Producir más, lograr mejores resultados y de forma integral, asegurando la sustentabilidad para que el éxito de hoy continúe siendo un éxito mañana.
El miércoles 5 de julio se llevó a cabo la jornada “Ganadería en zona baja: Capitalizando las sinergias del arroz y la soja”, una actividad de la Unidad de Producción Arroz-Ganadería (UPAG 2), Unidad Experimental de Paso de la Laguna, de la cual participaron productores arroceros, ganaderos y técnicos de diferentes empresas.
La historia de UPAG comenzó en 1999 con un primer proyecto que duró diez años y que se conoce como UPAG 1, tratándose de una “investigación en sistemas de producción integrados arroz-ganadería en un escenario económico que propiciaba una alta frecuencia de uso arrocero del suelo. En 1999 se puso en funcionamiento la UPAG sobre la base de una rotación más intensiva en el uso del suelo, de dos años de arroz y dos años de pasturas”, explica un artículo publicado en la revista INIA.
Sobre el evento de la semana pasada, UPAG 2, La Mañana consultó al Ing. Agr. Pablo Llovet, técnico sectorial de Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) Treinta y Tres, quien dijo que UPAG 2 se ha renovado con cambios respecto a la investigación anterior, y “una de esos cambios consiste en la introducción de la soja dentro de la rotación” debido a que es un cultivo que “empezó a aparecer en estos ambientes”.
La rotación es de arroz, pasturas, soja, y “hay una fase de pasturas en la cual entra la ganadería y ésta, a su vez, entra en los laboreos de verano en un período corto de 60 a 90 días”, explicó, subrayando la importancia de los tiempos en las entregas de los campos. Parte de la producción arrocera (el 70%) se realiza en tierras arrendadas que se combina con la ganadería y de ahí “la importancia de las entregas de los campos, además de cómo el arrocero deja esas praderas sobre rastrojos de arroz para que el productor ganadero pueda hacer también su fase productiva”, explicó.
Se trata de “una sinergia en la cual interviene la agricultura -arroz y soja- y la ganadería. La jornada de la semana pasada fue con un foco más ganadero y se pudo ver el ternero entrando a la unidad con 160 kilos y su salida a los 18 o 22 meses con 500 kilos”.
A su vez se pudo observar “la invernada de corderos que están sobre raigrás sembrados con dron sobre rastrojos de soja”. La incorporación ovina “es parte de una estrategia para que el productor pueda hacer caja rápido y forma parte del negocio global como una opción diferente al ternero y novillo”.
La importancia del riego
Por otra parte Llovet destacó la importancia del riego: “Siempre tiene que estar la posibilidad de poder regar, pero no siempre sucede y eso es una problemática”.
En las chacras estudiades “la prioridad es el arroz y a veces el agua está justa para ese cultivo”, pero en esta investigación particular “logramos hacer 3 o 4 riegos por superficie” aunque esa no es una situación que se pueda dar en todas las chacras dado que “es importante tener muy buenos drenajes y geonivelación”. Dada las características de la soja “el agua no puede quedar en el campo y de ahí la importancia de la preparación de la chacra”, de lo contrario el cultivo no funcionará.
Detalle de la rotación en 6 años
En Paso de la Laguna la rotación es de 6 años. “Eso quiere decir que todas las fases conviven en el mismo momento: Uno va a un potrero y está el laboreo de verano, en otro potrero el raigrás sobre la soja”, comentó Llovet.
En cuanto a los tiempos, “el ganadero que está usando el raigrás, entrega el campo el 31 de agosto para que se puede preparar la siembra de arroz, lo que no impide que a nivel comercial haya diferentes acuerdos”, pero en octubre se debería estar sembrando el arroz, cultivo que se extiende hasta abril con la cosecha dependiendo de las variedades y la zona. Cerrada la cosecha de arroz, los trabajos que se realizarán van a depender de la rotación y puede ir a una pradera o una siembra de raigrás.
El proceso de la rotación de 6 años, tal como se ve en el siguiente gráfico, es el siguiente: En el año 1: primavera verano, arroz 1; otoño invierno, raigrás. En el año 2: primavera verano, soja; otoño invierno, raigrás más leguminosa. Año 3: primavera verano, arroz 2; siguen 30 meses de pasturas y en el año 6 cuando la pastura pierde potencial se realiza el laboreo de verano y raigrás en otoño invierno. Luego de ese ciclo se vuele al arroz 1.
Llovet aclaró que esa rotación es “una de las más comunes”, pero “hay muchas posibilidades diferentes que también se pueden adoptar”.
En busca de la sostenibilidad
Este sistema “busca la sostenibilidad”, y los objetivos productivos de la UPAG 2 son “producir 300 kilos de carne por hectárea, 10.000 kilos de arroz y 3.000 kilos de soja”, dijo el técnico. Reconoció como válida la objeción de que la producción de carne podría ser de 400 kilos, “pero como la clave es la sostenibilidad”, o sea que el ciclo “se pueda repetir en el tiempo cuidando los recursos y el ambiente, en la carne los objetivos no son muy altos pero si de buenos resultados”.
“La sostenibilidad se logra también por esa integración de pasturas y cultivos” que “en el caso analizado la agricultura es arroz – soja, pero no hay que olvidar que en los sistemas comerciales se incluyen en la rotación otros cultivos como sorgo o maíz, que no son tan comunes, pero los hay”.
De todas formas, la sinergia arroz, soja, ganadería llegó para quedarse, y el desafío mencionado por el Ing. Llovet es cómo instalar buenas pasturas en esos ambientes, y el fortalecimiento es general, entendiendo que es importante que a cada una de las partes le vaya así podrá “arrastrar a la otra” en el sentido de que “para hacer un buen arroz se debe tener una buena preparación y buena pastura. Lo mismo para lograr una buena ganadería se tuvo que tener un buen arroz, cosechar en seco y que el terreno esté nivelado”.
Estamos ante un sistema que “genera una línea de ganar-ganar”, y en ese sentido Llovet recordó que “INIA tiene un Fondo de Promoción de Tecnología Agropecuaria (FPTA) con la Asociación de Cultivadores de Arroz que apunta a esa dupla ganadero-arrocero buscando detectar qué es lo que hacen los productores a los que les va bien, y a partir de ahí se elaborará un manual de buenas prácticas que servirá para introducir esos conceptos en los contratos”.
Lo que se trata es de “entender y aprovechar el gran potencial” de las tierras arroceras, “pero para eso hay que respetar sus tiempos, y esa es una de las cosas claves, porque para lograr cosas buenas previamente se deben cumplir con determinados requisitos y hacer algunos deberes”.
Estamos trabajando con dos sectores y cada una de las partes tiene que “entender ese ganar-ganar, y asumir que no se logra, si no se cumple con el tiempo que requieren las cosas, que implica una suma de pasos para que todos resulten beneficiados”.
Por último, Llovet comentó que los resultados físicos, económicos y productivos se presentarán en el taller de arroz que se realizará en INIA Treinta y Tres a fines de agosto; y que UPAG 2 tiene una comisión de seguimiento que la integran técnicos del Instituto Plan Agropecuario, Instituto Nacional de Carnes, el Secretariado Uruguayo de la Lana, la Gremial de Molinos Arroceros, la Asociación de Cultivadores de Arroz y dos productores referentes.
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