El planteo presentado por el Pit-Cnt referido a la reducción de la carga horaria se instaló en la discusión tanto a nivel político como empresarial. La salida de la pandemia aumentó la informalidad y el desempleo en las zonas de frontera. Lo que aparece como los problemas a resolver y lo “desparejo” del sistema empresarial (más del 60 % son pymes) hace poco viable la negociación. Para conocer más detalles al respecto, La Mañana entrevistó al ministro de Trabajo y Seguridad Social, el Dr. Pablo Mieres.
¿Cómo surge este planteo de la central sindical?
El tema de los tiempos de trabajo se ha instalado en el mundo laboral y Uruguay no puede ser la excepción. Las cuestiones vinculadas a esto están emparejadas en la flexibilización del tiempo y la reducción de la jornada de trabajo. Uno de ellos, el primero, fue abordado ya porque estamos en un mundo en donde los tiempos de trabajo y su modificación se hacen más frecuentes. Los tiempos se buscan medir en base semanal, se busca contabilizar de esta forma para llegar a un acuerdo con el empleador. La reducción es otro tema, hace parte de la discusión también. En muchos seminarios aparece esta temática. Estamos convencidos de que esto debe tratarse en la negociación colectiva para verificar las ramas ya que se debe revisar la productividad. Si estamos buscando una mejora de productividad podemos conversar, pero esto es un asunto clave. Cuando la central sindical habla de esto, se refiere a un modelo de empresario que no es la realidad del Uruguay en su mayoría.
Las pymes son las que ofrecen números por encima del 60% de la fuerza laboral, ¿pueden ser parte de la negociación?
Es verdad, son casi más del 90% de las unidades productivas. Lo que hay es un reclamo de reducción de la jornada laboral la que casualmente va de la mano de un proyecto de ley presentado por el FA sin bajar el salario. Nosotros nos presentamos en la comisión de asuntos laborales y opinamos que es inconveniente esta solución. Legalmente debemos atender la realidad de las empresas a las que no siempre les va bien o mal. Esto incrementa el costo laboral de forma considerable haciendo que se contrate a más personas; es inviable. El movimiento sabe que los acuerdos que ha habido han sido sobre la base de un convenio en donde se busca la mejora de productividad.
¿Por qué recurrir al sistema político cuando esto puede surgir del cara a cara con los empresarios?
Esto es parte de la negociación colectiva, es el acuerdo de partes. La discusión sobre la productividad es imprescindible. Los gobiernos del Frente Amplio lo intentaron colocar sin éxito. La bebida tiene un acuerdo de hace muchos años sobre este tema, pero alineado a la productividad de los trabajadores, entonces ahí sí hablamos de un reacomodo de los tiempos. Yo creo que con el tiempo la reducción se irá expandiendo, pero siempre cuidando que no se afecten las empresas.
¿Qué rescatamos sobre el modelo aplicado de los países del primer mundo y sobre qué aspectos se basa?
El modelo de la productividad es lo que vamos a impulsar. Esto es viable, pero tiene que ser para las dos partes, debe ser un avance sobre los acuerdos necesarios. Yo creo que hay que discutirlo en el consejo superior tripartito, pero es necesario discutirlo por sectores además por sus particularidades.
Los anuncios del Gobierno marcan que la economía ha mejorado. Pensando en el derrame tan mencionado, ¿en qué está el Gobierno sobre esta materia?
En materia de empleo, los números hablan de una situación sensiblemente mejor. A pesar de la pandemia y otros reveses, estamos hablando ya de una situación prepandemia. En los tres años anteriores a la pandemia se habían perdido 50.000 puestos de trabajos, los cuales se suman 60.000 durante la pandemia. En lo que va del año 21, 22 y 23 se han recuperado 110.000 puestos. La tasa de desempleo está en 7,8%. Hay inequidades muy importantes, pero sin duda que la situación está mucho mejor. El salario se está recuperando de forma consistente y diría que es probable que el nivel salarial sea prepandemia. Hay sectores que tienen resultados dispares, es cierto, pero estamos avanzando. Alrededor del 5% de los trabajadores más rezagados vienen de áreas como el turismo, el Pit-Cnt sabe que el Gobierno va a cumplir con los objetivos.
Hablamos de informalidad y desempleo, ¿las líneas de frontera son la principal preocupación?
Sí, por supuesto. En el caso de la frontera con Brasil tenemos el problema de la informalidad que, si bien ha bajado, sigue siendo el doble del promedio. No es fácil, ustedes lo saben mejor que nadie que es muy difícil resolverlo. En las demás líneas fronterizas vemos una situación más compleja. En el caso de Argentina, es imposible tomar medidas que lleguen a compensar esta situación. En las vacaciones de julio es todo un problema esta situación.
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