En 1982 comenzó su camino en la investigación histórica y aún tiene proyectos por delante. Se trata de uno de los investigadores de referencia del país y sus libros son motivos de consulta de estudiantes y docentes. Con su trabajo desafió el centralismo que Uruguay tiene desde sus comienzos, abordando temas locales y nacionales.
Con la amabilidad que lo caracteriza, su sentido del humor tan particular, una memoria que no escatima en detalles y una gran pasión a cuestas, el docente e historiador Oscar Padrón Favre compartió con La Mañana los aspectos más importantes de su trayectoria profesional. Egresado de la Facultad de Humanidades en 1982, comenzó un fructífero camino de investigación que le valió el reconocimiento no solo de la academia sino también de estudiantes y los asiduos lectores de la historia nacional. Desde la publicación de Sangre indígena en 1986, sus textos recorren las bibliotecas que sirven como material de estudio, pero también como recurso de información sobre hechos sucedidos en nuestro país.
Padrón Favre tiene presente que vivir en el interior “no significa escribir sobre el interior” sino que es la oportunidad de presentar “una mirada diferente a la de la capital”. Y en esa perspectiva la posibilidad de abordar una historia “más polifónica” que no sea solamente centrada en el puerto, sino que abarque los 175.000 kilómetros que tiene el país. Que sea una oportunidad para dar a conocer no solo lo que pasa en la zona metropolitana sino también esos acontecimientos de las ciudades y pueblos del interior que también forman parte de la historia nacional.
Con sus libros abajo del brazo
En un país centralizado desde sus comienzos, la tarea del historiador del interior siempre fue más compleja que la que se podría desarrollar en la capital. Y aunque no reniega de esos comienzos un tanto tortuosos para desarrollar sus investigaciones, tampoco desconoce las mejores posibilidades que desde siempre se ofrecieron en Montevideo. En el interior se vivía una situación de aislamiento por la falta de colegas con quienes tener intercambios; estos solo se encontraban “en Montevideo o en el exterior”, según expresó el entrevistado. Esta situación ha cambiado desde hace 30 años a esta parte con el advenimiento de las nuevas tecnologías que acercaron información y personas.
Y en ese mundo donde todo quedaba un poco mas lejos, el mundo digital cambió el estado de situación sobre todo de aquellas “zonas periféricas” como le gusta llamar al entrevistado “que han sufrido ese centralismo” aun tan fuertemente arraigado en el Uruguay. Conseguir un dato, acceder a una información precisa, contactarse con algún colega eran desafíos que solo se podían sortear personalmente o a través de las escasas vías de comunicación a mano. En ese sentido Padrón Favre recordó cuando en 1986 recorría lugares con su primera edición de libros abajo del brazo. Con el avance de las nuevas tecnologías e internet a disposición “ese libro ya no queda encerrado en la ciudad o el departamento”. De todos modos, para el autor hay mucho camino aún por transitar. “Yo creo que en Montevideo y en los sectores universitarios no se tiene la real dimensión de todo lo que se está ubicando en el interior del país” y esa realidad sigue siendo una cuenta pendiente. Relacionó este auge de investigaciones históricas con la instalación de los Centros Regional de Profesores (CERP) en todo el país donde hay jóvenes a que están investigando “su propia tierra y su propia región”.
La Universidad ha tenido problemas para salir de Montevideo
El historiador duraznense fue muy crítico con la falta de archivos porque “en Uruguay ha carecido, casi hasta hoy, de una política integral de preservación de documentos”. Al respecto destacó la tarea que desde siempre ha venido desarrollando la Iglesia, el Registro Civil y Primaria a la hora de preservar documentación que oficia como insumo de estudio para los hastiadores. En ese sentido remarcó el error que el Estado cometió en 1970 al ordenar que los archivos de los juzgados letrados se trasladaran hacia Montevideo, donde por descuido mucho de esos materiales se han perdido por no reunir las mejores condiciones de conservación.
En los últimos años, la formación de museos han sido una oportunidad para que ser formen archivos y lograr así un mejor manejo de información. Esta realidad se contrapone con lo que vivieron Padrón Favre y muchos otros historiadores que a menudo tampoco tenían acceso a informaciones de prensa. Si bien cada departamento ha sido un fermetal desarrollo de medios de prensa, sobre todo escritos, en Durazno a lo largo de la historia ha habido mas de 130 periódicos, ha existido un descuido en la conservación de esas colecciones que hubieran sido fundamentales para el desarrollo de su tarea.
La “Universidad de la Republica siempre ha tenido problemas para salir de Montevideo y para ver lo que pasa fuera de Montevideo”. A pesar de este fenómeno también centralista los historiadores se han reunido entorno de un fin común que les posibilita potenciar su tarea y acceder a trabajos de sus colegas. Está por salir el cuarto tomo de la colección Geohistoria Regional donde sus integrantes publican artículos relacionados con sus materiales de estudio y esa es una buena noticia para el entrevistado para fortalecer la tarea de los colegas que desarrollan como él esta querida profesión.
Oscar Padrón Favre ha publicado 13 libros y más de 130 artículos en revistas especializadas en Uruguay y el exterior. A pesar de esta vasta trayectoria editorial, está convencido que nunca es suficiente y siempre hay algo más por hacer. La revalorización del patrimonio y el turismo de los últimos años ha sido un factor determinante como impulso para los trabajos históricos que hay desarrollados en todo el territorio nacional. Actualmente trabaja en un nuevo libro dedicado esta vez a Fructuoso Rivera. El investigador señaló que avanza a gran ritmo y prevé que se estará publicando sobre finales de este año o principio del próximo.
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