Nunca estuvo en sus planes dedicarse al periodismo, aunque sí le gustaba mucho la lectura y todo lo relativo a la cultura. Por un hecho fortuito empezó en una redacción cubriendo deportes y más tarde incursionó en las noticias agropecuarias. Pese a que no sabía demasiado del tema, aprendió sobre la marcha y, luego de varias décadas, se convirtió en uno de los periodistas del rubro más destacados. La “dramática” situación de los medios y los impactos que ha tenido la evolución digital fueron algunos de los temas acerca de los cuales el conductor y comunicador habló con La Mañana.
¿Cómo fue que incursionó en el periodismo?
Yo trabajaba en la parte administrativa del diario El País y tenía amigos que jugaban al básquetbol; como llegaban entradas, yo las pedía. Empecé a ir y me plantearon si no me animaba a hacerles algunas notas a los jugadores después de los partidos. En aquel momento no era para El País, sino para un diario que se llamaba Mundocolor, que era un vespertino que sacaba El País. Con eso comencé y vi que en las primeras tres o cuatro notas que hice no me corrigieron nada. Me preguntaron por qué escribía bien y yo dije que leía mucho. A mí siempre me gustó leer. De esa forma fui haciendo mi trabajo en la parte administrativa de El País y al mismo tiempo trabajaba en Mundocolor. Después me pasaron a cubrir todos los vestuarios de Peñarol y Nacional los fines de semana y me servía porque era una extra.
¿Se había imaginado que terminaría siendo periodista?
A mí me gustaba el periodismo, pero tal vez apuntaba más a cosas culturales, me gustaba mucho el cine, la música, los libros, pero surgió por el lado de los deportes.
¿Y de qué forma pasó de los deportes al agro?
Un tiempo después de eso me preguntaron si me animaba a escribir de otras cosas y me plantearon el tema de rurales. En esa época, La Mañana, El Día y El País cubrían rurales, y había una competencia muy grande en la cobertura de exposiciones rurales, que en ese entonces eran mucho más fuertes que ahora. También empezaban los remates de cabaña. Yo no sabía nada de eso, pero comencé a hacerlo y tuve que ir aprendiendo. Yo hacía más que nada coberturas de remates y así fue que empecé en el tema agropecuario, con algo que era muy puntual, que no tenía nada que ver con la información agropecuaria.
¿Cómo ha evolucionado el papel de los medios de comunicación en la cobertura de noticias agropecuarias?
Ahora estamos muy acotados, pero en esa época había diarios en la mañana y en la tarde y todos tenían páginas agropecuarias. Es muy difícil encontrar otro país donde haya información diaria agropecuaria en los medios de prensa. Sí pasa en Argentina, pero tal vez es más reducido. Los grandes diarios, Clarín, La Nación, tenían suplementos, especialmente los sábados, donde daban mucha información, y en el día a día a veces manejaban la información más puntual. Pero en Uruguay siempre hubo mucha atención al sector y mucha información agropecuaria. Ha habido una evolución porque también ha evolucionado el sector y hay otra exigencia del consumidor. Además, el sector agropecuario es muy amplio, bajo un mismo paraguas tenés la ganadería, la lechería, la agricultura, la granja, la apicultura, entre otros.
Y, a nivel general, ¿qué visión tiene del rol de los medios hoy y las transformaciones que han tenido? Muchos diarios han cerrado, otros han dejado de salir en papel, pasando solamente a la vía digital. La televisión y la radio también están en constantes cambios.
Para mí es bastante dramático el tema de los medios, no es que hayan ido perdiendo vigencia, pero sí han ido perdiendo el respeto de los lectores, los oyentes o los televidentes. Hoy los medios no cuentan con tanta disponibilidad económica como para tener mucha gente en cada sección o programas especializados. Los diarios lamentablemente han bajado mucho, tenemos un par de diarios impresos, algunos semanarios, alguno que es solo digital. Con respecto a las radios, hay programas agropecuarios en muchas emisoras, pero tampoco son programas de las radios, sino que son coproducciones o alguien arrienda los espacios. En televisión hay, pero son muy específicos, no abordan todo, sino determinadas áreas, y también son coproducciones, o sea, no es el medio el que maneja el programa, sino que los periodistas tienen que ser empresarios y comercializar sus espacios. Eso no es tan bueno para el periodismo, pero es lo que se mantiene.
¿Los avances tecnológicos han generado oportunidades para el periodismo o ha sido compleja su incorporación?
Todo evoluciona. El periodista antes tenía algo de información y la compartía, hoy tenés que elegir la información que vas a proporcionar porque es muy abundante. En la actualidad te llega lo que está pasando en cualquier parte del mundo en instantes, y a veces es mucho más importante que lo que pasa acá. De repente te enterás en las redes sociales de los daños de una tormenta, eso antes no pasaba, te enterabas de las cosas uno o dos días después. Acceder a la información de los mercados a nivel internacional es cosa de todos los días. Tenés que tener una capacidad de selección muy fuerte y dejar muchas cosas afuera. Hoy hay mucha información y eso ha elevado su calidad.
