La elección de octubre redujo al PI a una banca en la Cámara de Representantes, ¿han analizado a qué se debió esa disminución electoral?
En primer lugar me da la impresión que los altos guarismos que el año pasado las encuestas daban al PI generaron una sensación de entusiasmo que además se correspondía con la seriedad del trabajo del senador Pablo Mieres, de los diputados, y el prestigio del Partido por su trayectoria.
Luego ocurrieron cosas, algunas atribuibles a decisiones que se tomaron por el PI y otras por la coyuntura externa del PI con la aparición de nuevas figuras, nuevos liderazgos, y probablemente un estado de ánimo de buena parte de la ciudadanía que quería cambiar y tomó decisiones que no fueron previstas por nosotros, o nosotros no respondíamos a las expectativas de cambio que tenía ese electorado.
¿Se mantiene el liderazgo de Pablo Mieres?
Un partido de la dimensión del PI no da para que haya cuatro líderes como puede haber en el Partido Nacional u otros. Tampoco ha ocurrido que surja alguien.
Al Partido le queda cerrar este ciclo con una revisión. Por razones de calendario no se ha hecho, el lunes 16 se reúne la última Mesa Ejecutiva del año y está previsto que en febrero el Partido termine de evaluar.
¿Cuáles son los desafíos del partido para el futuro?
Primero tenemos la responsabilidad del gobierno, y eso para un partido que quedó muy debilitado desde el punto de vista electoral es un doble desafío porque tiene que hacerse cargo de la responsabilidad de gobernar.
Debemos cumplir responsablemente con la demanda del presidente electo y del gobierno, y al mismo tiempo reactivar, volver a generar expectativa, entusiasmo, sentido de futuro en el Partido. Ahora se vienen las elecciones departamentales en mayo.
Desde el gobierno actual se insiste en la necesidad de mantener los Consejos de Salarios. ¿Cuál es su posición al respecto?
Mi posición es la de Richard Read, no sirve de nada que me aumentes el salario si me vas a dejar sin trabajo. Lo primero es el trabajo.
El mundo entero está asistiendo a un escenario muy disruptivo porque está cambiando el sistema de producción y eso genera gran inestabilidad en el mercado laboral, incertidumbre, nadie sabe de qué vamos a trabajar los humanos en 50 años, entonces hay que tomar decisiones en el sistema educativo, en la legislación y en las relaciones laborales.
Ocurre que es natural que los sindicatos como los partidos políticos respondan primero a las demandas de los electores. Esa es la diferencia entre un político cualquiera y un estadista que toma decisiones hacia las generaciones venideras. Y ahí hay que garantizar todos los derechos laborales y apostar a que se dinamice el mercado de trabajo sin afectar los derechos adquiridos. No es una situación fácil porque además el próximo gobierno va a recibir el país con un problema muy serio en el escenario fiscal.
Por eso importa señalar que no está planteado sacar los Consejos de Salarios; incluso tanto el presidente electo como el posible ministro de Trabajo (Pablo Mieres) creen que los Consejos de Salario son para algo más que para fijar salarios mínimos. Tienen otra función, ayudan a una relación equilibrada y constructiva entre empresarios y trabajadores y eso parece que se relaciona mucho con algunos valores de toda la comunidad. Lo que no puede ocurrir es que eso le quite dinamismo al mercado de trabajo y a la economía.
¿Y respecto a la agenda de derechos sobre la que se han expresado algunos temores por parte de los colectivos y dirigentes oficialistas?
En este tema algunos tienen temores y otros hacen como que tienen temores para mantener la barra movilizada.
A mí me preocupa muchísimo que se agiten fantasmas, porque cuando alguien agita fantasmas es porque quiere manipular al otro y utilizarlo para sus propios fines.
Hay algunos temas extremadamente complejos y polémicos, uno es la despenalización parcial del aborto, que nadie está planteando derogar; y el otro son los asuntos vinculados a los temas de género, que tampoco nadie está planeando derogar. Por lo tanto no hay ninguna razón para asustar a la gente, salvo que quieran manipularla y mantenerla indignada para luego hacer vaya saber qué. Eso lo estamos viendo con pequeñas señales que son extremadamente preocupantes.
