La colza está casi toda cosechada pero el trigo y la cebada apenas supera el 10% o 15%. Los agricultores esperan que las precipitaciones le den un respiro y puedan ingresar a las chacras. Los rendimientos han sido buenos, aunque se espera que el clima no provoque caída en la calidad del producto.
Las precipitaciones de los últimos días y los pronósticos de nuevos episodios provocan una suerte de incertidumbre entre lo agricultores de Paysandú, que esperan ansiosos ingresar pronto a las chacras. Hace cinco días empezó a llover “y tiene a todo el mundo preocupado” dijo a La Mañana el gerente comercial de Copagran en ese departamento, Luis Simean. La mayor dificultad para el caso que continúen las precipitaciones y se extiendan los días de humedad, está relacionada con la pérdida de calidad de los granos, “una amenaza” que mantiene nerviosos a todos los integrantes de la cadena de producción. Por delante los pronósticos no son para nada alentadores en esta materia y si se confirman los agricultores tendrán que estar alertas para asegurarse ingresar a las chacras en las contadas “ventanitas” que el clima les proporciones para continuar levantando sus cosechas.
Mientras la cosecha de colza está casi finalizada, un signo grande de interrogación está pautando el escenario del trigo y la cebada. En el primero de los casos ya se ha recogido el 90% de la producción. Del otro lado, la recolección del trigo y la cebada recién comenzó y apenas se superó un 10% para el primero de los cereales y 12% o 15% para el caso de la cebada. Sin embargo, los rendimientos hasta el momento han sido sumamente positivos. Cuando apenas falta un resto para totalizar la cosecha de colza, los rendimientos alcanzaron los 1.800 kilos, una cifra que Simean consideró muy buena para la oleaginosa. También los datos obtenidos hasta el momento cuando apenas comienza la cosecha de trigo y cebada son alentadores. En cuanto a cebada, las primeras chacras dieron como resultado 4000 kilos por hectárea, mientras que en trigo no se mencionó una cifra exacta, pero las conclusiones hasta el momento han sido muy buenas.
Mantener una buena calidad del grano es gran parte del partido que se juegan tanto productores como industriales. Y hasta el momento los resultados han sido muy satisfactorios. La colza “fue toda de recibo” y además de los buenos rendimientos obtenidos ya está guardada en las plantas. En tanto lo poco que se ha logrado levantar de trigo y cebada, también ha presentado una calidad satisfactoria, aunque como es habitual en este tipo de actividad, hubo algún caso de rechazo, debido a que algunos cortes no han estado del todo maduros y tendrán como destino forrajero.
Se plantas 10 mil hectáreas de cultivos de invierno
La mayor parte de la comercialización de colza tiene como destino la elaboración de biocombustibles por parte de Alur, mientras que el resto tiene como destino la exportación. En tanto un gran porcentaje de la producción de cebada va a las cervecerías Ambev Uruguay y Oriental mientras que un resto tiene como destino el mercado chino, negocio que durante esta zafra se ha logrado consolidar informó el ejecutivo. También la producción de trigo está dirigida hacia el mercado interno y en menor medida para el exterior. El mayor porcentaje se coloca en los molinos locales se informó.
La producción entorno a la filial que Copagran tiene en Paysandú abarca unas 10 mil hectáreas divididas en tercios, algo similar a lo que sucede a nivel país. En esta oportunidad, más de 4 mil hectáreas fueron sembradas con cebada y una cifra superior a las 3 mil hectáreas con colza y trigo cada una.
Simean indicó que actualmente trabajan con la empresa unos 60 productores tanto para los cultivos de invierno como de verano. En su mayoría de trata de agricultores locales, aunque también lo integran productores argentinos. Entre ellos se encuentran aquellos que explotan entre 15 o 20 hectáreas hasta grandes extensiones que pueden alcanzar las 3 mil hectáreas. El ejecutivo señaló que en todos los casos la empresa ofrece las mismas condiciones de trabajo.
Precios más debilitados, pero con menores costos
El escenario de precios desde que los agricultores tomaron la decisión de plantar determinados productos y tomando como referencia los registrados durante la zafra anterior han sufrido un deterioro importante. Un claro ejemplo es el de la colza que pasó de los US$ 500 la tonelada el año pasado a los US$ 380 que cotiza en la actualidad. La cebada puesta en planta de recibo cotiza a US$ 210 la tonelada cuando hace unos meses cuando el productor se definió por este cereal que cotizaba a US$ 280. Lo mismo sucedió con el trigo que pasó de los US$ 260 hace unos meses atrás a los US$ 220 que se paga en la actualidad puesto en Nueva Palmira. El entrevistado sostuvo que “estamos un escaloncito grande más debajo de las expectativas que tenían los productores cuando sembraron”. Afirmó que, si los rendimientos acompañan como hasta este momento, igualmente la ecuación puede cerrar positivamente “aunque más ajustada de lo que todos hubiéramos querido”.
Una buena noticia fue la caída de los costos de producción para la zafra de invierno. Por efectos de la guerra en Ucrania, los costos de fertilizantes se incrementaron notablemente el año pasado. Contrariamente a ese escenario, este año pasaron de los US$ 1.000 la tonelada de fertilizantes a US$ 500. Lo mismo sucedió con el litro de glifosato, uno de los productos más utilizados en esta actividad, que pasaron de US$ 12 a US$ 5 en la actualidad. Por este motivo la ecuación de invierno también está un poco más abultada de lo que fue el año pasado cuando los costos de producción estaban más altos, pero con precios de los productos también más elevados. El entrevistado explicó que esta zafra presentará un ingreso bruto no tan importante como en aquella oportunidad “pero la ecuación va a cerrar un poco mejor”.
Tras la cosecha de invierno se viene la zafra de verano y aunque las lluvias son mayormente necesarias que, para el invierno, un impasse sería muy importante para asegurar los implantes de soja, maíz, sorgo y girasol. Hasta el momento se ha sembrado un importante porcentaje del área de primera y aun resta toda el área de segunda, salvo algunos predios donde ya se cosechó la colza, aun a la espera que se levante la cosecha de invierno. En esa zona del país, el 80% de las 10 mil hectáreas destinadas a agricultura en verano se implantan con soja “que le deja mejor margen al productor”. Con esta oleaginosa, principal rubro agrícola del país “la ecuación cierra un poco mejor”. El ejecutivo señaló que se trata de la “alternativa mas rentable para el productor” que actualmente tiene precios interesantes de US$ 450 la tonelada. Para los cultivos de verano unas 5000 hectáreas quedan bajo condiciones de financiamiento y seguimiento de Copagran, mientras que otro tanto, bajo el libre albedrio del productor que también comercializa su producción a través de la cooperativa. Además de soja en esa zona del país se siembra en menor medida maíz, girasol y sorgo.
Cooperativa Agraria Nacional (Copagran) tiene presencia en Colonia, Soriano, Río Negro y Paysandú. Cuenta con 11 plantas de silo, distribuidas estratégicamente, donde puede recibir las producciones de las distintas zonas, y al mismo tiempo, brindar los servicios que le vende a terceros entre ellos las cervecerías. La planta de Paysandú recibe básicamente trigo, abundante en ese departamento y zonas contiguas. También en algunos casos reciben cebada forrajera. Tiene una capacidad de recibo de 18 mil toneladas de granos y actualmente mantiene una intensa actividad producto de la época de cosecha durante esta parte del año.
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