“Uruguay tenía muy buenas condiciones, pero no nos conocían, por lo tanto, el valor más grande fue que nos permitió presentarnos al mundo”, dijo el Ing. Gonzalo Zorrilla que integró el Comité Organizador.
Hace 20 años, del 10 al 13 de marzo de 2003, se realizó en Punta del Este el Tercer Congreso Mundial de Arroz de Clima Templado. El comité organizador estuvo integrado por Gonzalo Zorrilla, del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), Hugo Manini Ríos, de la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA), Miguel Ferrés de la Gremial de Molinos Arroceros (GMA) y José L. Uriarte del Fondo Latinoamericano para el Arroz de riego (FLAR).
Participaron delegaciones de 23 países, entre ellos: Argentina, Australia, Bélgica, Brasil, China, Colombia, España, Guatemala, Italia, Japón, Perú, Uruguay, Estados Unidos.
Gonzalo Zorrilla, que al momento de la entrevista se encontraba en Colombia por una consultoría internacional sobre el arroz, dijo a La Mañana que organizar esa conferencia en Uruguay “fue un hito del sector arrocero nacional que a partir del cual “cambió el posicionamiento a nivel nacional. A partir de ese congreso la posición de Uruguay cambió mucho”.
Hay que entender que hasta ese momento, los grandes congresos como los grandes eventos científicos de investigación del arroz estaban en las zonas tropicales, en el sudeste asiático, pero “cada vez hay más zonas arroceras importantes en zonas templadas”, las que “no cuadraban en ese entorno”, explicó. “Me refiero a Australia, California (Estados Unidos), Europa, el norte de Asia y la zona sur de Sudamérica, que incluye a Uruguay. Es un área muy importante en un clima muy diferente al trópico”, por lo que “la tecnología y la ciencia se debe ajustar a un clima distinto”.
Comenzó el sueño, y el empuje privado para hacerlo realidad
En 1994 fueron “los australianos los que lanzaron la idea” de un congreso de esa dimensión y ellos lo organizaron por primera vez. Fue a partir de ahí que diferentes técnicos y actores de Uruguay “comenzaron a pensar” en la posibilidad de que seamos nosotros quienes organizaran un evento así, y en eso “tuvo mucho que ver el Ing. Enrique Deambrosi”, recordó.
La segunda edición se realizó en California, en 1998. Por ese tiempo, Zorrilla se hizo cargo de la dirección del programa de arroz del INIA, y con Deambrosi, el Ing. Blanco y otras personas del equipo de investigaciones “empezamos a soñar con que pudiéramos traer la tercera Conferencia de Arroz en Clima Templado a Uruguay”, en un proceso que “llevó años de conversaciones, en las que se incluyó al sector privado porque era impensable que desde la investigación se pudiera concretar”. Por eso, “el punto central fue encontrar el apoyo de la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA) que en ese tiempo la presidía Hugo Manini Ríos, y la Gremial de Molinos Arroceros también nos dio un apoyo decidido”.
Fue “mucho tiempo de ir madurando la idea. En 1998 fuimos a California a proponer a Uruguay lo que fue aprobado y era un objetivo alcanzado, pero regresamos con el susto del siglo porque había que armar una conferencia internacional con el nivel que una actividad así requiere”.
Finalmente el Congreso se concretó con un “resultado excelente, con más de 400 personas de más de 26 países, 6 simposios especiales, conferencistas de primer nivel, entre ellos Yuan Longping (1930-1921) que fue el creador del arroz híbrido, más de 200 trabajos científicos y una gira que recorrió diferentes áreas arroceras para que los visitantes conocieron cómo trabaja el productor uruguayo. Terminamos convencidos de que logramos lo que queríamos”.
Los temas relevantes
El inicio de los congresos mundiales del arroz “se da por una muy buena idea que tuvieron los australianos, no había una gran organización atrás, sí la idea y ver quién se anima a agarrar el desafío de organizarlo, por eso cuando en la segunda edición fuimos a California prácticamente no tuvimos competencia, además de que fuimos muy bien preparados para argumentar de por qué debía hacerse en Uruguay, y con el respaldo de los productores, de la industria, del Gobierno y el Ministerio del momento. Mostramos que teníamos respaldo y enseguida tuvimos la aprobación”.
