Desde el comienzo de este gobierno pero más en los últimos tiempos se ha hablado mucho de Cabildo Abierto (CA), se han dicho cosas verdaderas y cosas erróneas, estas últimas en general con bastante mala fe. Y lo que ha dominado todas esas opiniones es saber si se autoelimina y en caso afirmativo, cuándo. Por lo tanto creo conveniente efectuar algunas consideraciones.
Durante el siglo XX, para no retrotraernos más en el tiempo, prácticamente todas las agrupaciones políticas de nuestro país tuvieron inconvenientes internos. El P. Colorado vio nacer en su seno al Riverismo, luego al vierismo, posteriormente al terrismo-blancoacevedismo y para qué mencionar la terrible lucha entre batllistas de la 14 y la 15. El P. Nacional llegó a dividirse electoralmente entre herreristas y blancos independientes durante más o menos veinticinco años. La U. Cívica en determinado momento se fraccionó entre Partido Demócrata Cristiano y Unión Radical Cristiana, el P. Socialista también tuvo sus fieles adeptos a su fundador, Emilio Frugoni y quienes no congeniaban con él. El Frente Amplio, allá por la década de los 90 vio como un sector, el Nuevo Espacio, se alejaba, y algún otro ejemplo que pueda escapárseme.
¿Y por qué Cabildo Abierto, una agrupación política absolutamente nueva, no puede pasar por esa crisis de crecimiento, digamos así? ¿Por qué un día sí y otro también los medios informativos “bienpensantes” hablan tanto de las reales o supuestas disconformidades dentro de esta agrupación política? Primero, ¿será cierto? Segundo, ¿tendrán mucha relevancia? Tercero, ¿será – de ser cierto- algo tan malo? Porque las grandes corrientes políticas de nuestro país siempre funcionaron como una bicicleta, con dos ruedas.
Pero profundicemos más. ¿Ha colmado CA los expectativas que los que lo votamos esperábamos? No, rotundamente no. Pero eso no es responsabilidad de Cabildo, que obtuvo un 11% de los votos y que además ha visto y ve cómo se bombardean todas sus propuestas, básicamente desde el partido de gobierno, que no es otro que el P. Nacional, con la cordial ayuda del partido batllista porque de Colorado no le queda prácticamente nada. Y bueno, esa es la consecuencia inevitable de haber ingresado en el aparato político liberal-parlamentario, guste o no. Se me dirá si acaso había otra forma de intervenir en los asuntos nacionales y mi respuesta es que sí. Veamos por ejemplo a Un Solo Uruguay. Recordemos la Liga Federal de Acción Ruralista, ambas actuando en el límite de lo gremial y político. ¡Vaya si los blancos tendrían que agradecerle, y mucho, a la segunda de las nombradas y a su líder, el Sr. Benito Nardone. Por tanto, si hay visiones diversas dentro de este novel partido, bienvenidas sean, siempre y cuando no aparezcan para trepar los muros de la fortaleza.
Por último, otra cosa diferente es la cuestión táctica de si Cabildo debe seguir perteneciendo a la Coalición Multicolor o Republicana o convertirse en una real tercera fuerza política, desligada de compromisos, para la primera vuelta de elecciones, no para la segunda en la cual aparece como muy clara la opción del 95% de los cabildantes, salvo que ello nos obligue a sufragar por un/a impresentable. Mi posición clara, que la he manifestado a todos quienes de una u otra forma me conocen, es la primera, porque para poner la otra mejilla solo el Señor Jesucristo lo hace, pero bueno, esa es otra conversación.
Dr. Esc. César Eduardo Fontana
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