Por ejemplo la reacción iracunda, desmesurada e irresponsable ante un artículo que publicó una colega (la periodista Camila Bello) en el diario El País sobre los presuntos oftalmólogos cubanos que no eran tales. Ese tipo de reacción por parte de exjerarcas del gobierno a mí me da mala espina.
Puedo pensar que es el proceso de duelo que están haciendo porque perdieron el gobierno, puedo pensar cosas peores, puedo pensar que están pretextando una reacción, alimentando la ira en la gente para luego ante cualquier cosa hacerla explotar. No lo sé, pero como no soy ingenuo ni tengo derecho a serlo, yo voy a estar vigilando, voy a estar con los ojos abiertos y voy a alertar a todo el que me quiera escuchar. Si se da esa reacción desmesurada frente a un artículo periodístico, con escraches, agravios, insultos, ¿qué nos puede pasar mañana ante un escenario realmente complicado? No tengo la respuesta, pero estemos atentos.
Con el caso de la agenda de derechos pasa lo mismo. Hay asuntos en esa legislación que son extremadamente cuestionables, que no tienen que ver con los derechos sino con la manera cómo se ha instrumentado la garantía de esos derechos. Y eso hoy, mañana o pasado, va a terminar siendo revisado por el mundo democrático, en algunos capítulos, no en el tema sustancial que es luchar contra la violencia basada en género como contra la violencia general hacia la mujer, niños o ancianos, eso está fuera de toda discusión; pero hay elementos específicos que pueden ser revisados y que no afecta los derechos.
A juzgar por los resultados, esas leyes no parecen haber dado resultado
Lo que ocurre es que la tesis general en que se basa el discurso dominante en materia de género es falsa o insuficiente, y los resultados son los que son. La matriz ideológica que sustenta el discurso, no digo la legítima sensación de todos y particularmente de las mujeres de que son violentadas, abusadas, discriminadas porque la demostración empírica indica que es cierto y que hay que luchar contra eso, pero la ideología dominante en el discurso de los sectores feministas es falsa, o en todo caso la parte que tiene de validez es totalmente insuficiente para explicar el fenómeno.
Es muy difícil hablar de estos temas sin que genere una reacción colectiva, corporativa y aún violenta. Hay voces que desaparecieron en el debate sobre estos temas, voces de colectivos científicos, catedráticos, disciplinas enteras que ni siquiera ejercieron su responsabilidad de opinar y jamás aparecen cuando se analizan estos temas. Eso es dramático para una sociedad. La anulación, el desprecio sobre cualquier disciplina de las ciencias empíricas que puedan demostrar con hechos lo que sostiene sus tesis del discurso de género no solo es extremamente revelador sino que nos induce a pensar que estamos frente a un fetiche de tipo ideológico, frente a un tótem que se asemeja más a una religión, a una ideología, que a una ciencia o disciplina que pudiéramos contrastar con bases empíricas.
Sotelo y los medios públicos.
Según versiones de prensa el periodista Gerardo Sotelo podría dirigir los medios públicos: la televisión nacional y las radios Uruguay, Babel, Emisora del Sur y Clásica. Consultado al respecto dijo que eso depende del presidente electo y del Partido Independiente.
“Eso no depende de mí, es un tema sobre el que prefiero no hablar porque no me corresponde hacerlo y no tengo nada que decir porque no lo sé. Eso depende del presidente electo y del PI, no hay más que comentarios y no corresponde que yo hable de eso ahora”, fue su escueta respuesta”.
¿La actividad política sigue?
Sí, estoy encantado de haber tomado la decisión de ingresar a la política. Entre otras cosas, la campaña me ayudó a ver la riqueza periodística formidable que hay en todo el país. Me entrevistaron programas de radio de todo tipo y hay muy buenas radios, buenas plantas físicas, buenos programas, buenas cortinas, con buenos entrevistadores también en la televisión y la prensa.
Teniendo los recursos que permite la tecnología digital, no entiendo cómo es posible que no exista una plataforma en la cual podamos disfrutar de esa riqueza por el valor de esos periodistas y sus programas, y al mismo tiempo poder escuchar y sentir lo que vive la gente del interior, cada uno desde su lugar.