Venimos de un extenso período de sequía, casi igual que los que hemos visto a distancia en National Geographic.
Las cosechas disminuidas a niveles extremos, todos afectados en mayor o menor medida y también el Estado, socio tácito en cada negocio y emprendimiento al disminuir su recaudación.
Los más afectados por supuesto son la gente vinculada al agro. Nos preguntamos de cara al futuro, ¿qué hacer para no pasar más estas angustias?
Implantar riego tecnificado es la solución que nos viene de inmediato a la mente. La palabra clave es inversión, y ahí es donde debería jugar un rol fundamental el Estado uruguayo, diseñando un plan de riego nacional con incentivos al productor rural que quiera hacer represas, polders, tajamares y todo tipo de reservorios que permitan soportar las sequias que vendrán indefectiblemente de aquí en adelante, con los efectos del cambio climático.
Pero muy en contra de tomar esta senda, el BROU, el banco país, en este marco de pérdidas cuantiosas en cosechas y animales, sube las tasas de interés sobre los créditos asumidos en mejores tiempos y a mejores tasas.
Tomemos el ejemplo de lo invertido por el Estado en la forestación, allá por los 90, devolviendo el 50% de lo invertido a los plantadores de árboles, dando exoneraciones tributarias y créditos a 12 años. Hoy el país cosecha lo sembrado en aquellas épocas.
Un plan audaz y visionario es lo que se necesita actualmente para que cada una de nuestras cuencas sean aprovechadas al máximo antes de llegar al mar. Solo las decisiones políticas acertadas y oportunas hacen que estas cosas pasen.
Atentos saludos,
Pierre Darricarrère
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