Los récords no se dieron en los volúmenes de producción ni de exportaciones, pero sí en determinados valores en distintos tramos de la cadena cárnica.
En términos generales, puede concluirse que fue un año claramente favorable para los establecimientos ganaderos.
Como contracara, la industria frigorífica se vio en graves dificultades para poder seguir al mercado, y varias empresas de mediano porte quedaron afectadas financiera y operativamente.
En términos generales, puede concluirse que fue un año claramente favorable para los establecimientos ganaderos
Veamos en rápida síntesis los principales elementos que caracterizaron el período
1 – La producción industrial cárnica fue menor a la de años anteriores, debido al serio raleo del stock registrado en los tres años anteriores. (ver punto 8)
2 – No obstante, las exportaciones de carne en toneladas se mantuvieron en niveles similares a los del año precedente, que había marcado un récord en la materia.
3 – La exportación de carne pudo sostenerse por un fenómeno inusual en nuestro país: la importación de carne para cubrir la demanda del abasto interno, que liberó volúmenes importantes para ser exportados.
4 – Los precios de exportación subieron, lo que determinó que la recaudación total por ventas externas fuera superior a la del año previo y a la vez la mayor de la historia.
5 – Los precios de la carne fueron subiendo sostenidamente desde el mes de abril en adelante. En noviembre alcanzan el máximo y en diciembre retroceden significativamente.
6 – La demanda china explica casi con exclusividad la suba, los altos niveles y las variaciones de precio de la carne. El gigante asiático sufrió una devastadora epidemia que desarticuló el stock y la producción de cerdos, la mayor carne de consumo de su población, y debió suplir el faltante con compras de todo tipo de carnes en todo el mundo, sin que tal acción pudiera compensar la pérdida ni de lejos. Se estima que le llevará por lo menos dos años como mínimo recomponer una dotación más o menos suficiente para cubrir sus necesidades.
7 – China ha sido el comprador hegemónico de la carne uruguaya – también la de Argentina y de Brasil -, pero hay otras variaciones en los mercados de destino, que tienen importancia actual y para el futuro inmediato.
8 – El rodeo vacuno nacional perdió cerca 800 mil cabezas en tres años y se situó en 11,16 millones de reses según la declaración de junio pasado. No obstante, se estima que hubo una buena parición de terneros esta primavera, que ayudará a una rápida recomposición de existencias. Por otro lado, la exportación de ganado en pie, que había alcanzado cifras no sostenibles en años anteriores, retrocedió a una cifra del orden de la mitad de 2018.
La cadena cárnica sigue siendo el principal sector económico del país, por los montos que produce, por los dólares que recauda, por la cantidad de gente que involucra a lo largo y ancho del territorio
9 – Los precios de los ganados de embarque fueron subiendo a lo largo del año, acompañando la tendencia de la carne de exportación. Hacia el mes de noviembre alcanzaron niveles sin antecedentes, pero en diciembre se desplomaron, en una secuencia que todavía no terminó. No obstante, los operadores del mercado estiman que esta baja tan pronunciada será transitoria y los valores, tanto de la carne como de la hacienda, se recuperarán hasta cierto punto.
10 – Siguiendo el mercado del ganado gordo, las categorías de reposición y cría también tuvieron alzas sostenidas en todo el período. El tiempo climático fue favorable a la producción forrajera, lo que colaboró en el fortalecimiento del mercado de ganados para el campo.
11 – Continuando una tendencia que ya está consolidada, este año hubo una alta participación de ganados de corral en la faena, aprovechando la relación favorable de precios entre el ganado y los granos y raciones, así como el desarrollo de corrientes comerciales que demandan este tipo de carne.
Pongamos números a algunos de estos comentarios
Faena y producción industrial
La faena proyectada a fin de año rondará los 2,220 millones de reses, un 5,2 % menos que el año anterior, pero sigue siendo de un volumen importante, si se tienen en cuenta las condiciones del stock, que adolece de un gran faltante de categorías faenables.
A partir de esa situación, lo que cambió este año fue la composición de dicha faena, con una participación muy alta de vientres – la suma de vacas y vaquillonas llega al 52 % del total -, y una caída en el número de novillos, que apenas representó un 46 % del total.
