Decenas de niños escolares agitando banderas de Bolivia y Paraguay a los pies del monumento del patriota de la Independencia, Pedro Domingo Murillo, en el kilómetro cero de la Plaza de Armas de La Paz, dieron la bienvenida a los presidentes Evo Morales y Mario Abdo Benítez en el marco de la conmemoración del 84 aniversario del cese de las hostilidades de la Guerra del Chaco (1932-1935). Fue el conflicto bélico más cruento en el continente sudamericano durante el siglo XX, con más de 30.000 bajas de cada lado, en terrenos y condiciones de extrema dificultad, significando además un altísimo costo económico para las respectivas naciones.
Abdo Benítez inició la oratoria frente a los bustos de los comandantes de ambos bandos beligerantes, Enrique Peñaranda y Félix Estigarribia. “Mi abuelo el Cnel. Victoriano Benítez Vera fue combatiente de la Guerra del Chaco y en sus anécdotas me contaba la bravura del soldado boliviano”, dijo el mandatario paraguayo. Añadió que “hoy el mejor homenaje que podemos hacer a nuestros héroes, quienes fueron con mucho sacrificio a defender a nuestros pueblos y nuestros países, es que esa etapa histórica hoy sirva de motor para la integración justa y generosa” e hizo un llamado a “no más darnos la espalda como muchos años nos hemos dado”.
En tanto, Evo Morales remarcó que la Guerra del Chaco “fue impuesta por intereses extranjeros que nos lanzaron a una aventura sangrienta” y agregó que se trató de una “guerra estúpida” en la que “ambos pueblos pusimos miles de muertos para que las empresas trasnacionales se lleven nuestros recursos naturales”. “Compartimos una amplia frontera, somos economías complementarias, nos une la cuenca del río Paraguay y ambos países podemos acceder al Atlántico por la misma hidrovía”, consideró el presidente boliviano.
La convergencia del momento de “crecimiento sostenido y de solidez macroeconómica y monetaria” de los dos países en un contexto de dificultades regionales y mundiales fue especialmente resaltada por el presidente paraguayo Abdo Benítez. Una constatación que el Banco Mundial confirmó en su más reciente informe en el que, a pesar de una desaceleración, sitúa a Bolivia y Paraguay en lo alto del ranking de crecimiento en Sudamérica con el 4% y el 3,3%, respectivamente.
Aprovechando la conmemoración histórica y el encuentro oficial, los gobiernos de Bolivia y Paraguay concretaron la primera reunión del Gabinete Binacional para diseñar la nueva hoja de ruta y también se llevó a cabo el Primer Encuentro Empresarial Boliviano-Paraguayo. Se suscribieron en total 16 acuerdos intergubernamentales en diversas áreas, sobre todo en conectividad y seguridad, y 6 convenios empresariales por un monto inicial estimado de 18 millones de dólares en materia industrial, de hidrocarburos, turismo, ganadería, agrícola, de transportes, infraestructura y logística.
En la “Declaración de La Paz” suscripta el 12 de junio, los dos gobiernos también coincidieron en la importancia de la incorporación de Bolivia al Mercosur “abogando por la pronta culminación del proceso de ratificación del Protocolo de Adhesión como miembro pleno del bloque” y “ponderaron la participación en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac)”.
Estos compromisos parecen ir a contracorriente del tiempo de dificultades que atraviesa la integración regional a partir de la suspensión de Venezuela del Mercosur, el retiro de varios países (entre ellos Paraguay) de la Unasur, la creación de otro mecanismo como el Prosur que no contó con el apoyo ni de Bolivia ni de Uruguay, o el parteaguas del Grupo de Lima.
No deja de ser significativo que las diferencias ideológicas entre Morales y Abdo Benítez no han impedido la profundización de las relaciones entre ambos países, que ya en el año 2009 tuvieron un hito fundamental, en aquella ocasión con el presidente Fernando Lugo, realizando la demarcación definitiva de límites entre ambos países, luego de siete décadas del Tratado de Paz, Amistad y Límites. Consultado por La Mañana, el ex canciller paraguayo Alejandro Hamed Franco, aseguró que se trató de una “negociación muy difícil” pero que fue “sumamente importante” porque revirtió varios años de suspicacias con su vecino, al punto que “algunos sectores conservadores creían que Bolivia se estaba rearmando para otro conflicto”.
Tampoco es un detalle menor que Bolivia está en año electoral y apenas 48 horas antes de la cumbre bilateral tres candidatos presidenciales de la oposición se manifestaron en las calles junto a activistas sociales contra el Tribunal Supremo Electoral al que acusan de favorecer la reelección de Morales a casi cuatro meses de los comicios. Según las últimas encuestas, el mandatario boliviano está primero en las encuestas con diferencias entre 6 y 10 puntos porcentuales sobre su más inmediato perseguidor, el ex presidente Carlos Mesa, candidato de Comunidad Ciudadana que en los últimos días consolidó una alianza con el Movimiento de Valores Indígenas Democráticos y Ambientalistas.