Los últimos datos divulgados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) mostraron un incremento del empleo y del nivel de actividad mayor al que esperaba el Cinve, y de hecho el mercado de trabajo presenta un “buen dinamismo” en materia de ocupación, de acuerdo al director e investigador de la organización, Gonzalo Zunino. En diálogo con La Mañana, el doctor en Economía dejó en claro que, de todas maneras, la situación del mercado laboral todavía se ubica muy por debajo de los valores máximos de este siglo.
¿Cómo evalúa en términos generales los datos de actividad, empleo y desempleo correspondientes a junio de 2023 que publicó el INE semanas atrás?
Los datos mostraron un incremento del empleo y del nivel de actividad algo mayor al que esperábamos. Al darse el aumento en ambos indicadores, que sintetizan tanto la oferta como la demanda de trabajo, obtenemos que el desempleo se encuentra muy en línea con nuestra predicción para el mes.
El dato publicado muestra que el mercado de trabajo está presentando un buen dinamismo en materia de ocupación, manteniendo además una informalidad menor a la observada previo a la pandemia, más allá de que en este último trimestre se esté registrando un leve repunte. La dimensión donde aún no se recupera la situación prepandemia es la salarial, aunque la baja reciente de la inflación está contribuyendo a que este año se consolide una recuperación significativa, también, en materia de remuneraciones.
De todas formas, existieron algunas repercusiones un poco exageradas. Poniendo los datos en contexto, se puede decir que la situación del mercado laboral en materia de ocupación se encuentra por encima de los registros prepandemia de 2019, aunque todavía se ubica bien por debajo de los valores máximos de este siglo, registrados en 2014, cuando las tasas de empleo se situaron durante todo el año por encima del 60%, llegando a superar incluso el 61% en algún mes.
Según las cifras del INE, el empleo continúa recuperándose: la tasa de empleo alcanzó el 58,2% y la de actividad el 63,4%. ¿Qué análisis hace en particular de estos indicadores? ¿A qué se atribuyen estos valores?
Como mencioné anteriormente, los datos de julio fueron una sorpresa positiva comparados con las proyecciones de nuestros modelos, tanto en materia de empleo como de actividad. En nuestro caso, estábamos esperando un escenario de mayor estabilidad, asociado al contexto de crecimiento económico más moderado que proyectamos para el año.
Es posible que parte del incremento del empleo registrado en junio pueda explicarse por el reinicio del programa de jornales solidarios que, según lo anunciado, alcanzaría a unas 9.000 contrataciones, lo que representa entre tres y cuatro décimas de la tasa de empleo. Más allá de los jornales solidarios, la Encuesta de Hogares del INE, como toda encuesta, tiene un margen de error, por lo que habría que esperar algún dato adicional para ver si se consolida lo observado en junio.
¿Cómo se explica que el empleo esté en vías de recuperación, al tiempo que en el litoral se pierden puestos de trabajo por la diferencia cambiaria con Argentina, lo que se suma a la finalización de la obra de UPM?
El principal determinante del empleo es el nivel de actividad económica, a lo que se puede sumar la relación entre el salario real de los trabajadores y su productividad. Luego, hay que considerar programas puntuales como los jornales solidarios, siempre que tengan amplio alcance, ya que estos pueden representar escalones moderados al alza o a la baja –cuando culminan– en el empleo, sin afectar de forma importante la tendencia de la ocupación.
A pesar de lo que está ocurriendo en el litoral del país, y teniendo en cuenta la finalización de la etapa de construcción de la segunda planta de UPM, la economía uruguaya va a crecer este año algo por encima del 1%, incluso, pese al impacto de la sequía, cuyos efectos se focalizan, principalmente, en un sector de actividad no intensivo en empleo como el agropecuario.
Para 2024 se espera un crecimiento del orden del 2,5% y con estos niveles de expansión de la economía es probable que la tasa de empleo se muestre al alza. Sin embargo, con las actuales proyecciones de actividad, y más allá del dato de junio, la predicción de Cinve es compatible con un escenario de relativa estabilidad en la ocupación para lo que resta de 2023 y 2024. No obstante, esta estabilidad a nivel global no implica que no puedan ocurrir problemas localizados en las zonas de frontera, donde el comercio está fuertemente afectado por la diferencia de precios con Argentina.
Las autoridades de la Cámara de la Construcción han manifestado su preocupación justamente por el impacto que sufrirá el empleo en el sector tras la culminación de las obras de UPM. ¿Qué se puede esperar dada esa situación? ¿Puede haber obras que reemplacen esta baja o no se vislumbran por el momento?
Las finalizaciones de obras importantes siempre generan momentos de incertidumbre respecto a la ocurrencia de un bache de actividad con pérdida de empleo en el sector. Evidentemente, la obra de UPM tuvo la magnitud suficiente para generar esa preocupación. Sin embargo, la información disponible, por el momento, da cuenta de que el sector habría mantenido su dinamismo, al menos en la primera mitad del año. La construcción de vivienda privada parece mantener el comportamiento de los últimos tiempos, a lo que habría que adicionar que el sector público ha aprobado y está desarrollando una importante cantidad de obras viales a través de la Corporación Vial del Uruguay (CVU). Esto, sumado a otros proyectos, como el fideicomiso de vivienda, puede representar un volumen de inversiones relevante a corto plazo. Por tanto, en principio, entiendo que el impacto de la finalización de UPM debería tener un efecto acotado en el sector, al menos durante lo que resta de 2023 y 2024.
¿Qué efectos ve que la significativa diferencia de precios con los países vecinos está teniendo sobre el empleo? ¿Visualiza posibles soluciones a este problema que afecta principalmente a los comerciantes de fronteras?
Uruguay hoy tiene un problema de competitividad relevante a nivel internacional, que se ve particularmente agravado en la relación bilateral con Argentina. Esto genera una situación muy complicada para el comercio de frontera, donde seguramente habrá pérdida de puestos de trabajo, dado que la brecha de precios es demasiado importante y que no se visualiza que ella se pueda reducir de manera significativa, al menos en el corto plazo.
La dificultad para anticipar la duración del fenómeno representa una complicación desde el punto de vista de las políticas de empleo. En este contexto, es importante determinar qué proporción de estos problemas es realmente transitoria y cuál es más permanente. Esto es relevante para que los problemas identificados como transitorios no destruyan la red comercial local, lo que contribuiría a proteger los puestos de trabajo. Pero al mismo tiempo, en este tipo de circunstancias habría que fortalecer las políticas de reinserción y reconversión laboral, sobre todo en aquellos casos en que los problemas se identifiquen como estructurales o demasiado persistentes.
Más allá de la frontera, es importante considerar que los problemas de competitividad pueden extenderse con menor intensidad a todo el país. La pérdida de competitividad que viene registrando la economía uruguaya afecta a los sectores exportadores, pero impacta, también, a actividades que compiten en el mercado local con productos importados y con el turismo. Considerados estos factores de manera conjunta, la situación de pérdida de competitividad podría tener un efecto significativo hacia adelante en el nivel de actividad de estos sectores y, por lo tanto, podría impactar en materia de empleo. Aunque por el momento no se están percibiendo estos problemas, es un riesgo latente.
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