Los nuevos datos chinos implican que las empresas extranjeras que operan en China no solo se están negando a reinvertir sus ganancias, sino que, por primera vez en la historia, son grandes vendedores netos de sus inversiones existentes en China. Estas salidas superaron los cien mil millones de dólares en los primeros tres trimestres de 2023 y es probable que sigan creciendo según las tendencias registradas hasta la fecha. Las ventas masivas de inversiones están contribuyendo a la presión a la baja sobre el valor de la moneda china y, si se mantienen, reducirán modestamente el crecimiento potencial de China.
Varios factores parecen estar influyendo en la tendencia, incluido el aumento de las tensiones entre Estados Unidos y China, lo que hace que los inversores sean más cautelosos. Además, el cierre de empresas en China de consultoría y servicios globales que son fundamentales para la evaluación de posibles nuevas inversiones por parte de las empresas extranjeras y su entorno regulatorio cada vez más estricto, incluida una nueva ley de seguridad nacional y restricciones a los flujos de datos transfronterizos, han llevado a las empresas extranjeras a reducir su inversión directa o incluso a desinvertir de sus inversiones directas existentes.
El tiempo dirá si las palabras del presidente Xi frenarán primero las grandes salidas actuales de inversión extranjera directa (IED) y eventualmente conducirán a una reanudación de las entradas netas de IED que China ha disfrutado durante más de cuatro décadas. Una suposición segura es que se necesitarán más que palabras para lograr este objetivo.
Nicholas R. Lardy, investigador principal no residente del Peterson Institute, es un experto en la economía china. Fue miembro principal Anthony M. Solomon del Instituto durante 2010-2021.
TE PUEDE INTERESAR