El próximo viernes 26 de mayo se celebra un nuevo Día Nacional del Libro y el aniversario número 207 de la Biblioteca Nacional. Para ambos acontecimientos se realizarán una serie de actividades, algunas promovidas por el Ministerio de Educación y Cultura. De cara a estos acontecimientos, La Mañana dialogó con Valentín Trujillo, director de la Biblioteca Nacional.
Una de las actividades para celebrar el Día Nacional del Libro y que está centralizada por el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) es la suelta de libros en el país, la campaña se llama “Dejá un libro y llevá un libro”. Si bien la promueve el Ministerio, además tiene muchos socios y empresas del ámbito público y privado que se asociaron para que la suelta de publicaciones sea masiva y nacional. “Que sea en todo el territorio es fundamental y se producirá desde horas de la mañana”, acotó el director de la Biblioteca Nacional, Valentín Trujillo.
La acción consiste en una verdadera liberación de libros y la Biblioteca Nacional puso más de 1.000 ejemplares para ello, así como la Dirección de Cultura del MEC. Cada uno estará en lugares públicos como plazas, centros hospitalarios, centros de enseñanza y promoverán que, por un lado, las personas se encuentren de manera fortuita con estos libros, que estarán identificados con un marcalibro de la campaña y una calcomanía distintiva con el logo. Por otro lado, podrán regalar a lectores desconocidos libros que están en sus casas y que, por distintos motivos, no se leen o ya se leyeron.
“Hay varias modalidades, una es la del encuentro del libro de la biblioteca o el MEC, otra es que una persona deja en un sitio público, y la otra es el que encuentra y deja al mismo tiempo, se pueden dar las tres posibilidades”, expuso el entrevistado a La Mañana.
A su vez se realizará una actividad formal en Biblioteca Nacional donde se presentará la primera serie de ediciones de la imprenta La Galatea, en su segunda época en funcionamiento. Es una imprenta que ha sido restaurada y puesta a punto por Gabriel Pasarisa y el equipo de Caja Baja, quienes son diseñadores e impresores artesanales. Se trata de una Minerva del año 1902 que perteneció al matrimonio de José Pedro Díaz y Amanda Berenguer, los dos intelectuales de la generación del 45 que, además de ser escritores, tuvieron una editorial llamada La Galatea.
En esa línea, Trujillo aseguró que fue muy importante ya que numerosos escritores históricos publicaron sus libros con el matrimonio y en esa impresora. Como parte de los autores que publicaron allí está Ida Vitale y Jules Supervielle, “entonces La Galatea es una reliquia de la cultura literaria uruguaya y estaba en Biblioteca Nacional desde que la donó el hijo del matrimonio en el año 2011. Estaba un tanto derrumbada, era una especie de monumento, pero tomamos la decisión de arreglarla al punto que se vuelva a utilizar para imprimir libros”, relató.
Gracias a la restauración es que el próximo viernes Uruguay tendrá la primera serie de tres libros publicados: Historia de La Galatea de Alfredo Alzugarat; Contra el murallón, el primer cuento de Carlos Maggi que fue publicado en el semanario Marcha; y luego una antología de poesía llamada Otro 45, de poetas que pertenecieron a la generación, pero por diversos motivos no fueron tan conocidos como sí lo fueron Mario Benedetti o Idea Vilariño.
Serán ediciones muy pequeñas, artesanales, boutique y en papel, que estarán en la Biblioteca y se difundirán a través del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas en las principales bibliotecas departamentales. Además, para que todo el mundo pueda acceder a esos libros, se digitalizarán y colgarán en la página web de la Biblioteca Nacional.
Programa de digitalización
Los libros antiguos, los documentos históricos o periódicos de más de 100 años requieren de un extremo cuidado para permanecer disponibles para la consulta pública. Para no perderlos y descentralizar y democratizar el acceso, la Biblioteca Nacional elaboró un plan de digitalización que comenzó el año pasado. Trujillo lo definió como un proceso de acumulación, que se extiende en el tiempo y que “obviamente excede un quinquenio”.
