentos. ¿Eso no le quitaría flexibilidad? ¿No atentaría contra la salud del sistema financiero a largo plazo?
Que le pone restricciones adicionales es indudable porque son compromisos extra a los que debe atarse. Si eso se traduce, como sucedió, en tasas de interés más bajas por la colocación del famoso bono verde, y si Uruguay gana prestigio y reputación por haber sido pionero en ese sentido, esos son factores positivos de ir por ese camino. El mundo parece ir hacia ahí, el tema del cambio climático cada vez va a ser más importante y no creo que vaya a haber mucha escapatoria, sobre todo si los problemas que está generando el cambio climático se siguen acentuando en los próximos años.
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