Un hecho fortuito hizo que terminara desempeñándose como asesora de seguros, profesión que ejerce desde hace tres décadas. A su vez, la curiosidad que la caracteriza la llevó a estudiar periodismo y locución, sus verdaderas pasiones. Hoy conduce el programa Transformaciones en radio Sarandí y dirige su propia empresa de seguros. En diálogo con La Mañana, Claudia Rossi repasó su trayectoria y se refirió al rol de los medios en la sociedad actual. “Las redes sociales hoy amenazan muy seriamente al periodismo tradicional”, advirtió.
¿Dónde nació y qué recuerdos tiene de su infancia?
Nací en Montevideo un 22 de febrero, justo el día del cumpleaños de mi padre y siendo su primera hija, fue todo un regalo. Así que siempre fue un doble festejo en mi casa. Éramos papá, mamá y tres hermanos, dos varones gemelos y una hermana menor. Mi infancia la recuerdo como dulce, tibia, con muchos paseos, música, juegos y disfraces, vacaciones de tres meses de verano. ¡Muy feliz! Como coincidencia curiosa, años más tarde mi suegra también cumpliría años el 22 de febrero.
¿A qué se dedicaban sus padres y en qué medida influyeron en sus elecciones de vida?
Mi padre fue empleado público y privado al mismo tiempo, en el área contable. Mi madre trabajó a tiempo completo como ama de casa, o “labores”, como se le decía entonces. Además, es modista y profesora de corte y confección. Mis padres fueron muy trabajadores, cercanos y presentes siempre. Totalmente dedicados a la crianza de sus hijos. Unos padrazos.
¿De qué manera la marcó el hogar en el que creció y los valores transmitidos?
Llevo su marca, sin duda. Valores como el respeto al prójimo, la solidaridad, la autoestima junto al desarrollo y crecimiento personal. El estudio y el trabajo como forma digna de abrirse camino en la vida. La familia como eje central de todo. La amistad, como los hermanos que se eligen. La lectura, la música y el arte. ¡Y los viajes, por supuesto! En casa reinaba la alegría y era un punto de encuentro de familia y amigos. Mi casa era una casa de puertas abiertas, donde se recibía a todos y, claramente, con una buena comida.
¿Por qué decidió formarse en comercio internacional? ¿Cómo se despertó su interés en el tema?
Sin duda, hubo una influencia de mi padre y el gusto por los números, así como la curiosidad por el mundo y los intercambios de ideas, personas y bienes. Con la llegada de la globalización mi interés por el comercio internacional aumentó considerablemente, al descubrir una realidad fascinante que nos acercó a los demás países del planeta.
¿Cómo ha influido su formación en comercio internacional en su carrera periodística y en su rol como asesora de seguros? ¿De qué forma surgió la oportunidad para dedicarse al tema de los seguros?
Los seguros llegaron con una huelga en la Universidad de la República (Udelar), específicamente en la Facultad de Ciencias Económicas, que duró unos cuantos meses y fue un frenazo a mi progresión académica. Una amiga me comentó sobre un curso que daba el Banco de Seguros del Estado y me preguntó si quería acompañarla. Le dije que sí y ya han pasado treinta años desde que tomé esa decisión y estoy ejerciendo esta profesión que me encanta. Al mismo tiempo, debido a la huelga en la Udelar, surgió también la posibilidad de estudiar comercio internacional en la Universidad Católica del Uruguay, la única universidad privada por aquel entonces. Esto resultaba un buen complemento a la carrera de contador público que en ese momento yo también cursaba, y fui parte de la segunda generación de egresados de esta nueva carrera. A su vez, la curiosidad e inquietud que me caracterizan me llevaron a estudiar periodismo y locución, que son actividades por las que siento una verdadera pasión.
¿Cómo logra compatibilizar esta profesión de asesora de seguros con el periodismo, que son dos tareas muy diferentes?
En realidad, mi día se compone de mi trabajo como directora de mi empresa de corretajes de seguros. Además, asesoro a empresas y le dedico tiempo a la conducción, locución y periodismo en radio Sarandí. Te confieso que amo todas estas actividades y disfruto enormemente realizándolas. Me considero una persona afortunada y muy agradecida de la vida.
¿Cómo fue su camino hacia el periodismo? ¿Cómo fueron los inicios en la profesión?
Comencé casi sin querer, acompañando a mi esposo Roberto Bennett [escritor y periodista] en parte de sus actividades radiales. Surgió con un ofrecimiento que tuve para realizar locución y grabación de publicidad. Luego vino una gran oportunidad y pasé a la conducción en la misma radio.
¿Hay alguna conexión entre ambas profesiones que pueda destacar?
