Este lunes el productor Pablo Márquez de la zona de Reboledo en Florida vendió su lana a US$ 1,10 cuando en 2020 lo había hecho a US$ 3,50 el kilo. El 80% del total de la lana extraída se fue en costos de esquiladores. Un informe del Sul indica que los productores locales son tratados en forma desigual por algunas industrias que le pagan más a las lanas extranjeras en peores condiciones que las locales.
Hace quince años en la zona de Reboledo al centro oeste del departamento de Florida había tres productores que concentraban 10 mil ovejas. Actualmente esa cifra se redujo a 1300 animales que se crían en el establecimiento de un solo productor. Esa es la dura realidad por la que desde hace años está atravesando el rubro que de acuerdo a los últimos registros apenas podría alcanzar los 6 millones de cabezas.
Es que para el productor Pablo Márquez “la oveja tiene demasiados enemigos” a los cuales debe enfrentar para seguir sobreviviendo. A los altos costos de producción propios de Uruguay se le sumó desde hace tres lustros la presión que la forestación ejerce sobre los predios que antes estaban poblados por estos animales. A la hora de hacer las cuentas, dato mata relato. Bajo el contexto que vive el país es prácticamente imposible que un propietario arriende a US$ 80 la hectárea con destino a producción ganadera cuando la forestación está pagando US$ 180. Márquez señaló que es “una amenaza real” que obligó a la mayoría de los productores de esa zona en particular a dejar de producir comercialmente para quedarse apenas con un plantel destinado básicamente para su consumo personal.
Hasta el límite de quemar la lana
Que la lana está pasando por el peor momento de su historia no es una novedad. Un ejemplo en este mundo de redes sociales fue la repercusión que tuvo la imagen de una montaña de lanas consumiéndose por las llamas, tal vez la decisión más difícil que debió tomar el productor propietario en los últimos días. Dos factores son los grandes responsables de este escenario tan adverso. Por un lado, la falta de mercados que compren este noble producto nacional y por otro los cada vez menores precios que los productores reciben por ese material.
“Hoy (la lana) vale tres veces menos que en el 2020” dijo el productor que el lunes pasado comercializó la de la ultima zafra a un valor de US$ 1,10 el kilo cuando hace tres años se la pagaron a US$ 3,50. Indicó que “es muy difícil que resista un sistema con esta caída” en los precios. Pero hay más. En su caso particular los costos de esquila le insumieron el 80% de la lana extraída. La academia es muy clara cuando de dar recetas salvadoras se refiere. Para contrarrestar este alto volumen de costos la solución es mejorar los niveles de señalada. Pero para alcanzar ese tan ansiado 90% ideal existe un difícil periplo que no debe escatimar ningún detalle. Perros trabajadores, buena alimentación, comodidades acordes para el sector, etc. Y aun así para Márquez, la tarea es harto difícil.
Caída estrepitosa del stock
Con este escenario adverso los productores han dejado paulatinamente de producir ovinos para dedicarse a otros rubros más tentadores.
De los cerca de 6 millones de ovinos que existen en el país actualmente, el 70% son razas doble propósito con la lana con una importante cuota de responsabilidad en la producción global. Consultado sobre la decisión de algunos productores que optaron por quemar su lana Márquez dijo resistirse “a que un productor ovino en su sano juicio queme la lana”. Llevándolo a su experiencia particular las pocas veces que retuvo su lana por diversos motivos fue cuando peor le fue en términos económicos.
Le parece importante todas las gestiones que desde el Estado se tomen para mejorar la situación del sector. Aunque cuando el ministro Fernando Mattos “estuvo un mes entero en China y vino con las manos vacías” reflejó el desinterés que ese país tiene por este producto en particular. La ecuación es cada vez más negativa. Uruguay produce cada vez menos kilos de lana y le es cada vez más difícil poder colocarlas. Para el productor floridense se trata de “una situación que vino para quedarse” y aunque en los últimos años existió la ilusión de que este escenario se revirtiera, ahora ya con las cartas sobre la mesa y un tiempo prolongado en las mismas condiciones, desestiman tal posibilidad.
Un establecimiento familiar
Pablo Márquez está desde hace 30 años al frente de un establecimiento de 1300 hectáreas sobre la ruta 7 en la zona de Reboledo en el centro este del departamento de Florida. Combina la producción ovina con la bovina, agricultura y planean para un futuro inmediato utilizar un pequeño predio para forestación que sirva también dentro de las posibilidades como silvo pastoreo para sus animales. Desde el momento en que se hizo cargo del establecimiento que perteneció a sus abuelos comenzó a producir ovinos que compraba en las ferias con 30 micras. Desde ese lugar comenzó una carrera que le ha insumido todos estos años hasta alcanzar las 26 micras, el mayor logro que se puede aspirar en su majada. Para continuar este camino de mejoramiento en su stock el plan es encontrar mayor eficiencia reduciendo la majada, utilizando menor área y en forma más intensiva. Como integrante de la Asociación Uruguaya de Ganadería a Pastizal procura con sentido común producir sin agredir al medio ambiente utilizando buenas prácticas de bienestar animal y evitando agentes dañinos como ivermectinas o glifosatos para cuidar mejor el recurso natural.
Asociación Rural de Reboledo
Preside la Asociación Rural de Reboledo integrada por más de doscientos pequeños y medianos productores familiares. La institución fue creada en 1935 y desde entonces vivió los momentos de mayor auge relacionados con la utilización de su local feria, punto de encuentro comercial y social de toda esa zona del país. Con el advenimiento de los remates por pantalla tras la fractura que generó la aftosa en 2001, este local comercial es utilizado trimestralmente por una firma de la zona. Ya sin este importante servicio mensual, los ingresos se han visto menguados y se han sentido en las arcas de la gremial. En los últimos años, la institución ha cobrado vigor como agente gestora de proyectos de la Dirección General de Desarrollo Rural del Ministerio de Ganadería. Junto al Movimiento de la Juventud Agraria cuentan con un campo en la localidad de San Gabriel que en principio fue destinado como compartimento ovino y que actualmente planean utilizarlo también como campo de recría bovino para los productores familiares de la zona.
La Asociación Rural de Reboledo desde sus inicios es un socio estratégico para la organización y el desarrollo de la Escuela Agraria de esa localidad. Desde hace siete años funciona bridando soluciones educativas a adolescentes y jóvenes del ciclo básico que saliendo de la escuela no encontraban una alternativa que les brindara una oportunidad en la zona. Los cursos teóricos se brindan en un anexo construido en el predio de la escuela de la localidad, mientras que las clases prácticas se dictan esporádicamente en el predio de la Asociación Rural de Reboledo y los establecimientos vecinos.
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