La reciente Cumbre de París para un Nuevo Pacto Mundial de Financiación fue promocionada por sus organizadores, entre ellos el presidente francés Emmanuel Macron, como una iniciativa innovadora para forjar un “nuevo contrato” entre el Norte y el Sur Global que abordaría el cambio climático y fomentaría el desarrollo sostenible. Sin embargo, el hecho de que la mayoría de los líderes del G20 ni siquiera se molestaran en acudir pone en duda la viabilidad de la iniciativa. El resultado es que la cumbre no consiguió introducir las medidas necesarias para reducir la brecha de financiación climática, proporcionar a los países de bajos ingresos el espacio fiscal que necesitan para hacer frente a la actual crisis de la deuda, o revisar la arquitectura financiera mundial. En los últimos años, los gobiernos contribuyentes han sobrestimado su gasto en financiación para el clima, afirmando haber movilizado US$ 83.300 millones en 2020, cuando la cifra real se acercaba más a los US$ 24.500 millones. Para empeorar el problema, la mayoría de estas ayudas se concibieron bajo la forma de préstamos en lugar de subvenciones, lo que ha exacerbado el peso de la deuda de los países de bajos ingresos. El único resultado relevante de la reunión fue el anuncio de un acuerdo de reestructuración de la deuda de US$ 6300 millones entre Zambia y sus acreedores, que no incluye ninguna reducción de la deuda. A la vez que incumplían sus propias obligaciones, los líderes mundiales exageraron el rol del sector privado. Aunque los inversores privados controlan más de US$ 210 billones en activos financieros, sólo una pequeña parte de esta cifra se invierte en países de bajos ingresos. Además, las prácticas depredadoras del sector financiero han aumentado la carga de la deuda de los países en desarrollo, ya de por sí en dificultades. Estos asuntos brillaron por su ausencia en los debates durante la cumbre de París, quizá porque entre los asesores de Macron se encuentran BlackRock y Amundi, dos de los peores infractores.
Jayati Ghosh, S, Dixon-Decleve y J. Bernstein, en Project Syndicate
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