François Polgar
Jefe de coro, Les Petits Chanteurs de Paris (Paris Boys Choir)
Edad: 76 años.
¿Tus primeros pasos en este camino?
De chico, yo también fui estudiante en Sainte-Croix de Neuilly y formé parte de este coro. Ahí es donde nació y poco a poco fue creciendo esta pasión. Ya más grande realicé estudios en música, ámbito en el cual, evidentemente, me sentía muy a gusto. Por un tiempo fui acompañante de piano y órgano en la Ópera, donde mi mentor me ponía a cargo de los ensayos del coro, y así fue que me volví jefe de coro profesional. Naturalmente, cuando él se retiró, yo tomé el mando de Los Niños Cantores.
Una sugerencia para alguien que está empezando y quiere hacer lo mismo que tú.
Dirigir, ejercer. Yo tuve la oportunidad de trabajar en una excelente institución como lo es la Ópera de París, donde me encontré con grandes jefes de coro. Y fue observándolos que pude aprender muchísimas cosas. No se trata de un aprendizaje técnico donde te enseñan a hacer tal o tal gesto o te dicen “hacé así o asá”, sino que hay que tener ya un cierto instinto para dar con la tecla correcta. Es complicado, uno no puede simplemente decir “voy a dedicarme a esto”, hay que estar predispuesto y tener la intuición para hacerlo.
¿Qué te inspira?
Me apasiona la voz, el color de la voz. Mi meta es lograr un sonido homogéneo. Me encanta trabajar con niños porque aunque no suelen tener conocimientos musicales importantes (de hecho, varios de ellos no tienen ese conocimiento en lo absoluto), sí que tienen mucho instinto. Siempre me fascinó la intuición y espontaneidad que pueden tener, y lo performáticos que pueden llegar a ser aún sin tener una técnica extraordinaria.
¿Cuáles son los desafíos que has tenido que sortear?
Al principio, en mi juventud, yo era muy tímido, por lo cual uno de mis mayores desafíos era animar al grupo. Sentía que no era para mí, que no estaba hecho para eso. Al final fueron los años y la experiencia los que me ayudaron a superar esa timidez.
¿Cómo ha sido la gira del coro por Sudamérica?
Bueno, estamos muy contentos. Considero que este es un muy buen grupo, que musicalmente funciona bien, lo cual es importante. En cuanto a los conciertos, estamos tremendamente sorprendidos por la magnitud del público que recibimos porque, a decir verdad, no estamos acostumbrados a acoger sistemáticamente a audiencias tan numerosas. Además estamos impresionados por el entusiasmo de la gente. Ellos disfrutan y no tienen miedo de exteriorizarlo, lo cual para nosotros es obviamente muy gratificante. En Francia el público es más frío, y siento que eso hace una gran diferencia.
¿Cuáles son las claves para trabajar con niños hoy en un coro?
Hay que aceptarlos tal como son y no tratar de hacerlos cambiar. Ya lo dije anteriormente, lo que me interesa de trabajar con niños es su espontaneidad natural. Cuando tratan de no ser naturales, enseguida se nota.
¿Quiénes apoyan esta actividad y son fundamentales para lograrla?
La verdad es que buscamos mucha ayuda. Por empezar, tenemos el apoyo de la dirección del colegio. Esto es muy importante porque el reclutamiento se hace entre los alumnos de la institución y por ende es esencial su colaboración en esta actividad. Si el colegio se mostrara indiferente, todo sería mucho más complicado para nosotros. Además, lo que nos permite hacer viajes así, son los sponsors que por supuesto nos brindan soporte financiero. También contamos mucho con los padres de los niños del coro, quienes nos brindan un apoyo igualmente importante.
¿Nuevos proyectos a realizar?
Por supuesto, siempre tenemos nuevos proyectos para realizar. Sin dudas me gustaría hacer un espectáculo de puesta en escena cómo ya hemos hecho dos o tres veces en el pasado. Es un aspecto muy interesante de este trabajo, que permite a los niños relajarse y ponerse cómodos. Así que seguramente lo hagamos realidad próximamente.
¿Qué valores fundamentales buscas desarrollar?
Obviamente el gusto y el amor por la música, eso es seguro. También el espíritu de coro, de comunidad, que es muy importante para nosotros porque los niños deben saber cantar pero además deben poder hacerlo en ósmosis los unos con los otros. Es por este motivo que busco desarrollar ese sentido comunitario que permite lograr armonía en el canto.
¿Cuál es la alegría mayor de un director de coral?
Creo que mi mayor satisfacción es hacer un trabajo tan perfecto como sea posible. Pero dado que la perfección no existe, permanezco siempre en su búsqueda y no llego a estar realmente satisfecho al cien por ciento. Suelo ser bastante exigente y me cuesta disfrutar del momento por estar buscando esa perfección que nunca llegará. Hay momentos en los que estoy cara a cara con los niños y todo va bien, pero por momentos algo se complica. Así que es difícil estar contento permanentemente.
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