El entrevistado considera que es un proyecto que –como toda digitalización de acervo– tiene una cuestión que es inmediata, pero para que se concluyan los procesos se tiene que hablar de un periodo entre cinco y 10 años porque el material es muy abundante. “Son ocho los departamentos en este momento que están digitalizando al mismo tiempo el material; estos son Montevideo, Maldonado, Florida, Tacuarembó, Rivera, Paysandú, Soriano y Durazno, pero pretendemos que hacia el final del año que viene tengamos a la mayoría de los departamentos en la lista”, indicó.
En este plan, la Biblioteca pone el material a disposición y la capacitación al personal encargado de digitalizar, así como el alojamiento web, por su parte, las intendencias colaboran con el equipamiento técnico y los recursos humanos. “Es un círculo virtuoso, la Biblioteca posee los materiales, las conexiones de prensa; las intendencias y direcciones de cultura de cada departamento compran los scanners o máquinas de fotos, dependiendo el caso y ponen a los funcionarios a digitalizar y todo eso se aloja en un subsitio que está en la página web”, detalló el director.
Aseguró que se trata de una gestión histórica porque se digitaliza material que, hasta ahora, no era posible encontrar online, como diarios, semanarios, periódicos de diferentes localidades que van desde 1870 a 1900 ya que se inició el trabajo en orden cronológico. “Es un material que sirve a los académicos, a todos los que estén haciendo investigaciones sobre micro historia, sobre los departamentos, cuestiones locales, pero también sirve a cualquier lector, aficionado a la historia, curiosos que quieran ver los que se publicaba en su ciudad hace 150 años. Tiene una ventana en el tiempo única para poder acceder con la mejor calidad”, aseguró Trujillo.
Los objetivos de la administración
El director de la Biblioteca Nacional fue consultado acerca de cómo proyecta finalizar el quinquenio y si sus planes se dan como esperaba. En ese sentido señaló que hay algunas decisiones, “sin arrogancia y con la mayor objetividad y mesura posible”, que se deben continuar en el tiempo, ya que están pensadas para permanecer de aquí en más. “Tenemos claro que la Biblioteca, este viernes, cumple 207 años y este proceso de dos siglos excede absolutamente a un quinquenio. Tenemos que ser conscientes que somos un eslabón en una larguísima cadena de personas que viene trabajando en la institución”, resaltó.
Trujillo entiende que algunas decisiones que se tomaron en este quinquenio deberían mantenerse y continuar, como el plan de comunicación. Aseguró que hace mucho tiempo que la Biblioteca necesitaba un plan de comunicación, una vinculación con la comunidad, un flujo de información, sobre todo anunciando lo que se genera dentro y es muy importante para el afuera. “Hoy esto existe a través de la renovación de la página web, del trabajo muy fino en las redes sociales, con un nivel de actividad en todo el país que hace que la Biblioteca tenga una visibilidad que antes no tenía. En ese sentido me parece que está muy renovada”, opinó.
Por otra parte, destacó el trabajo interno que implicó la ampliación del grupo de investigadores, la renovación y aumento del personal del archivo literario, a su vez la Biblioteca volvió a publicar una serie de ensayos muy importantes y reafirmó su pata editorial. “Sobre todo, me gustaría destacar el trabajo del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas en el programa de digitalización”, añadió el entrevistado.
Además, dijo, son relevantes los planes de renovación edilicia, tanto de reforma de la fachada como de limpieza, “tenemos un problema con los grafitis y hay una necesidad de renovación, de mejora y restauración de la fachada y el lateral de la calle Emilio Frugoni”, detalló.
“Diría que este período se destaca por apostar a al trabajo interno, los grupos humanos de investigación y la parte edilicia, así como los proyectos en todo el país”, aseguró.
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