Es importante señalar que “hace 20 años el desarrollo del arroz en Uruguay era muy bueno y aprovechamos a mostrarlo al mundo, porque éramos desconocidos en el contexto mundial, éramos demasiado pequeños. Desde ese momento fuimos evolucionando aceleradamente y hoy tenemos una posición dominante en materia de tecnología, calidad e infraestructura del sector. Sin embargo, ya en ese tiempo Uruguay tenía muy buenas condiciones pero no nos conocían. Por lo tanto, el valor más grande fue que nos permitió presentarnos al mundo”.
Consultado sobre qué temática considera más relevante de las que se trató, Zorrilla dijo que “es difícil decirlo”, pero uno de los destaques fue que “hacía uno o dos años que se había terminado de describir todos los genes que tiene el arroz y eso era muy relevante sobre todo cuánto se podía hacer con el arroz. Ese tema mereció un seminario dirigido por Dra. Susan McCouch, investigadora principal de ese desarrollo junto otros genetistas”.
“Otra sección importante fue la de economía porque había problemas de proteccionismo”; y “no menor fue el tratamiento de la sostenibilidad porque Uruguay ya ahí tenía una posición muy destacada en todo el sistema arrocero, la rotación y las pasturas aseguraron una cantidad de indicadores diferentes a el arroz continuo”.
Cada año el Congreso mantiene su característica científica por lo que “la lógica organizativa se mantiene, pero cada organizador le pone su perfil particular. Por ejemplo, Australia destacó la última tecnología en drones y equipamiento automatizado, pero sin dejar de tratar de forma importante la genética y la economía, entre otros; lo mismo en Brasil”. Pero hace 20 años, “el capítulo del genoma fue destacado y para Uruguay tuvo mucha importancia el seminario sobre sostenibilidad, nos dio la oportunidad de mostrarnos”.
Este tipo de congresos nos permiten presentar el país al mundo, un país de alta tecnología, de cuidado del ambiente, país productor de arroz de máxima calidad, con una capacidad de desarrollo propio importante. Uruguay no estaba en el mapa del contexto mundial, hoy está, no solo por el congreso sino por muchas cosas, pero el Congreso fue un paso importante en ese sentido. Somos un país reconocido en cualquier congreso internacional.
El asado con cuero que no se olvida
Todas las temáticas desarrolladas en las exposiciones “fueron claves: sostenibilidad, productividad, genética, calidad del producto, aspectos económicos, todos temas relevantes, pero fue fundamental la gira de campo”, recordó.
La gira se desarrolló con “seis ómnibus que visitaron molinos, chacras y la Unidad Experimental de Paso de La Laguna en INIA Treinta y Tres, y terminamos con un asado en el parador San Miguel, cosa que aún hace gracia porque nos rompimos las pestañas tratando que el contenido del Congreso fuera lo mejor científicamente, pero todavía hoy me encuentro en distintos lugares del mundo con personas que estuvieron y me dicen ‘aquel asado en la noche final’. Es lo que me más se acuerdan, de los novillos hechos enteros con cuero”.
Sobre los países que han organizado Congresos Internacionales, Zorrilla señaló que luego de las tres primeras ediciones realizadas en Australia, Estados Unidos y Uruguay, la cuarta fue en Italia, la quinta en Vietnam, la sexta edición volvió a Australia, la séptima en Rio Grande del Sur (Brasil), y la octava será nuevamente en Estados Unidos, en 2024.
La decisión de Hugo Manini Ríos y Miguel Ferres
A las dificultades naturales que tiene organizar un Congreso mundial de la talla y el prestigio de aquel que reunía a los referentes arroceros de más importantes, se sumó las crisis que por entonces golpeaban a Uruguay y la región.
El Ing. Gonzalo Zorrilla recordó que “no estábamos en el mejor contexto: porque “en 1998 se aprobó que en 2003 el Congreso se hiciera en Uruguay, pero cuando estábamos en plena organización surgieron dificultades como la aftosa en 2001 y la crisis bancaria en 2002. ¡Era un desastre! Y en cierto momento nos reunimos con el comité organizador y planteamos la posibilidad de suspender porque no estábamos en condiciones de llevar adelante algo tan importante. Desde entonces tengo el recuerdo perfecto de la posición decidida de Hugo Manini Ríos y Miguel Ferres, ambos del sector privado, diciendo: ‘No, al revés, doblamos la apuesta, esto tiene que salir’, y realmente así fue. Llegó 2003 con otro ambiente y el Congreso fue un aliciente muy grande para el sector arrocero”.
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