A fines de junio cerró el ejercicio ganadero 2022/2023. Desde el Plan Agropecuario se están recibiendo y clasificando los datos que luego conformarán las tradicionales Carpetas Verdes que llegan a su edición 22ª. El Ing. Molina comentó a La Mañana los primeros datos y los monitoreos que se realizan durante el año sobre los principales indicadores.
En los meses de julio y agosto el Plan Agropecuario está recibiendo los datos de las Carpetas Verdes los cuales se analizan y agrupan para luego establecer los resultados del ejercicio 22/23 que finalizó hace un mes. Carlos Molina, director general del Plan Agropecuario (PA) dijo a La Mañana que con los datos analizados “ya se puede ver la tendencia” del resultado. Además, “monitoreamos permanentemente variables importantes” y todos esos datos, comparados con el período anterior (21/22) nos muestran que el resultado del último año es “bastante pobre, con un descenso importante porque veníamos de un 21/22 excepcional por lo bueno” y eso hace “que el impacto sea mayor”, pero “en ganadería no hay que mirar solo el año anterior, sino períodos de tiempo más extensos”.
Sobre las “variables de importancia” que siempre impactan en los resultados, Molina mencionó el clima, los precios y los costos.
El período 22/23 “fue afectado por una sequía muy extrema, la más importante de que se tienen registros desde hace 70 años en Uruguay” con el precedente de “dos años con primaveras y veranos Niña, es decir, con pocas precipitaciones” en las estaciones “donde más produce el campo natural, porque entre el 65% y el 70% de la producción del campo natural se da en esas dos estaciones y eso va a impactar en el resultado físico de las empresas que producirán menos kilos, lo cual ya se visualizó en la zafra de terneros que empezó antes porque los productores debieron ajustar las cargas y empezaron a vender terneros antes. También se vendieron terneros más livianos, animales a faena sin terminar, y al final del ejercicio los animales estaban en peor estado que al cierre del ejercicio anterior, es decir que había menos kilos en el lomo de los animales y todo eso impactará”.
La falta de lluvias también “determinó que hubiera muy baja disponibilidad de forraje, y afectó la disponibilidad de agua que es fundamental para un desempeño adecuado de los animales”. A todo eso se debe sumar que “el verano fue de elevadísimas temperaturas, lo que también impacta”.
Sobre el otoño, Molina comentó que “fue benigno, con buenas temperaturas, con fríos y heladas que llegaron tarde”, pero “el daño ya estaba causado” por las malas condiciones de la primavera y el verano “que es donde se juega el partido”. Por tanto “cabe esperar menos kilos de producción que el año pasado y que en los años anteriores”.
Por otra parte, el invierno que estamos atravesando tiene poca incidencia en el período analizado porque solo incluye al mes de junio de 2023; el invierno anterior (junio-agosto de 2022) que sí tuvo incidencia, “no fue de los peores, aunque sí faltaron lluvias”.
“Lo más destacado fueron la falta de lluvias en primavera y el verano, y los calores en el verano”, resumió.
Los precios
Respecto a os precios de las haciendas, Molina dijo que “prácticamente durante todo el año de este ejercicio el ganado valió menos que el año pasado cuando hubo precios récord que todos sabíamos que no iban a permanecer por mucho tiempo. Como era de esperar, durante todo el período 22/23, salvo los dos meses y medio iniciales (julio y agosto), el ganado gordo valió entre 20% y 25% menos que el año anterior, un comportamiento similar tuvo la reposición. Es decir que respecto al año pasado hubo una caída de precios importantes y si se mira el promedio anual 22/23 versus 21/22 el ternero bajó 5%, en la zafra la baja fue de entre el 20% y 25%, y el gordo bajó 15%, pero en el segundo semestre del año valió entre 20% y 25% menos”.
O sea que “los productores que vendieron gordo en el primer semestre del ejercicio (julio/diciembre 2022) seguramente lograron mejor precio que los que vendieron en el segundo semestre del ejercicio (enero/junio 2023) porque hubo una diferencia importante por semestre”, observó.
Pero si analizamos más a largo plazo “para salir de los precios espejismo de 21/22, los precios anuales en dólares corrientes no son malos, son de los mejores precios de los últimos 20 años”, enfatizó.
El problema es cuando “transformamos ese dinero en dólares o pesos constantes porque el dólar volvió a jugar en contra perdiendo valor frente peso” en un 7,5% y “se asoció a la inflación” lo que “es muy malo para las empresas porque hace subir los costos de producción” que 50% son en pesos y 50% en dólares. Y así como “la relación inflación dólar afecta en los costos también lo hace en moneda constante”.
En resumen: “Respecto al año pasado los precios de este ejercicio son bajos; respecto a los últimos 20 años en moneda corriente, los precios son de los mejores; pero los precios en moneda constante son bajos”.
Molina añadió que “la seca generó más gastos en ración porque se usó mucha que estuvo más cara que el período anterior. También se perdieron praderas, mejoramientos forrajeros, verdeos invernales, hubo que resembrar de avenas, todo eso sumó a los costos”.
Se espera fuerte caída de los resultados ganaderos
Como se ve “todas las variables jugaron en contra”, por lo que “cabe esperar que los resultados de las empresas sean la mitad o menos que el año pasado”, observó el Ing. Molina.
“En 21/22 el promedio de las empresas que monitorea el PA fue de US$ 130, este año estimamos que estará un 60% por debajo” (entre US$ 50 y US$ 60), pero “si sacamos la mirada del espejismo 21/22 tendremos un año de entre el 10% y 15% por debajo de un año promedio en los últimos 20 en moneda corriente; pero de los más bajos si se mira en moneda constante. En el ingreso real de los productores va a ser de los peores de los últimos 22 ejercicios”.
Mejorar la salud del campo natural
El Ing. Agr. Carlos Molina dijo que llevamos un mes del ejercicio 23/24, y los desafíos ya están a la orden del día “porque el comienzo es parecido a la forma en que terminó el ejercicio 22/23: un dólar quieto; la inflación está entre los márgenes del Gobierno, pero sigue habiéndola; los precios de las haciendas siguen bajos; en muchas zonas no se ha resuelto la sequía”. Así hay que agregar que según la Red de Información Nacional Ganadera (RING) que elabora el Plan Agropecuario, aún hoy “hay 20% de productores que tienen potreros sin agua; y en este período habrá menos terneros”.
En ese contexto debemos “enfrentar lo que queda de este invierno con poco pasto” para alimentar ganado.
“Recuperar la salud del campo natural es lo primer que tenemos que hacer” en cuanto el clima nos lo permita, porque “la clave está enfrentar esas sequías trabajando con más pasto -dijo-. Esa tiene que ser una decisión que los productores la incorporen” considerando que el mínimo es de 5 centímetros (cuando la pezuña de la vaca está tapada por pasto).
También “hay que medir y presupuestar” para que la próxima seca, que puede llegar en cualquier momento, “no nos agarre desprevenidos. Es necesario tener información procesada y para eso el PA cuenta con el Servicio de Medición y Monitoreo que consiste en medir pasto y a través del Índice de Plato de Comida presupuestar objetivamente los próximos 90 días para ver cuánto pasto se tiene, cuánto va a crecer y cuál será la demanda” de los ganados.
“La esperanza está puesta en que tengamos una primavera normal. Si esto último sucede se debe recuperar el campo natural, reservar potreros, saber cuánto pasto tengo y para cuánto me da comida. Con esos datos se pueden tomar decisiones como el manejo de la carga, la compra de raciones, etc., es lo que se llama presupuestar objetivamente el forraje”, explicó.
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