El comercio bilateral entre Estados Unidos y China –exportaciones e importaciones de bienes y servicios, combinadas– alcanzó la cifra récord de US$ 761.000 millones en 2022. Pero el PIB y la mayoría de sus principales componentes también batieron récords. De modo que es necesario deflactar el comercio internacional por el nivel del PIB para evaluar adecuadamente la evolución del comercio con China. Basándonos en ello, el comercio bilateral de bienes y servicios entre Estados Unidos y China representó el 3% del PIB estadounidense en 2022, un 19% menos que el máximo de 3,7% alcanzado en 2014. Si bien estas cifras están lejos de suponer un desacoplamiento total, sin duda constituye un paso significativo en esa dirección. Como era de esperar, el 75% de esta reducción reciente se produjo luego de 2018, cuando la administración de Donald Trump impuso fuertes aranceles a las importaciones chinas. La tendencia a la baja de la participación de China en el desequilibrio comercial global de Estados Unidos probablemente continuará, especialmente si, como se espera, la administración de Joe Biden mantiene los aranceles de Trump e introduce otra ronda de sanciones a las tecnologías avanzadas.
Pero a pesar de la reducción del desequilibrio comercial con China, en 2022 el déficit del comercio de mercancías de Estados Unidos alcanzó la cifra récord de US$ 1,18 billones con 106 países (incluida China). Esto es una consecuencia natural del extraordinario déficit del ahorro interno estadounidense. Efectivamente, la tasa de ahorro interno neto cayó a -1,2% de la renta nacional en el primer trimestre de 2023, la lectura más baja desde la crisis financiera mundial de 2008 y muy por debajo de la media del 7,6% entre 1960 y 2000. En consecuencia, al carecer de ahorro y querer invertir y crecer, Estados Unidos debe recurrir a enormes déficits de la balanza de pagos y del comercio multilateral para atraer capital externo. Esto significa que medidas bilaterales específicas –en este caso, aranceles y sanciones contra China– no pueden solucionar el problema comercial. Aquí es donde el relato de la desvinculación toma un giro especialmente inquietante. La participación de China en el déficit global del comercio de mercancías de Estados Unidos, aunque sigue siendo la mayor de todos los países, se ha reducido desde el inicio de la guerra comercial, pasando del 47 % en 2018 al 32 % en 2022. En este mismo periodo, la cuota conjunta de otros seis países –Canadá, México, India, Corea del Sur, Taiwán e Irlanda– ha aumentado del 24% al 36%. Esta desviación del comercio no es ninguna sorpresa. Es algo normal para cualquier economía con déficit de ahorro que imponga aranceles y/o sanciones a un socio comercial importante.
Stephen S. Roach, en Project Syndicate
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