La conexión más evidente es quizás la comunicación y la empatía necesaria con la gente, algo que me agrada mucho practicar. Eso me permite leer más, descubrir, investigar, comentar y asesorar. Me considero una gran “buscadora”.
¿Qué nos puede contar sobre el programa que conduce en radio Sarandí? ¿Qué temáticas suelen abordar?
Este es un programa que lleva por nombre Transformaciones y que sale al aire hace ya muchos años en radio Sarandí, de lunes a viernes de 22:30 a 24 horas y los sábados y domingos de 13 a 17. En él se almuerza con la primera persona que se entrevista esa tarde. Luego, se disfruta tomando un café con otros invitados y se comentan noticias relevantes de la actualidad, tanto a nivel nacional como internacional. Transformaciones es un programa cultural donde se tratan temas relativos a eventos, libros, películas, obras de teatro, exposiciones, análisis de noticias, política, entre otros. Resulta muy completo y goza de una gran audiencia, muy exigente, de alto nivel y muy participativa.
¿Tiene metas pendientes hacia el futuro en lo que respecta a su área laboral?
Claro que sí, siempre tengo metas. Deseo continuar con mi crecimiento profesional y personal, con los cargos que ejerzo dentro de las distintas organizaciones que integro. La juventud se mantiene teniendo metas y objetivos por cumplir. ¡Siempre!
¿Cuáles han sido los mayores desafíos a los que se ha enfrentado en su carrera?
Quizás uno de ellos sea el tema del género y sus desafíos. Y digo desafíos y no obstáculos. Para ilustrarlo cuento algo que me sucedió cuando aún no me había recibido y era muy joven. La Universidad Católica tenía una bolsa de trabajo –seguramente aún hoy la tenga– a la que podíamos acceder los estudiantes. Un día se abrió un llamado para un puesto de comercio internacional en un banco conocido de plaza. Me presenté junto a varios compañeros que teníamos una buena escolaridad. Se realizó el concurso y quedamos como finalistas un compañero llamado Diego y yo. Debo aclarar que además de una enorme ilusión por este trabajo, que me parecía perfecto en ese momento, era algo que realmente estaba necesitando. Me llamaron a la entrevista final en el propio banco y me recibieron tres profesionales hombres que me parecieron muy mayores. Hoy creo que no tendrían más de cuarenta años. Luego de realizada la entrevista, muy amablemente, me explicaron que mi puntaje final era tan bueno como el de Diego. Lamentablemente, solo había una vacante disponible. Continuaron diciéndome que “por esta vez” se habían decido por mi compañero, considerando que yo era una mujer muy joven y que seguramente pensaría en casarme y tener hijos y eso podría complicar esta actividad laboral. Supongo que, ante mi cara de asombro, quisieron suavizar el momento y me aclararon que guardarían mi currículum, que era excelente y en la próxima oportunidad laboral me llamarían.
¿Cómo tomó esa “devolución”?
Recuerdo perfectamente lo que sentí, la gran desilusión y el profundo dolor que me produjo el hecho. Solo pude contestar, con un hilo de voz, que no creía que volverían a llamarme ya que mi sexo femenino no iba a cambiar, y si esa había sido la barrera para definir su elección laboral, esta no iba a desaparecer jamás. Algunos años después de esta historia que te cuento y que es totalmente real, me reencontré con Diego, quien me contó que había renunciado al trabajo en el banco porque no era lo que él deseaba. Qué ironía, ¿no? Con el paso de los años, en nuestro país la situación profesional de las mujeres ha mejorado, pero resta aún mucho camino por recorrer. Uno de los principales temas pendientes es la equiparación de salarios entre hombres y mujeres para iguales cargos o tareas, y la presencia de más mujeres en los puestos de toma de decisiones.
¿Qué perspectivas maneja para el próximo año en su vida profesional? ¿Hay nuevos proyectos en los que le gustaría trabajar?
Sí, por supuesto. Tengo el honor de haber sido elegida secretaria de la próxima directiva del Rotary Club de Montevideo, siendo la primera mujer en ocupar este cargo en dicho club. Además, actualmente integro la directiva de Aproase. Con referencia a mi labor en Organización de Mujeres Empresarias, Ejecutivas y Emprendedoras del Uruguay (OMEU), espero continuar participando del programa Entre Todas, que está orientado a motivar e inspirar a mujeres emprendedoras alrededor de nuestro país para que puedan potenciar su desarrollo profesional y alcancen su autonomía económica. Por supuesto, también aspiro a un crecimiento profesional en mi carrera periodística y en el área de seguros. Cito a Steve Jobs cuando expresó: “El único modo de hacer un gran trabajo es amar lo que haces”.
