Todo asiduo lector de la prensa occidental especializada en temas económico-financieros no puede más que haberse alarmado ante la avalancha de noticias publicadas en los últimos tiempos acerca de las peripecias del Imperio chino. Ni el saqueo de Roma a manos de Alarico y sus bárbaros visigodos fue tan comentado como la inminente caída de la dinastía Xi.
¿Cuáles son las evidencias que nos llevan a descontar tan desolador desenlace? En primer lugar, que luego de crecer a un ritmo anualizado del 11,4% durante cuatro décadas (1980-2019), la tasa de crecimiento del PIB ha descendido al orden del 5%. Ni hablar de que tal cifra provocaría el lanzamiento de fuegos de artificio en las capitales de Occidente (cuyo pronóstico para el 2023 es un modesto 1,3% según el FMI).
Quizás sean, en cambio, las cifras del comercio internacional que infunden semejante pesimismo. En los últimos 5 años completos (2018-22), las exportaciones chinas han crecido regularmente a un promedio anual del 9,7% (frente al 2,8% del comercio global en mercaderías según la OMC). Las importaciones chinas crecieron al 8% durante igual periodo, mientras que el saldo comercial superavitario de 2022 resultó de US$ 878 billones, equivalente a 4,9% del PBI.
Los nubarrones en el horizonte global se deben sin duda a las exportaciones del año en curso que a julio mostraban una caída del 5,5% con relación a igual periodo del 2022, acentuándose en el segundo trimestre. Meramente como comparación, las exportaciones uruguayas a julio del 2023 mostraban una caída del 20% con relación al mismo periodo del año anterior.
¿Dónde está el problema?
Es en el sector inmobiliario donde están los verdaderos problemas. La construcción ha sido la columna vertebral del crecimiento chino, tanto residencial, comercial y de infraestructura. Con bancos estatales dispuestos a prestar tanto a las empresas desarrolladoras de la urbanización y a un público deseoso de adquirir su primera vivienda, el crecimiento de este sector fue voraz. La vivienda es el principal instrumento de ahorro de los hogares chinos.
Hasta que, al igual que hace 15 años en EE.UU. y algunos países europeos como España e Irlanda, hubo excesos de construcción y una merma de ventas. La primera de las empresas en caer fue la mayor, Evergrande, que ya en 2022 tuvo incumplimientos de obligaciones financieras y entrega de viviendas.
Más recientemente otra de las grandes, Country Garden, también entró a tambalear con problemas de vencimientos ante tenedores de bonos. Una extensión de tres años de plazo, a último momento, evitó que pasara a mayores. Pero la tormenta no ha pasado y las empresas solo sobreviven gracias al apoyo del Estado vía los bancos estatales (que a su vez tienen sus líos, pero se consideran categoría TBTF (“too big to fail”) o sea que demasiado grandes para dejar caer.
Contagio a otros sectores
Al salir luego de tres años de encierros por COVID, se esperaba una renovada demanda de consumo por parte de la población. Sin embargo, el comienzo de la caída de los precios de las viviendas hizo que muchas familias sintieran el “efecto riqueza” de su descapitalización y postergaran sus consumos, contribuyendo a una caída en el crecimiento de la demanda agregada.
Unido a las tensiones geopolíticas y el creciente proteccionismo estadounidense, el actual clima de negocios en China se ha enfriado con relación a la prepandemia. La actitud de China de apoyo implícito a Rusia en el conflicto con Ucrania tampoco ayuda a recomponer las relaciones, así como sus persistentes reclamos de soberanía en islotes del sudeste asiático. La situación de Taiwán sigue siendo el principal escollo de la relación.
Como resultado, el sector financiero también está recibiendo “malas vibras” que repercuten tanto en el ingreso de inversión extranjera directa (IED) como de capitales especulativos. Los índices bursátiles han perdido un 30% en lo que va del año, y los inversores extranjeros en modalidades de capital privado de riesgo están revisando sus estrategias de salida.
¿Estimular o no estimular?
Pero la situación no es comparable a la de Wall Street en los meses previos a la crisis financiera del 2007/8, a pesar de los intentos de las “casandras” quienes, con varios sectores mostrando debilidad, señalan que el Gobierno chino no está estimulando suficiente la economía. Muchos opinan que el sistema político autoritario habilita esta pasividad, ya que la inexistencia de comicios disminuye la necesidad de atender reclamos públicos.
Sin embargo, el contraejemplo occidental de lanzar gigantescos programas de estímulo para mantener la demanda agregada también tiene sus peligros, como ser la escapada de la inflación y la acumulación de endeudamiento, que ya presentan riesgos en EE.UU. y Europa. En China, sin embargo, el riesgo aparece por el lado deflacionario.
Puede llegar el punto en que la economía china pierda tanto dinamismo que el Gobierno decida abrir plenamente la canilla del estímulo. Pero por lo pronto el actual nivel de crecimiento del PIB es más que aceptable en el contexto mundial actual, y puede que el Gobierno chino solo esté dispuesto a estimular en caso de que la deflación de precios se profundice.
La guerra psicológica
La pregunta central es si la economía china se encuentra realmente en aprietos existenciales o si se trata de una guerra psicológica orquestada por elementos de la prensa occidental para ir minando la moral y la confianza. Opino que existen problemas reales en la economía, pero que no han llegado a dimensiones de preocupación fundamental.
Occidente pensaba que, al darle ingreso a China al circuito económico global a principios de este siglo, el sistema de mercados con el tiempo transformaría al sistema político interno para transformarlo en una democracia. No ha ocurrido, y las libertades personales siguen distantes.
En cambio, China ha aprovechado todas las facilidades que le fueron dadas para confirmar su status de Leviatán y erigirse en “challenger” para la corona de pesos pesados, incumpliendo un pacto que nunca existió.
China: Inflación interanual – agosto 2022 a julio 2023
China resultado comercial 2017 -2023 (USD miles de millones)
China: Crecimiento trimestral del PIB 2018-23
China: Precios Propiedad Inmobiliaria Residencial 2018-23
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