¿Cómo han sido sus vínculos con los medios del interior?
En esa época que te contaba de El País, donde estuve casi 30 años, estuve 25 yendo al interior. Conocí a muchos colegas con los cuales todavía mantengo contacto. Hay algunos que ya no están y otros nuevos. El interior también ha logrado una mejora sustancial en lo relativo a la calidad y la cantidad de periodistas que se dedican al sector, aunque a veces están mucho más limitados porque allí es más difícil lograr un soporte económico para sustentar los programas, que tal vez sea más sencillo en Montevideo, por lo menos, acceder a quienes deciden las pautas. Igualmente, no hay duda de que el interior siempre tuvo y sigue teniendo muchos periodistas y mucha información agropecuaria de calidad.
El periodista Sergio Gorzy dijo a La Mañana que “en otras épocas había menos periodistas, pero tenían un nivel cultural mucho más alto”. ¿Tiene la misma percepción?
Sí, eso pasa. Yo pienso en mí hace 45 años, me metí en un tema sobre el que no sabía nada y tuve que ir aprendiendo a ensayo y error, y alguien me corregía, pero hoy prácticamente no se hace eso. No lo veo tanto en el área agropecuaria, sí en otras áreas donde muchos escriben como hablan, y no es así como se hace periodismo. A veces tampoco tienen las básicas para explicarte en una nota la información. Incluso, he escuchado gente que habla de un tema sin referirse a él, es decir, alguien puede estar hablando de lechería, por ejemplo, sin haber mencionado esa palabra. Es una realidad que estamos viendo en el día a día. Si vas a la Biblioteca Nacional y agarrás una colección de un diario de hace 40 o 50 años, vas a ver que estaba todo mucho mejor escrito, agarrás una crónica de fútbol y es excelente, y agarrás las de ahora y no sabés de qué están hablando. Pasa hasta en diarios que tradicionalmente estaban muy bien escritos, como los argentinos, donde los eventuales periodistas tienen que competir mucho entre ellos para llegar, y sin embargo hoy te encontrás errores de ortografía, de sintaxis en diarios como La Nación, Clarín. Son cosas que llaman la atención, pero eso también está relacionado con los medios digitales, con que cada vez más gente va a lo digital y menos a lo impreso. Hay algo que se llama el lector digital, que se mide y se le pone una edad que va avanzando. Hace poco estaba en 14-15 años, ahora debe estar en veintipico, o sea, son lectores que solo se informan a través de los medios digitales, ya ni siquiera en la computadora de escritorio, sino en celulares o tabletas, y no acceden a los medios tradicionales.
¿Qué importancia le da usted a lo digital?
Yo conduzco un programa en radio Sarandí desde hace 18 años y hace unos años incorporé a Lucas Farías, que es un muchacho joven, pero que maneja las redes en forma increíble. Muchas de las cosas que nosotros decimos en la radio las replicamos en un portal que se llama losagronegocios.uy, pero a su vez tenemos presencia en todas las redes sociales, hasta en TikTok, y nos damos cuenta de que en las redes es donde tenemos mayor atención y más entradas para ver las notas.
¿Qué consejo le daría a un joven periodista que tenga interés en dedicarse al agro?
El agro es la principal actividad económica del país, pero en ninguna de las universidades que enseñan periodismo hay ni siquiera un taller del tema, mucho menos una materia. Todos quienes llegamos al periodismo agropecuario lo hicimos por otras razones. En una época eran jóvenes que estudiaban agronomía y por distintos motivos terminaban como periodistas agropecuarios. Luego la demanda laboral se llevó a los ingenieros agrónomos a otro lado y ahora eso ya no sucede. Pero ni siquiera hay formación académica para ser periodista agropecuario.
¿Por qué cree que no hay formación en un tema tan importante para el país?
Yo creo que es porque el periodista agropecuario transita una línea que va por el lado informativo, pero también está muy vinculado a lo comercial, porque si no, no sustenta sus propios programas, entonces está visto como que no es tan objetivo, por lo tanto, no se le da mucha importancia. Son muy pocos los espacios que el periodismo agropecuario tiene en el resto de los programas. Tiene que aparecer un caso como la sequía y generar problemas con el consumo de agua en Montevideo para que la gente le dé relevancia al tema.
Hace muchos años, cuando era coordinador de la revista El País Agropecuario, una coproducción entre el diario El País y la consultora Seragro, fuimos a entrevistar a Julio Villegas que era el jefe de informativos de radio Sarandí, porque era el único que hablaba de temas del agro, en el informativo de la mañana siempre metía algo de información agropecuaria. Lo fuimos a entrevistar para ver cuál era la razón por la que hablaba de agro cuando nadie lo hacía. Él dijo: “es la principal producción uruguaya, el principal elemento económico, y nadie dice nada, no puede ser. Está bien que haya 40 o 50.000 productores agropecuarios, que son pocos en relación al total del país, pero esa gente también necesita información”. A mí me dejó muy contento.
