Un libro de reciente aparición, escrito por Santiago Cantera Montenegro (Madrid, 1972) prior de la Abadía Benedictina de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, describe con total justeza el contexto histórico, espiritual y musical que explica la excelencia y singularidad de este grupo coral, cuya trayectoria incluye numerosas giras internacionales, grabaciones y una sostenida labor investigadora.
El autor
Santiago Cantera Montenegro, monje benedictino, director técnico del Colegio Escolanía, es doctor en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Tiene 22 libros publicados, que incluyen, entre otros, valiosos trabajos de investigación histórica como “Hispania, el nacimiento de España”, los ensayos “San Bernardo y el Medioevo en su plenitud”, “La crisis de occidente”, “Una visión cristiana de la historia”, y varios estudios teológicos como “La Virgen María en el magisterio de Pio XII” y “Ángeles y demonios”.
El entorno
La sede de la Escolanía forma parte de un importante conjunto monumental emplazado en un amplio valle sobre la ladera norte del Monte Abantos, una de las tantas elevaciones de la sierra de Guadarrama, en un área de la región noroeste de la Comunidad de Madrid denominada “Pinar de Cuelgamuros”.
La zona que circunda el complejo edilicio está cubierta por un espeso bosque de múltiples especies arbóreas y una rica fauna silvestre en la que abundan ciervos, corzos, jabalíes, pequeños mamíferos y gran variedad de aves.
El grupo edilicio que incluye la sede de la Escolanía tiene muchas particularidades que lo hacen único. El templo, al que el papa Juan XXIII dio la categoría de Basílica, fue construido íntegramente dentro del interior granítico del llamado Risco de la Nava, al que atraviesa de lado a lado. En la cumbre, una cruz de 150 metros de altura, surge de un basamento con importantes esculturas de los cuatro evangelistas y de las Virtudes, obras del escultor Juan de Avalos.
Las puertas exteriores de la Basílica, la ornamentación de sus amplios espacios interiores, las numerosas imágenes de ángeles, santos, mártires y de Nuestra Señora, así como el Cristo del altar mayor, son obras de alto valor artístico ejecutadas por grandes maestros.
Siendo que este conjunto monumental fue desde un principio concebido como ámbito de reconciliación, donde serían sepultados los caídos en la Guerra Civil sin distinción del bando al que pertenecieron, se tuvo especial cuidado de que ningún elemento aludiese a la contienda, como no fuese con un sentido penitencial. Ejemplo de ello son las únicas esculturas que representan los ejércitos combatientes, ubicadas en dos hileras, una a cada lado del espacio que conduce al crucero de la cripta. Las figuras, unas frente a otras, con el rostro semicubierto por capuchas, muestran una actitud respetuosa y doliente.
Al oeste del Risco de la Nava, el complejo se continúa con la Abadía de los monjes benedictinos, la Hospedería, con sus instalaciones abiertas al público y la Escolanía, en donde viven y estudian los escolanos.
Un tesoro cultural y humano
En su libro, el padre Cantera se refiere a las raíces históricas de la Escolanía actual, que se remontan a la tradición europea en la que el aprendizaje de la música se impartía en capillas catedralicias y monásticas.
Si bien algunos coros infantiles se nombran como “Escolanía”, las características fundamentales de éstas, que las diferencian de cualquier otro grupo coral, es que están vinculadas a un santuario con una finalidad litúrgica, y la formación académica de los escolanos está integrada a la musical, a la que destinan una importante dedicación horaria. Es así como, de acuerdo con el sentido estricto del término, en España hay solo seis Escolanías: las benedictinas de Montserrat y del Valle de los Caídos, la agustiniana del Escorial, la de los Desamparados en Valencia, la de Covadonga en Asturias, y en Zaragoza la de los Infanticos.
La congregación benedictina que en el año 1958 se estableció en la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, provenía del monasterio de Silos, donde, gracias al aporte de religiosos franceses de Solesmes, se conservaba lo más puro del canto gregoriano. En éste, esencialmente funcional por estar destinado al culto, son muy importantes los matices en el acento que valoriza cada palabra, por su alto contenido espiritual.
Esta circunstancia histórica hace que los niños escolanos del Valle reciban una formación que les permite interpretar el canto, no solo integrado a la liturgia, sino también con la mayor fidelidad al original, ya que son capaces de leer en la antigua notación del tetragrama antecesor del actual pentagrama. Este conocimiento les habilita para usar el Graduate Triplex, libro que recoge las notaciones comparadas cuadrada o romana en tetragrama con las antiguas notaciones neumáticas in campo aperto de los Códices de Laon y de San Galo.
A esta profunda formación en canto gregoriano, que los capacita para leerlo y cantarlo a primera vista, dotándolo de su más auténtico sentido original, se une el dominio de un amplio repertorio que incluye canto visigódigo o mozárabe, polifonía, tanto sacra como profana, de autores renacentistas, barrocos, y clásicos, piezas del folklore popular español cantadas en lenguas regionales, y villancicos navideños, en particular los del Padre Antonio Soler. También es de destacar la participación de la Escolanía en obras contemporáneas de gran porte, como el oratorio profano “Ecce cor meu” de Paul McCartney.
La vida de los escolanos
Además de la formación musical, que incluye también el aprendizaje de uno o dos instrumentos, los chicos cumplen los estudios oficiales de Educación Primaria y Secundaria, ampliada recientemente al Bachillerato, Todas las mañanas cantan la Misa en la Basílica, junto a los monjes benedictinos y con asistencia libre de los fieles.
Cantan como los ángeles, pero son chicos normales que disfrutan de sus campos de deporte y de excursiones en plena naturaleza. Viajan al exterior con relativa frecuencia, invitados a dar conciertos en otros países. En el citado libro “La Escolanía de la Abadía Benedictina de la Santa Cruz del Valle de los Caídos” publicado por Voz de Papel, se detallan giras por Japón, Chile, Tierra Santa, Sudáfrica y varios países europeos.
A todo esto, se suma que el imponente paisaje natural, la pureza del aire, el silencio que se puede encontrar a pocos pasos del colegio, y la calidad de las obras de arte del templo que visitan a diario, seguramente predisponen a despertar lo mejor de cada uno, aunque no se sea consciente de ello
Madrid, junio de 2023
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