José Enrique Rodó decía que “la misteriosa voluntad que nos señala tierra donde nacer y tiempo en qué vivir, nos impone con ello una solidaridad y una colaboración necesaria, con las cosas que tenemos a nuestro alrededor”.
La invocación de la frase del maestro sirve para servir de ejemplo y guía para la conducta política de quienes hoy están en la oposición, pues en materia política es un llamado a identificarse con el destino nacional, unirse a los mejores propósitos y acompañar las más apropiadas medidas, persiguiendo siempre el bienestar colectivo.
O sea, todo lo contrario de la actitud que vienen desarrollando el Frente Amplio y su brazo sindical el PIT-CNT, convertidos en permanentes e implacables opositores a toda medida que tome o vaya a tomar la coalición republicana gobernante.
Como defensa, los principales dirigentes frenteamplistas esgrimen junto a cada crítica el argumento de que los actuales gobernantes apoyan todas sus medidas amparándose en los desastres de la pesada herencia que fue dejada por los 15 años de “populismo progresista”.
Puntualizamos que el señalamiento de aquellos desastres, que hasta hoy seguimos pagando y que aún archiconocidos deben volverse a citar por imperdonables, de manera alguna significa un mirar hacia atrás sino advertir lo que puede ocurrir en adelante, para el caso incierto de que el FA pudiera resultar electo. Es un llamado de atención para el futuro.
¿O es que se quieren repetir las pérdidas y las pésimas gestiones como los US$ 500 millones de ANCAP, los US$ 200 millones de PLUNA, los US$ 100 millones del Antel Arena, el Aratirí, la regasificadora, las donaciones a Cuba o los US$ 400 000 del almuerzo en la inauguración del Tren de los Pueblos Libres, escándalo que nunca se investigó?
Entonces, aquellas mismas fuerzas políticas y sindicales, con las mismas ideas y proyectos van a realizar las mismas cosas, es decir, gestión desastrosa, malgasto y despilfarro, clientelismo que ya anuncia, nepotismo acostumbrado, improvisación, endeudamiento y corruptelas.
Niegan la magnífica obra pública que está dejando el ministro José Luis Falero, aunque es visible y rompe los ojos la mejora de las rutas, los cruces, los puentes y la caminería en todo el territorio nacional.
Ignoran el redescubrimiento auspicioso del turismo interno, su actual realidad a pesar de las favorables ventajas que ofrece Argentina y los proyectos a desarrollar en Colonia, Paysandú y Rocha por intendencias que asumen costos y otorgan beneficios a objetivos de claro interés.
Discuten lo que nunca se hizo en la atención de los más vulnerables con los amplios recursos que ofrece el Mides en una gestión empeñosa del ministro Martín Lema, que atiende con cercana vigilancia y sentimiento solidario la humanitaria faena de atenuar carencias y necesidades.
Olvidan la brillante gestión de INISA, ardua y delicada tarea de tratamiento y reconversión de menores infractores llevada a cabo con talento y dedicación por la presidenta del Directorio, Rossana de Olivera.
Dificultan, con afán de trancar una reforma educativa en la que el profesor Dr. Robert Silva está dejando el alma, desarrollando una tarea de vital importancia y soportando estoicamente a los sindicatos que amparan las irregularidades como Fenapes y los gremios estudiantiles, fogoneados por los mayores del núcleo sindical docente, que una vez desalojados vuelven a ocupar lugares impropios, aunque tengan otros para reunirse y así crear una sensación de persecución contra los jóvenes estudiantes.
Critican la inseguridad, pero olvidan el incremento de la delincuencia a partir de las aberrantes medidas tomadas por el difunto presidente Tabaré Vázquez y su ministro del Interior, el Dr. José E. Díaz, quienes liberaron a miles de presos que luego han seguido delinquiendo. Desde aquel momento la seguridad se convirtió en un problema, cuya solución es imposible de resolver en el corto plazo.
Ya se perfilan candidatos frentistas, con empaque de ganadores, aunque alguno de ellos tenga cuentas pendientes que aclarar con la Justicia, cuyas denuncias presentadas al comienzo del período –sin considerar la tradicional demora– ya a esta altura tendrían que tener una resolución.
Y Fernando Pereira, ahora convertido en el ariete contra la coalición republicana, hasta minimiza el triunfo de la Sub 20 diciendo que se trata de un triunfo “tardío e insuficiente”, en cuya tarea de menoscabar abiertamente la hazaña de los juveniles celestes lo acompaña el senador Alejandro Sánchez que retrotrae el recuerdo del maestro Tabárez, que nada tuvo que ver en esto, y cuyo mayor logro fue un 4º puesto en un Mundial de mayores.
Últimamente, y en su viaje a Buenos Aires, Pereira no oculta su preocupación por los votos de los orientales que vienen por Buquebus el día de las elecciones y quizás, esta vez, con pocas ganas, después de vivir allí una inflación descontrolada, salarios y jubilaciones de hambre y un dólar inalcanzable, que son y serán los productos inseparables de un populismo que han sufrido como todos los habitantes de la otrora muy poderosa, aunque siempre pujante Nación hermana.
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