En cuanto a la composición por edad de los novillos, casi el 70 % del total fueron jóvenes, de dentición incompleta, bastante más que lo habitual, porque los de boca llena, los más añosos, tuvieron una fuerte caída de más de 20 % respecto al año pasado.
Hubo un 7 % menos “vacas” faenadas, las boca llena, descartadas del proceso de cría, pero aumentaron las vacas jóvenes, de 6 dientes, y sobre todo las vaquillonas, que se afirman como una categoría carnicera de valor.
Esta faena, con una composición mayoritaria de hembras, produce menos carne que si fueran novillos, que dan 50 kilos más de carne en gancho por res.
Exportación e importación
La caída en los volúmenes de producción no se refleja cabalmente en las exportaciones, que bajan menos de 1 % en volumen respecto al año anterior, y finalizará el año en torno a las 471 mil t c., frente a 475 mil de 2018. Se trata, de todos modos, de un volumen importante en términos históricos.
Se produjo menos carne en gancho y sin embargo la exportación no retrocedió porque se importó un volumen cuantioso de carne de la región, particularmente de Brasil, para atender la demanda interna.
Según información de Aduanas, al 18 de diciembre se llevaban importadas unas 26 mil toneladas de carne. Como se trata de carne desosada, equivale a unas 32,5 mil toneladas peso canal, que insumieron más de US$ 104 millones, que hay que poner en la balanza de comercio.
Exportación, precios y dólares totales
Como la baja en los volúmenes exportados fue mínima y los precios subieron, la recaudación alcanzará un récord absoluto en el año: rondará los US$ 1.827 millones, unos US$ 156 millones más que en 2018.
Considerando el total de los productos agrupados en el Sector Cárnico, según la metodología seguida por INAC, diferente de la de Aduanas, hay que sumar otros U$S 350 millones por la colocación de carne ovina, equina, menudencias y subproductos de la faena, sin contar la exportación de ganado en pie, que requiere un análisis específico.
El precio promedio del año se puede proyectar en US$ 3.880 la t, un 10 % superior al del año precedente, y el tercer año en valor de la década, por apenas debajo de 2011 y 2014. Pero el precio de este año tuvo una variación extraordinaria a lo largo del período: hasta mayo estuvo apenas por encima de igual tramo de 2018, pero entonces empezó a subir fuertemente hasta diciembre, cuando se frenó de golpe. En el correr del año, entre enero y noviembre, subió 27 % en dólares. Los últimos 5 meses del año, los precios superaron holgadamente los U$S 4.000 t, lo que permite esperar, si no hay algún contratiempo, que en 2020 se alcancen nuevos récords.
Conclusión y temas pendientes
La cadena cárnica sigue siendo el principal sector económico del país, por los montos que produce, por los dólares que recauda, por la cantidad de gente que involucra a lo largo y ancho del territorio.
En cuanto a las empresas ganaderas, este año, luego de varios ejercicios en rojo, tuvieron márgenes positivos en su actividad, según los organismos que testean estos datos, como el Plan Agropecuario, Fucrea, gremiales, y diversas instituciones privadas.
Como la baja en los volúmenes exportados fue mínima y los precios subieron, la recaudación alcanzará un récord absoluto en el año: rondará los US$ 1.827 millones, unos US$ 156 millones más que en 2018
Esta bonanza, proveniente de la mejora de los precios, de la situación climática favorable y del deslizamiento tipo de cambio, generó expectativas en el ámbito ganadero que se tradujeron en aumentos de la inversión y en mejoras significativas del perfil financiero, que pueden acarrear incrementos sólidos de producción y productividad, siempre que no haya una reversión severa de las condiciones que impulsaron este proceso reciente.
En próximas entregas observaremos la evolución de los precios del ganado, la exportación en pie, la importancia de los corrales en la producción, los detalles de la importación de carne y los condicionamientos regionales, la variación de los segundos destinos para la carne, en especial la cuota 481, la situación de la industria frigorífica, entre otros temas que quedan pendientes.