Al ganarle Uruguay al campeón mundial en La Bombonera obligó a repasar numerosas estadísticas para darle la verdadera dimensión. Pero, más allá de esos datos que son correctos, lo que suponemos más importante es entender que la selección uruguaya vuelve por sus fueros para ubicarse otra vez entre los candidatos a ganar la Copa América o pelear arriba en un Mundial.
Contrariamente a lo que muchos creen, fruto de la poca memoria y la falta de estudio, Uruguay fue protagonista en tres de los últimos cuatro mundiales.
Recordemos Sudáfrica 2010, donde jugamos los siete partidos y debimos estar en la final si en el fútbol sin VAR no nos hubiesen perjudicado contra Ghana y Holanda. Uruguay debió ser finalista con gran chance de ser campeón mundial. Fuimos protagonistas.
En Brasil 2014 un mal comienzo ante Costa Rica llevó a tener que sufrir. Pero en cuatro días los celestes vencieron a Inglaterra e Italia en partidos que eran dentro de la serie pero eliminatorios. El que perdía quedaba afuera, y fue así como sacamos a los ingleses con dos goles de Suárez y a Italia con el agónico gol de Godín. En ese partido el empate también nos eliminaba. Sin VAR a Suárez lo expulsaron en una jugada que ni falta se cobró. La historia final pudo ser otra, pero fuimos protagonistas.
En 2018 comenzaban a aparecer nuevos futbolistas, se ganaron cuatro partidos seguidos, eliminamos al campeón de Europa con CR7 en su esplendor. La eliminación se dio ante el campeón Francia sin Cavani, que tuvo la mala fortuna de lesionarse tras sus dos golazos ante los lusitanos. Fuimos protagonistas.
En 2022 fracasamos. De todos modos, algunos fallos pudieron darnos un partido más, pero no anduvimos. Es cierto. La nueva generación todavía no estaba a punto y la anterior no quería dejar su lugar. Pagamos con una mala actuación.
Todo indica que se juntaron los que vienen desde el Sudamericano sub 20 de 2017, ganado con holgura en Ecuador, y un DT que estudia hasta el último detalle y que va encontrando el camino para que el equipo sea ganador y duro de matar.
La gran victoria en La Bombonera tiene algunos detalles que son más que interesantes.
Por un lado Bielsa sorprendió a todos con la ubicación de Olivera como zaguero izquierdo y a Viña como lateral, cuando era el que teníamos en carpeta como posible zaguero central. La ausencia de Piquerez por lesión lo llevó a hacer esa jugada de buen resultado en el primer tiempo, hasta que se lesionó Viña y debió salir.
Allí volvió al equipo Josema después del Mundial y su suspensión, y pasó Cáceres con Olivera del lado izquierdo de la línea de 4. Jugaron un segundo tiempo perfecto.
El medio funciona a la perfección con Valverde, Ugarte y De la Cruz. Son tres jugadores clase A que se superan día a día.
Adelante, Pellistri volvió a sorprender, me tapó la boca a mí, que tenía dudas, y a pesar de su poco fútbol oficial se ve que tiene condiciones espectaculares para atacar, encarar y también para ir al sacrificio. Darwin ya disipó todas las dudas y con sus goles ante Brasil y Argentina pasó a ser indiscutible.
Maxi Araujo estaba jugando bien hasta que fue lesionado por De Paul en una jugada de “malaleche”.
Uruguay maniató a Argentina de principio a fin. Le ganó 2 a 0 a Argentina de visita como había ganado 2 a 0 a Brasil en el Centenario. Como dijo Sergio Markarián, “Bielsa le ganó a Diniz [DT campeón de Libertadores] y a Scaloni [DT campeón mundial] 8 a 0 a cada uno”. Y es cierto. Por eso digo que se en estas Eliminatorias se juntan los grandes futbolistas de la nueva generación con un DT que tiene plan A, B y hasta la Z, y que corrige errores rápidamente.
Atrás queda el ritmo de vértigo a cuarenta grados de Barranquilla y un intento fallido de veinte minutos flojos ante Colombia. Ya pasó el ir a presionar al área brasileña para que jugaran al “monito” con los celestes. Es cierto que Brasil no tiró al arco, pero el partido iba camino al 0 a 0 si no cambiaba algo. Y lo cambió, poniendo a Ugarte de líbero detrás de la línea de 4 y bajando la presión a tres cuartos de cancha, dándole el balón a Brasil, como también a Argentina, para conseguir más espacios.
Como ya he comentado en alguna ocasión, yo que no sé nada, entiendo que hay dos tipos de partidos: los que Uruguay juega contra Argentina y Brasil, tanto de local como de visitante, con Bolivia y Ecuador en la altura y con Colombia en Barranquilla. Son siete partidos para jugar como jugó la celeste en La Bombonera. El resto de los partidos, que son siete de local y cuatro de visitante, se pueden jugar como contra Chile, o sea a salir a matar de principio a fin.
De todas maneras, con el balón en posesión o sin él, el Uruguay de Bielsa es siempre protagonista. En el pasado reciente, en el medio transpiraban la camiseta el Ruso Pérez, el Cacha Arévalo Ríos, el Tata González y el Mota Gargano. Lo dieron todo y protagonizaron tres Copas del Mundo además de ganar la Copa América en Argentina 2011. Garra, corazón y, cuando les salía bien, dársela a Forlán, Suárez y Cavani para perforar redes.
Hoy en día con Valverde, Ugarteny De la Cruz, y el banco Vecino, Bentancur y De Arrascaeta, la celeste tiene seis futbolistas clase A con marca, llegada, creación, remate, definición y entrega. Realmente es un placer ver a los botijas correr los noventa minutos. Bielsa tiene claro que si juegan en la elite mundial les tiene que dar el físico para correr como les pide. Hay motivos para ratificar lo que ya escribimos en esta página antes de las Eliminatorias. Clasificaremos caminando, además entran siete de diez, y seremos candidatos en la Copa América 2024 y el Mundial 2026.
Dos apuntes finales
El regreso de Suárez al plantel, pero al banco contra Argentina, llevó a que Darwin, en un gesto que lo enaltece, le devolviese la camiseta número 9. Es simbólico pero muestra lo que es el respeto, las tradiciones y la buena onda del grupo.
El regreso de Josema llevó a Valverde, crack de Real Madrid, a sacarse el brazalete en medio del partido para transferirle el capitanato. Anoche contra Bolivia, entró Suárez faltando veinte minutos y Josema corrió a ponerle el brazalete. Emocionan estas actitudes.
El partido ante Bolivia, con estadio repleto y un clima con lluvia hostil, no permite agregar ni quitar nada. Uruguay es más que todos… o casi todos.
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