Diferentes emprendedores de Uruguay participarán del Campeonato Mundial del Alfajor en Argentina, los 15 proyectos están distribuidos por el país y fueron preseleccionados en la Feria Internacional del Alfajor que se realizó en julio en Fray Bentos. Colonos y Hemels son dos marcas locales que competirán para estar en el podio global.
Durante el 2022 se realizó por primera vez la competencia que buscaba premiar al mejor alfajor a nivel mundial, el éxito llevó a que los organizadores generaran una segunda edición, la que tendrá lugar del 19 al 21 de agosto en La Rural de Palermo, Argentina. El Campeonato Mundial del Alfajor convocará a 15 emprendedores de Uruguay entre los que se encuentran personas de todo el país.
El evento premia a los fabricantes de la golosina y es el mayor encuentro de alfajores en el mundo. Más de 70 expositores de Argentina, Uruguay, Colombia, Brasil, Ecuador, España, Paraguay, Perú, Canadá y Estados Unidos, se reunirán para buscar liderar el podio. A su vez, los asistentes tendrán la oportunidad de conocer y degustar una amplia variedad de alfajores y más de 500 marcas.
Un panel de expertos compuesto por influencers de alfajores, chefs, maestros pasteleros, ingenieros en alimentos, especialistas en análisis sensorial y periodistas será el responsable de elegir al mejor alfajor del mundo y otorgar medallas en 19 categorías diferentes. Las muestras enviadas por las empresas serán sometidas a una evaluación sensorial bajo un procedimiento de cata a ciegas.
En Uruguay fueron 15 los preseleccionados para participar en el campeonato. Esta preselección tuvo lugar el pasado mes de junio en la Feria Internacional del Alfajor que se realizó en las instalaciones del Frigorífico Anglo, en Fray Bentos. El Ministerio de Turismo del Uruguay (MINTUR) dio a conocer los detalles del concurso y sus participantes el pasado 26 de julio.
Entre los seleccionados está la marca Hemels de Rivera y Colonos de Maldonado.
Para saber más sobre el mundo emprendedor de los alfajores, La Mañana dialogó con los fundadores de ambas marcas. Gustavo Rivero es argentino, toda su familia y parte de sus hijos son uruguayos y en 1998 se radicó en las grutas de Punta Ballena, lugar en el que vive y elabora los alfajores Colonos.
Su abuelo, uruguayo, elaboraba alfajores a sus nietos con una receta propia que, posteriormente, Rivero utilizó para crear sus productos y comercializarlos en Maldonado. “Empecé con el proyecto de hacer un alfajor para el turismo, con el conocimiento de lo que pasaba en Mar del Plata o en invierno en la zona de Buenos Aires”, relató.
El emprendedor trabajaba en el rubro de importaciones antes de llegar a Uruguay y convertirse en un fabricante de alfajores artesanales. Su primer paso fue apuntar a las estaciones de servicio de la costa esteña y elaboraba al por mayor en pequeñas escalas. “Fue un éxito, empezaron a pedirlo y fui creciendo hasta llegar hoy a los 25 años de historia”, recordó.
Mantener la calidad y la forma de elaborar
La familia del entrevistado tenía panaderías hace más de 100 años en Paso Molino, él se fue a Buenos Aires y su abuelo le enseñó a hacer yemas, trufas, y el alfajor, esa receta es la misma, pero con algunas modificaciones para poder congelarla ya que no tiene conservantes. “Originariamente esta receta fue de Uruguay para Argentina y luego volvió”, indicó.
Rivero dijo que la industria del alfajor es un boom hace años y tuvo un crecimiento exponencial en Latinoamérica, los principales productores están en Uruguay y Argentina, y categorizó tres tipos de alfajores: los industrializados, los de panadería (artesanales, pero con conservantes) y los “más gourmet” que apuntan a un público de buen paladar. Estos últimos son los que elabora Colonos.
Este último tipo de producción es totalmente artesanal, no lleva conservantes, extractos ni colorantes, y se usan calidades de chocolate y dulce de leche que son hechos exclusivamente para el producto. “Mantener la calidad y la forma de hacer el producto es muy importante porque el turista vuelve, recomienda o se lleva. El europeo que hace más de 10 años que consume este alfajor suele decirnos que se mantiene intacto, y en eso artesanalmente es muy difícil porque no tenemos máquinas que nos miden todo, nosotros observamos el producto hasta último momento”, detalló.
