Aunque fue para decidir a qué departamento debía pertenecer esta localidad ubicada en la intersección de Treinta y Tres, Durazno y Florida, fue un hecho que sirvió para las futuras generaciones. Tres legisladoras, nacionales y departamentales, reflexionaron sobre la importancia de ese hecho y trazaron un paralelismo con la actualidad.
Si para alguien no pasó inadvertido este 3 de julio fue para la población de Cerro Chato que en 1927 se metió en la historia cuando en el plebiscito que determinaría si esa localidad pertenecería a los departamentos de Durazno, Treinta y Tres o Florida, votó la mujer por primera vez en Sudamérica. Todas esas mujeres que ven en imágenes fueron las protagonistas de una hazaña para esa época y el comienzo de un camino que se fortalecería algunos años después con la aprobación de la participación de las mujeres en elecciones libres.
Fue durante el gobierno de Juan Campisteguy (PC Riverista) que los vecinos de Cerro Chato decidieron conformarse como pueblo y debían elegir a que departamento pertenecer. Para eso Luis Alberto de Herrera (PN) desde el Consejo Nacional de Administración lanzó el proyecto de plebiscito que fue acompañado por Carlos María Prando y Paulina Luisi activista feminista social y política de esa época. En el texto se señalaba que toda persona mayor de 18 años podía participar mediante el voto para decidir sobre cuál sería el futuro y a qué departamento pertenecería esa comunidad.
Una elección que terminó siendo nula
Como hecho anecdótico, la elección fue declarada nula tras la negativa de los vecinos de Treinta y Tres en participar luego que conocieron la noticia que el comerciante y empresario Luis Soubiron Calo convenció a los floridenses que votaran en favor de su departamento de Durazno, aun cuando era el más despoblado de los tres. Si bien la primera mujer en inscribirse en el padrón electoral fue la señora brasileña Rita Rivera de 90 años, las primeras dos mujeres en votar fueron en la mesa A Martina Fros y en la mesa B Justa Jacinta Sánchez.
“El plebiscito de Cerro Chato es un símbolo de inclusión mucho más fuerte y mucho más poderoso que el simple hecho de que vota la mujer por primera vez en Sudamérica” dijo a La Mañana Fernando Botana, guía del “Museo de las primeras ciudadanas sudamericanas” en la casa donde se llevó a cabo esa elección. Porque la primera mujer que se anota para votar fue Rita Rivera, con 90 años, afro descendiente y de nacionalidad brasileña, cuatro cualidades que por ese entonces estaban por fuera de toda posibilidad de ciudadanía como se la conoce actualmente. Aprovechó la oportunidad para destacar el trabajo que durante 30 años los historiadores Dwight Lago y Julio Gómez García llevaron adelante para acercarnos ese hecho tan particular que marcó un antes y un después en el ejercicio de la democracia directa de la ciudadanía.
Se reconocieron en ese valiente voto femenino
La Mañana recogió la opinión de tres mujeres destacadas en el lugar político en el cual se desempeñan sobre este hecho particular y cuál fue su incidencia en el devenir de la historia. Se trata de la senadora Gloria Rodríguez del Partido Nacional, la diputada de Cabildo Abierto Elsa Capillera y la presidenta de la Junta Departamental de San José Fernanda Castro.
Fernanda Castro es la tercera presidenta que ha tenido la Junta Departamental de San José en su historia. Para ella el hecho ocurrido en Cerro Chato “fue un primer paso que marcó nuestra historia” que se venía “gestando desde antes” con las primeras revoluciones liberales en Europa. Resaltó la figura de Carlos María Prando “que tuvo la capacidad de ver que había una necesidad de incluir a las mujeres en ese plebiscito”. Desde ese entonces hubo un proceso donde se han producido muchos avances con diferentes ritmos, a veces estancado sostuvo la edil departamental. En estos cien años “ha habido ciertos hechos puntuales que han determinado que podamos ocupar ciertos lugares”. Para Castro es hora de que las mujeres deben enfocarse “no en la cantidad sino en la calidad del lugar” que ocupen basado en la capacidad del “poder hacer y del saber hacer”. Esa evolución deber ser parte “del creer en nosotras mismas” finalizó la jerarca.
Para la senadora Gloria Rodríguez “fue una conquista legitima de la lucha de nuestras mujeres” feministas “que salían a defender causas sumamente importantes sin enfrentamientos de varones y mujeres” y no como se lo conceptualiza en la actualidad. Lejos de esos enfrentamientos, esas mujeres tenían una seria capacidad de negociación que les permitía alcanzar esos logros para el país. Para la legisladora a pesar de ser una democracia consolidada y con partidos políticos estables todavía existen deficiencias en la inclusión de las mujeres en el sistema político. Dijo que para los avances que tuvo Uruguay durante ese periodo, el país está bastante relegado en esta materia.
Para la diputada Elsa Capillera este 3 de julio pasó “un poco desapercibido” por la vorágine de los temas parlamentarios. Reconoció que se trata de una fecha muy importante “porque a partir de ahí empezó un poco la igualdad de derecho desde el punto de vista político”. Sostuvo que “las mujeres somos una parte muy activa de la sociedad” encontrándose en todos los ámbitos de la vida humana. “Hemos demostrado que somos tan capaces como los hombres de asumir responsabilidades, obligaciones y actividades” además de sus roles de madres y esposas. Para la legisladora de Cabildo Abierto “jugamos un rol muy importante como seres humanos capaces de pensar por sí solas, discernir (y) decidir” en cosas que le atañen a toda la sociedad. Finalizó diciendo que se deben seguir sumando mujeres para fortalecer esos logros que se han alcanzado en el transcurso de la historia del país.
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