El tiempo pasó, entré a trabajar en radio Sarandí y tengo un espacio por el que peleé mucho tiempo en el Informativo Sarandí de la mañana, que es el más escuchado en el Uruguay, donde tengo tres minutos para unos titulares agropecuarios todos los días y lo valoro mucho. Ojalá en todos los otros informativos de radio y televisión hubiese espacio para información agropecuaria, pero a veces es más importante que Milei se haya enganchado con Fátima Flores, porque los dueños de los medios también se fijan en eso, en las notas más leídas. Hoy estamos en un mundo donde el entretenimiento pesa mucho. A mí me enseñaron que nunca había que titular con una pregunta y ahora vos podés ver un titular que diga: “¿A qué hora juega tal equipo?” y tenés que entrar a verlo. Se están buscando nuevos anzuelos para captar al lector que no siempre son los mejores periodísticamente hablando.
Como periodista especializado en la materia, ¿cómo analiza la situación actual del agro y cuáles son los mayores desafíos que atraviesa?
Uruguay es un país tomador de precios y la producción agropecuaria depende mucho del clima, de los precios internacionales, de los mercados internacionales, de si hacemos acuerdos comerciales para competir mejor. También está el problema del atraso cambiario, que te lleva a no agregarle valor al producto porque lo hace mucho más caro. De cualquier forma, el agro ha evolucionado mucho en los últimos años, aparecieron producciones como la soja, la forestación, que han generado muchas exportaciones. Producimos alimentos para 30 millones de personas en el mundo, es decir, somos un país agroexportador.
¿La incidencia del atraso cambiario y la pérdida de competitividad sobre el agro está en niveles preocupantes?
Sí, ese es uno de los problemas, a veces se nota más, a veces menos. Hay otro que pasa por los costos del país, burocracia, reglamentaciones, certificaciones, que dificultan las cosas. Por ejemplo, muchos países compran arroz en Uruguay, lo llevan suelto en contenedores y lo embolsan cuando llegan a destino, porque les sale más barato y pagan menos en el puerto, porque los barcos están menos tiempo cargando el arroz de esa forma. Pasa lo mismo con la lana, en muchos casos se exporta como lana “natural” o “sucia”, sin industrializar, porque cada vez que le agregás algo de valor, sale mucho más cara. Inclusive sale más caro traer un camión con madera de Tacuarembó a Montevideo que mandarlo desde acá a China en barco. Todo eso tiene mucho que ver con el costo de la energía, de la nafta. Todos los rubros de exportación lo sufren. Por otro lado, hay muchos sectores de la granja que no exportan y solo se manejan con el consumo local, entonces, ahí dependen de otras cosas.
¿Cuáles son las perspectivas para el futuro del agro?
La población mundial crece entre 80 y 100 millones de personas por año, es como el nacimiento de un país muy importante todos los años. A esa gente hay que alimentarla, vestirla. Uruguay tiene mucho potencial en ese sentido, como tiene potencial en la producción de carne, de leche. El tema es acceder a esos mercados, que hoy es el principal problema. El agro en Uruguay seguirá teniendo posibilidades en la medida en que siga haciendo las cosas relativamente bien, que avance en tecnología, que el país siga siendo transparente y serio, pero también necesitás mucha acción a nivel internacional para generar negocios y tenemos un debe en materia de tratados, o porque estamos en el Mercosur o porque desde el punto de vista individual no tenemos la capacidad de hacerlos. Al ser un país chico, cuando vas a negociar con alguien tenés poco para ofrecer en términos de llegar a acuerdos comerciales fuertes.
Una profesión de constante formación
Para la formación periodística de Pastoriza, fue vital coordinar la revista mensual El País Agropecuario, desde su salida en 1995 hasta el 2005, cuando se fue del diario El País. Allí se llegó a desempeñar como jefe de Rurales y subeditor de Economía.
El trabajo conjunto con la consultora Seragro, a su vez, fue determinante para conocer más del sector desde el punto de vista económico.
También influyó mucho en su formación uno de los integrantes de Seragro, Jorge Chouy, con quien condujo Mercado Agropecuario en radio Sarandí desde 2005 hasta 2009. Chouy —quien falleció pocos meses atrás— fue colaborador de La Mañana.
En 2010, el experimentado periodista empezó con Agronegocios Sarandí con el apoyo de Raúl Ponce de León.
Además, desde 2005 y por ocho años, fue el editor periodístico de la revista de la Asociación Rural del Uruguay.
Participó como redactor, supervisor y editor de algunos libros, entre ellos, “Antiguas estancias del Uruguay”, “La trazabilidad en Uruguay” e “Historias del Aeropuerto de Carrasco”.
Su primera cobertura de la Expo Prado fue en 1980. Con la de este año sumará 44.
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