Días atrás, el semanario Búsqueda publicó un artículo escrito por Juan Pablo Mosteiro, sobre la tesis de Maestría de Ciencias Políticas realizada por la politóloga Rossanna González: “Guido Manini Ríos: el significante vacío. ¿El surgimiento de un populismo de derecha en el Uruguay del siglo XXI?”. Allí González estudia el impacto de Manini y el partido Cabildo Abierto en la política nacional.
La autora de la tesis estudia este fenómeno desde categorías sociológicas propuestas por el socialista argentino Ernesto Laclau. En su trabajo, estima que Cabildo Abierto “instauró una nueva forma de hacer política en Uruguay” que “desafía al sistema político en su conjunto”, pues tiende a “resignificar el ideario artiguista”, presentándose “en contraposición a las élites y al capitalismo global”.
Asimismo, González entiende que es “difícil” encasillar a Cabildo Abierto como un partido “de derecha o de izquierda” y sostiene que “justamente, en su imprecisión está la clave de su éxito”. También cree que Cabildo fue capaz de desestabilizar “la hegemonía política dominante”, y de “canalizar la frustración y el descontento popular con la clase política gobernante centrada en el Frente Amplio, luego de 15 años de gobierno”.
La politóloga afirma además que Cabildo Abierto pagó el precio de parecerse al Frente Amplio en algunas propuestas socioeconómicas y que se vio obligado a generar “una nueva explicación de los males que aquejan a los más frágiles”. En su estrategia –dice González– Manini logró “una mayor legitimidad en su proximidad al pueblo”.
González apunta que Cabildo Abierto se plantó contra el globalismo y contra “la nueva agenda de derechos”, además de cuestionar tanto a la justicia como al sistema político. Así, Manini vendría a representar “lo nacional y popular”, siendo “un insubordinado ideológico, contra el orden ideológico imperante”. Por eso, Cabildo Abierto representaría un desafío para los demás partidos, tanto por su forma de hacer política, como por los contenidos de su discurso.
El análisis de González –que sólo conocemos por la nota de Búsqueda– parece bastante acertado, aunque por momentos da la impresión de que los pasos dados por Manini desde la fundación de Cabildo Abierto hasta hoy, habrían sido fríamente calculados con el único fin de captar votos.
Nosotros pensamos que no es así. Cabildo no surgió como una construcción artificial, sino de manera natural. No de arriba hacia abajo, sino de abajo hacia arriba. Tampoco fue el fruto de una “estrategia” pergeñada por la mente de un Lex Luthor, conspirando para hacerse con el poder: surgió espontáneamente, del hartazgo de una parte del pueblo oriental, que ya no se sentía representada ni por una izquierda “capitalista leninista”, ni por una derecha tan liberal, que terminó cayendo de rodillas ante la ideología de género. Una izquierda y una derecha que hoy defienden –a diferencia de Cabildo– los mismos intereses globalistas: Agenda 2030, Objetivos de Desarrollo Sustentable, etc.
Si bien Manini es el líder del partido, en tanto cabildante, es uno más de los tantos orientales que no se sentían representados por los partidos políticos en pugna. Esto está muy claro en los principios fundacionales de Cabildo, redactados cuando su futuro era aún incierto. Allí no hay una estrategia para captar votos, sino una visión del país –políticamente incorrecta– preocupada por la familia, por la fragmentación social, por los más débiles. Una visión fuertemente comprometida con la soberanía nacional, tanto en materia económica como cultural, y claramente opuesta a posturas genuflexas y entreguistas ante las demandas e imposiciones de los organismos internacionales.
Por otra parte, la preocupación por el destino de los orientales más vulnerables, difícilmente se podrá entender si no se conocen las convicciones personales más profundas del Gral. (R) Guido Manini Ríos: uno de los principios fundamentales que guiaron su vida militar fue no dejar a nadie caído por el camino. Esta misma convicción, es la que guía ahora su accionar en la vida civil y política de la nación.
En síntesis, más allá de los aportes que puedan hacer los sociólogos en base a teorías concebidas en la academia, los partidos políticos surgen de las necesidades sentidas del pueblo “que vibra y arde en la calle”; de la confiabilidad de sus líderes y de la capacidad de estos de representar –o no– el genuino sentir del pueblo.
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