¿Qué consejos les daría a los estudiantes que están comenzando sus estudios en periodismo?
Les diría que el periodista debe mantenerse siempre lo más objetivo posible. Es decir, debe evitar por todos los medios las subjetividades. Hay que saber buscar la verdad, investigar con ética y respeto. Y no olvidar que el lector, televidente u oyente únicamente desea escuchar y conocer la opinión o punto de vista de la persona entrevistada, no le interesa lo que piensa el periodista.
¿Cómo ve el papel del periodismo en la sociedad y su impacto en la toma de decisiones?
El periodismo, lamentablemente, ha perdido prestigio en los últimos tiempos por falta de profesionalidad. A menudo por falta de preparación, estudio o experiencia, y por el lenguaje utilizado. Muchos periodistas no ocultan que toman partido a favor o en contra de las partes entrevistadas, ya sean partidos políticos, empresas o asociaciones. Además, las redes sociales hoy amenazan muy seriamente al periodismo tradicional y, aparte de competir en la transmisión inmediata de noticias, distribuyen las temidas falsas noticias que confunden aún más al público.
¿Cómo cree que el periodismo uruguayo ha abordado ciertos temas complejos que han resonado en los últimos meses posiblemente ligados a la corrupción en el Estado y que se encuentran en la esfera judicial?
Últimamente ha habido de todo un poco. Algunos han intentado reportar objetivamente los sucesos de los últimos tiempos y otros han adoptado una posición tendenciosa a favor de una u otra fracción política. Las filtraciones y la corrupción lamentablemente han existido siempre, no es algo nuevo. Y algunos informantes, desafortunadamente, se aprovechan de ello, sembrando confusión en la población.
¿Qué lectura hace del Uruguay de hoy en términos generales? ¿Es un país donde recomendaría vivir? ¿Cuáles son sus mayores preocupaciones con respecto a la sociedad actual y sus principales problemas?
Uruguay posee un sistema democrático sólido, pero necesita fortalecer aún más sus instituciones para enfrentarse exitosamente al peligro del narcotráfico y la corrupción. La educación necesita mejorar para ofrecer herramientas modernas y adecuadas a los estudiantes que van a enfrentar los retos del futuro. En resumen, en un continente convulso, Uruguay sigue siendo un país atractivo, aunque caro, muy estable y seguro, con reglas claras para los que desean invertir o venirse a vivir a nuestro territorio.
Los diversos roles y una tarea pendiente
Además del ámbito de los seguros y del periodismo, dos profesiones totalmente distintas, Rossi tiene un día a día bastante diverso y colmado de variadas actividades. Consultada sobre lo que más disfruta de su vida cotidiana, la locutora destacó, en primer lugar, que es consciente de la posibilidad que tiene de hacer lo que le gusta. También remarcó “la libertad” con la que puede ejercer todo, tanto su trabajo como el resto de sus actividades. “Disfruto de mis momentos tomando un café conmigo misma, con una de mis lecturas o con mis amigas”, agregó.
Rossi contó que le apasiona participar de las diversas actividades en el Rotary Club de Montevideo, cuya misión es brindar servicio a los demás promoviendo la integridad y fomentando la comprensión, la buena voluntad y la paz entre las naciones a través de las actividades de compañerismo de los líderes empresariales, profesionales y cívicos. Lo mismo sucede en el SARU (Servicio de Ayuda Rural del Uruguay), cuyo objetivo es acercar a los jóvenes a los centros de educación formal para que puedan insertarse adecuadamente en el medio rural, y no sientan la necesidad de emigrar a la ciudad en busca de trabajo. Y en OMEU (Organización de Mujeres Empresarias, Ejecutivas y Emprendedoras del Uruguay), donde se promueve el desarrollo y la iniciativa empresarial femenina, tendiendo redes, motivando el desarrollo, impulsando a las mujeres y compartiendo experiencias. También integra ACDE (Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa), RedME (Red de Mujeres Ejecutivas del Uruguay) y la directiva de Aproase (Agrupación de Profesionales Asesores en Seguros), que es una asociación civil sin fines de lucro y reúne a más de quinientos corredores y agentes de seguros del Uruguay. Fue fundada el 10 de diciembre de 1946 y su esencia radica en la defensa y jerarquización de la profesión, evitando la competencia ilícita y contribuyendo a su vez a la difusión de la actividad, trabajando sobre la profesionalización de los corredores y agentes de seguros.
“Y, por supuesto, disfruto estando con mi familia y amigos, y planificando nuestros viajes vacacionales”, mencionó la entrevistada. Asimismo, se definió como fanática del buen cine y del teatro. Finalmente, reconoció que tiene una tarea pendiente que es retomar el ejercicio físico en forma regular.
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