La participación en agrupaciones estudiantiles de Fray Bentos, su ciudad natal, despertó su interés por la comunicación y fue así que comenzó a desarrollar su vocación por el periodismo. Con el tiempo, además, se especializó en temas internacionales. Hoy dirige los informativos de Radio Oriental y forma parte de varios programas de radio y televisión. Entrevistado por La Mañana, Daniel Bianchi valoró el papel de los medios en un contexto donde las fake news han cobrado importancia y analizó el escenario mundial actual marcado por los conflictos armados.
¿Cómo surgió su vocación de periodista?
Yo participaba en agrupaciones estudiantiles donde queríamos decirle cosas a la gente a través de un medio de comunicación, y logramos concretar un espacio en la Radio Litoral de Fray Bentos. Eran tiempos turbulentos y llegó el momento en el que clausuraron todas las agrupaciones estudiantiles y quedamos con el espacio, pero sin el permiso para usarlo, entonces decidí hacer un programa de radio a título personal. En aquellos años complejos fue que se inició el desarrollo de mi vocación. Al poco tiempo me llamaron de la propia radio en la que hacía este programa, me ofrecieron trabajar ya en planilla y allí comenzó todo. Después estuve trabajando también en Mercedes, en Difusora Soriano, y me vine para Montevideo, donde comencé a trabajar en Radio Monte Carlo. Luego vino la etapa de la televisión en Canal 4 con Telenoche y después me fui para Canal 5. Hoy estoy trabajando con amigos de algún programa en VTV, dirigiendo el noticiero de Radio Oriental y con algún programa en esta emisora.
¿Cómo se dio su especialización en temas internacionales?
Eso ha surgido por imperio de las circunstancias. A mí me ha interesado siempre la cuestión internacional. Puede sonar un poco jactancioso, pero destino el tiempo que no tengo para tratar de ver todas las miradas y rescatar la ecuanimidad y la equidistancia con los sucesos que acontecen. Creo que el ciudadano común está totalmente inerme frente a este mundo turbulento, engañoso y de mentiras, de las fake news, de las usinas creadas para invadir con mentiras interesadas las redes sociales. Es allí donde los medios de comunicación cumplen un papel muy valorable. Los periodistas seguimos comprometidos con un principio ético básico para trasladar información a la gente. Debería haber una revaloración de esto porque las redes son el territorio de la impunidad. Es muy importante la tarea de los medios de comunicación frente a la impunidad de las redes sociales.
¿Cuál es su trabajo en materia internacional?
Ahora estoy trabajando en columnas en el programa de La Mañana de Radio Oriental y para algunas emisoras del interior, tratando de interpretar este maremágnum de datos sobre conflictos o situaciones internacionales, diplomáticas, políticas, dictaduras, democracias, guerras. Hay que tener mucho cuidado cuando somos el filtro de todo eso para el ciudadano común que emplea su tiempo en trabajar, en su familia, y no puede pasarse frente a los medios o a las redes tratando de desentrañar dónde están las mentiras, cuál es la cuota de verdad que hay en cada cosa, y esa es nuestra responsabilidad.
¿Cómo ve el mundo hoy con todos los elementos que están marcando el escenario global?
En términos muy generales, en febrero del año pasado sucedió un hecho relevante al que los medios no le prestamos demasiada atención, que fue una reunión en Pekín entre Xi Jinping y Vladimir Putin donde hicieron una alianza a ultranza, aun en el terreno militar. ¿Qué significa esto? Que Rusia y China decidieron iniciar un camino para quebrar la hegemonía de Estados Unidos y por ende de Occidente en el planeta. Sobre la mesa de aquella reunión estaba la ambición de Putin de invadir Ucrania, cosa que hizo pocas horas después de que terminaran los Juegos Olímpicos de Invierno en China, es decir, no le aguó la fiesta a Xi Jinping cuando lanzó sus tropas sobre los territorios soberanos de Ucrania. Y creo que del lado chino está también el tema de Taiwán, es decir, que Xi Jinping le habrá dicho amigablemente a Putin: “Tú vas por Ucrania, yo iré por Taiwán”.
¿Qué análisis hace sobre el conflicto entre Israel y Hamás?
La guerra fue desatada por el grupo terrorista Hamás, que provocó a Israel llevándose rehenes, con lo cual Israel no puede no actuar sobre el territorio donde opera Hamás. Este grupo se autodefine como palestino, pero en realidad tiene una filosofía similar a la del Estado Islámico de crear un califato y no tiene ningún ánimo de convivencia con nadie que no sueñe en lo islámico y que no sea devoto de Alá. Hamás tiene una alianza estratégica con Hezbolá, el “partido de Dios”, que le ha arrebatado al ejército libanés la hegemonía sobre el territorio del Líbano. Hamás y Hezbolá, como también otros grupúsculos como la Yihad Islámica, son grupos títeres que responden al régimen de los ayatolás en Irán, enemigo acérrimo de Israel y enemigo territorial de Arabia Saudita. La mayoría de los que están con Ucrania están con Israel y la mayoría de los que están con Rusia están con los grupos que han llevado adelante el ataque feroz a los kibutz israelíes. No estoy hablando del pueblo palestino, que es otro tema. Es muy complejo todo, pero el mundo está dividiéndose.
¿Qué lectura hace de las posiciones que se han tomado en Latinoamérica?
La posición de algunos países latinoamericanos preocupa. No sorprende la posición de Venezuela, tampoco la de la dictadura de Nicaragua ni la de Cuba, y sí podría llevar a alguna reflexión la postura de Brasil. Yo creo que es riesgoso el juego en el tablero que pueden estar haciendo algunos líderes latinoamericanos, quizás estén optando mal, pero eso es una opinión personal.
¿Qué se puede esperar a futuro dado el contexto global actual?
El mundo se está perfilando para una confrontación seria, grave. Hoy existe el poder nuclear, existe la posibilidad de aniquilación de lo que llamamos mundo civilizado, o sea, estamos en un tiempo muy delicado. El papa Francisco ha llamado a una jornada de oración y ayuno por la paz en el mundo, que es lo que vale en este momento, aunque parezca para algunos inoperante o inocuo rezar. Estamos realmente en una delgada línea que nos separa del espanto. No quiero ser agorero, tremendista ni apocalíptico, pero realmente el mundo se está descosiendo y se están alineando bloques muy entreverados, algunos de los cuales tienen vocación de confrontar.
Por último, ¿qué consejos o recomendaciones les daría a los estudiantes que aspiran a dedicarse al periodismo?
Puede sonar un tanto romántico, pero la piedra angular de esto es no venderse al mejor postor, reivindicar el valor de la ética, de la honestidad. Más que la objetividad, que viene como consecuencia de la honestidad, lo importante es resolver nuestra postura moral frente a lo que sucede y frente al ciudadano indefenso y desprevenido que confía en la palabra del periodista para que le cuente lo que pasa en el mundo. Es muy desleal engañar a la gente, por eso, aunque las cosas vayan por un lado que a nosotros personalmente no nos guste, debemos tener un apego a lo más aproximado a la verdad, lo más fiel a la realidad posible. Esta preciosa profesión que es el periodismo nos permite asomarnos a todas las realidades humanas y aprender de todo sin ser eruditos en cada tema. En general, todos pretenden ocultar sus cosas frente a los medios de comunicación y nuestra tarea es ponerlas al descubierto, no ser un filtro indebido. Lo que les diría es que sean fieles a la ética y que aprendan, que sean curiosos. Humildad, ética y coraje son algunos de los elementos fundamentales para un proyecto de periodista.
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