Farwa Sial es oficial superior de Políticas y Promoción-Financiación del Desarrollo de Eurodad, una red de 60 organizaciones de la sociedad civil de 28 países europeos que trabaja para garantizar que el sistema financiero a nivel mundial esté controlado democráticamente, sea ambientalmente sostenible y contribuya a la erradicación de la pobreza. Se ha dedicado a investigar el capitalismo en los países en desarrollo, el papel de la política industrial y la evolución tecnológica. En diálogo con La Mañana, la especialista británica paquistaní detalló sus preocupaciones en torno a la estrategia Global Gateway de la Unión Europea (UE).
En un artículo publicado por Eurodad, usted es muy crítica con la estrategia Global Gateway de la UE, que sugiere que está “cubierta por un soufflé de tergiversación”. ¿Podría compartir su perspectiva sobre este programa?
Global Gateway, lanzado oficialmente en diciembre de 2021, es la nueva estrategia emblemática de la UE para apoyar proyectos de infraestructura en todo el mundo con miras a mejorar la conectividad. Eurodad ha seguido el programa desde su creación y es crítico con él, ya que es una estrategia que viene con mucha retórica y no tanta sustancia nueva.
¿Cuáles son sus preocupaciones al respecto?
Nuestras preocupaciones se pueden resumir en tres puntos clave. En primer lugar, Global Gateway es una estrategia que en realidad cambia el nombre de las iniciativas de desarrollo existentes sin un aumento del presupuesto. El plan propuesto para el período 2021-2027 tenía como objetivo inicial movilizar 300.000 millones de euros para inversiones en infraestructura. Sin embargo, el Global Gateway consiste principalmente en préstamos y garantías, y el monto de la subvención está limitado a 18.000 millones de euros, entregados a través del programa de asistencia externa de la UE. La mayoría de los recursos prometidos provienen de la expectativa de movilizar financiación del sector privado, algo que aún está por verse. En segundo término, el Global Gateway reorienta los compromisos de desarrollo existentes de la UE para que asuman un papel más comercial y geopolítico, con el objetivo de elevar la posición de la UE como actor relevante del desarrollo global.
¿Puede dar algún ejemplo?
Esto es evidente en el énfasis en las asociaciones de inversión con países en desarrollo que se centran en proyectos del sector privado con una mayor participación del sector privado interno de la UE, así como en el objetivo explícito de crear más empleos para los ciudadanos de la UE a través del Global Gateway. La propuesta de una agencia de crédito a la exportación de la UE para apoyar una mayor participación de los intereses del sector privado de la UE también es un ejemplo de esto.
Por último, más allá de la fuerte narrativa y promoción, no vemos evidencia de que el Global Gateway sea la oferta positiva de Europa para los países receptores. No hay mucha claridad sobre cómo el programa garantizará una mayor apropiación democrática de las estrategias de desarrollo por parte de los países socios. Si bien la iniciativa aún está en sus inicios, su estructura de gobernanza propuesta se basa únicamente en la participación activa de diferentes partes interesadas europeas, incluidos los Estados miembros de la UE, las delegaciones de la UE y un nuevo Grupo Asesor Empresarial. Para basarse verdaderamente en el principio de propiedad democrática, las decisiones de inversión en los países receptores deben apoyarse en estrategias a largo plazo de propiedad democrática que surjan como resultado de la participación de una amplia gama de partes interesadas locales.
El Global Gateway fue la principal oferta en la Cumbre UE-Celac que tuvo lugar a mediados de julio. ¿Qué implica exactamente para los intereses de América Latina y la UE?
De hecho, en la Cumbre UE-Celac se anunció la Agenda de Inversiones de Global Gateway en América Latina y el Caribe. La presidenta Von Der Leyen afirmó que la UE invertirá más de 45.000 millones de euros para apoyar la asociación reforzada con América Latina y el Caribe hasta 2027. El Global Gateway incluye una lista de más de 130 proyectos que se centran en temas como una transición verde justa, desarrollo humano, resiliencia de la salud y vacunas y una transformación digital inclusiva. Sin embargo, un análisis rápido de estos proyectos muestra que están diseñados abrumadoramente para apoyar el propio plan de desarrollo de la UE y su búsqueda de recursos como minerales críticos, todo ello a través de la amplia participación del sector privado de la UE. Por lo tanto, a pesar del renovado interés en América Latina y el Caribe, la UE está centrando sus esfuerzos en una propuesta geopolítica que coloque al sector privado en el centro de la oferta política y económica de la UE.
¿A qué tipo de proyectos se refiere concretamente?
Tomemos como ejemplo el énfasis de la UE en proyectos de hidrógeno verde invertidos en numerosos países, incluido Uruguay. Aunque estas iniciativas se promocionan como ambientalmente sostenibles, los estudios muestran que en realidad este vector energético es bastante extractivo en términos de energía, lo que afianza el uso de combustibles fósiles. Al mismo tiempo, se ha demostrado que el plan de la UE de importar hidrógeno verde de proyectos de inversión en otros países desvía la energía renovable de las necesidades y objetivos climáticos locales. De hecho, los estudios realizados sobre los proyectos de hidrógeno de la UE los han calificado explícitamente de neocoloniales. También se pueden encontrar ejemplos similares en los acuerdos de minerales críticos bajo el Global Gateway. Este patrón preocupante de proyectos de inversión bajo el Global Gateway plantea la pregunta de si este es el tipo de apoyo que los países latinoamericanos están buscando. Vale la pena señalar que América Latina y el Caribe ya es, según el propio informe de la UE, una potencia de energía renovable con el mayor porcentaje de energía producida de forma renovable en el mundo. Hasta el 60% de la generación de energía en la región proviene de energías renovables.
¿Cuáles fueron los cuestionamientos que surgieron en este contexto?
La cumbre fue enmarcada como un hito en la asociación estratégica entre las dos regiones, especialmente en el contexto de los desafíos actuales que enfrentan los países latinoamericanos: espacio fiscal reducido para financiar infraestructura y servicios públicos, y una economía enfocada en apoyar la igualdad de género y abordar el cambio climático, entre otros. Sin embargo, en el foro de OSC (organizaciones de la sociedad civil) UE- América Latina y el Caribe, antes de la cumbre de líderes, cuestionaron la fuerte promoción en torno al Global Gateway, argumentando que no debería ser la oferta principal.
¿Por qué?
Porque la UE no puede tener un plan de recuperación para Europa basado en la inversión pública y utilizando la vieja receta de inversión extranjera para América Latina bajo la nueva etiqueta del Global Gateway. La cantidad inadecuada de financiación también debe considerarse junto con la calidad de la financiación que se ofrece. El papel del sector privado puede ser una fuerza complementaria si se compromete plenamente y demuestra su contribución a las transiciones verdes y el desarrollo social. No obstante, resulta difícil defender el efecto derrame en el que se basa el Global Gateway, que insiste en que un modelo de desarrollo basado en el crecimiento y la inversión privada acabará inundando a la sociedad de beneficios mediante la creación de empleo. Las alternativas centradas en la financiación pública sin condicionalidades y en el respeto de la soberanía y la autonomía financiera de los países latinoamericanos, podrían ayudar a estos países a aplicar políticas de alivio de la pobreza y reducción de las desigualdades, al mismo tiempo que persiguen estrategias internas rentables de transición verde.
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