“Quizás hago alfajores porque los hice desde chico, y era un ritual volver de la costa de donde se producían y llevarlos de regalo. Y hoy, la personas, antes de irse de Maldonado, pasan a buscar alfajores para los familiares. Es algo muy fuerte, si bien es un postre, el alfajor es algo que se juzga y se compara uno con otro, pero todos se quedan conformes si les regalás una caja”, dijo.
Del antojo al mercado
Daniela Silva y Wilson de Lima son el matrimonio fundador de alfajores Hemels. Ella es esteticista y él odontólogo, un día en medio del encierro por la pandemia, De Lima tenía ganas de comer un alfajor de maicena, por lo que buscó una receta en internet y lo elaboró. Su familia –en ese entonces su esposa Daniela y un hijo- probó el producto y le pidieron que los haga una vez más, cuando los volvieron a comer comprobaron que estaban más sabrosos que la primera vez.
“Le sugerí hacerlos para vender, primero los ofrecimos entre personas cercanas y dieron el visto bueno, por lo que salimos a venderlos a otros públicos y hoy ya tenemos 13 variedades”, contó Daniela a La Mañana. Están en la ciudad de Rivera, que es en donde comercializan los alfajores, por un lado, en puntos de venta y además trabajan directo con el público a través de redes sociales.
En base a la masa primaria de los alfajores de maicena crearon las otras variedades, entre ellos uno denominado Romeo y Julieta, que está en el quinto puesto a nivel nacional, y se trata del postre Martín Fierro llevado al alfajor. También hacen de café, coco, maní, fubá (harina de maíz muy consumida en la frontera y Brasil) relleno de guayaba, de menta y ganache de chocolate.
“Son recetas nuestras, vamos probando hasta llegar a lo que queremos. Cuando creo algo pienso en cosas comunes que comemos, por ejemplo, el de café sabemos que es un alfajor que existe, pero esta es una receta propia, y todos los nuestros tienen gran parte de maicena”, dijo Daniel.
La ayuda correcta
El matrimonio comenzó su proyecto sin saber nada de repostería ni de cómo desarrollar un proyecto empresarial, pero este año se presentaron en la Agencia Nacional del Desarrollo (ANDE) para tener ayuda en cuanto a la formalización, pensando en ofrecer sus alfajores en puntos de venta. Se postularon a SOS Pyme, en donde brindaban un asesor y este ayudaba a crecer.
“Nos ofrecieron hasta $120.000 y asistencia técnica, con eso pudimos comprar algunas herramientas de trabajo como amasadora y heladera, entonces pudimos crecer. A partir de ese momento ofrecimos nuestro producto en comercios para tener una venta fija mensual. Además, llegamos a mayor cantidad de personas con alfajores que no son convencionales y nuestra idea es que las personas lo puedan encontrar en cualquier comercio de la zona”, explicó Silva.
De Lima reflexionó que, en un emprendimiento, más allá de las virtudes que pueda tener el creador y de lo bien que le puede ir, “es necesario encontrarse con gente dispuesta a ayudar”. Dijo que ellos tuvieron la suerte de toparse “con quienes nos dieron una mano, tanto de la familia como colegas que, sin interés de competir, por el contrario, nos ayudaron, porque nosotros no sabíamos nada de pastelería y fue muy bueno tenerlos a ellos para mejorar”, señaló.
Tan distintos e iguales
Rivero lleva más de dos décadas en el mercado, tiene una cafetería y elabora los alfajores, habanos de chocolate, pinitos y galletas junto a dos personas más, aunque llegaron a ser 10. Silva y De Lima comenzaron en 2020, ellos dos elaboran las 13 variedades de alfajores a base de maicena que ofrecen al mercado. Son dos tipos de negocio y estilos de productos, sin embargo, los une dos elementos muy fuertes: los alfajores, el amor y calidad con la que elaboran sus productos.
Otro punto de contacto entre los proyectos es que participarán del Campeonato Mundial del Alfajor. En el caso de Hemels, comentaron que el objetico en la feria en Fray Bentos fue darse a conocer, “no teníamos tanta expectativa porque competíamos con muchas empresas. Ahora para el mundial estamos un poco más confiados de que podemos lograr algo además de la experiencia, el intercambio y conocer historias”.
Desde Colonos, Rivero dijo que lo importante en una competencia como esta es quiénes son los expertos que juzgan el producto: “quien cate nuestros alfajores debe saber que son con dulce de leche casero, no empalagan y tienen una trabajada mezcla de sabores. Creo que en Argentina hay buenos jurados y la competencia obliga a mejorar la calidad”, aseguró. Colonos cuenta con el clásico alfajor de chocolate y también fabrica de membrillo, limón, maicena y chocolate banco.
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