Las noticias sobre países y culturas extranjeras le generaron fascinación desde temprana edad y creció en una casa marcada por la curiosidad intelectual y el respeto por otras culturas. Con ese impulso terminó decantando por la diplomacia. Tras haber trabajado en diversas partes del mundo, el año pasado fue designado embajador en Uruguay. En una larga charla con La Mañana, Jiménez Martín remarcó la importancia del acuerdo con la Unión Europea (UE) y analizó las relaciones bilaterales entre España y nuestro país.
Desde hace más de dos décadas el Mercosur y la UE vienen negociando un acuerdo de asociación que ha tomado gran impulso en el último tiempo. ¿Qué perspectivas tiene respecto a la eventual firma del tratado, sobre todo considerando que España preside actualmente el Consejo de la UE?
Como usted bien sabe, España ocupa la presidencia de la UE durante este semestre en el que nos hemos fijado cuatro objetivos fundamentales. En primer lugar, reindustrializar la UE, fomentando una autonomía estratégica abierta mediante el desarrollo de sectores clave, ampliando y diversificando sus relaciones comerciales y reforzando las cadenas de suministro. Aquí es donde América Latina está llamada a jugar un papel clave.
En segundo lugar, nuestro objetivo es avanzar en una transición ecológica justa y en la adaptación a los efectos del cambio climático que todos sufrimos ya. La presidencia española sigue la senda de cumplimiento con los compromisos internacionales medioambientales, facilitando una transición justa hacia economías verdes y acelerando el despliegue de las energías renovables como el hidrógeno verde, donde América Latina, y Uruguay en particular, tienen un enorme potencial.
Nuestra tercera gran prioridad es impulsar una mayor justicia social, fiscal y económica. Este es un ámbito que conozco bien, pues en mis anteriores responsabilidades tuve la oportunidad de ayudar en el diseño de estas prioridades. Necesitamos una economía competitiva, pero al mismo tiempo necesitamos que esa economía sea justa y solidaria. Tras la pandemia, hemos aprendido que el Estado y los servicios públicos son esenciales, especialmente para las personas más vulnerables. España apuesta decididamente por reforzar el Estado del bienestar, los derechos de los trabajadores y los servicios públicos, con especial énfasis en la infancia, las personas con discapacidad y las mujeres que sufren violencia de género.
Los Estados miembros que componemos la UE seguimos siendo soberanos en muchos aspectos, pero solamente aprendiendo a pensar y actuar unidos como una sola voz y una sola fuerza seremos capaces de hacer frente a los desafíos de nuestro tiempo. La presidencia española ha apostado, como cuarta prioridad, por una mejora del proceso de toma de decisiones para hacerlo más ágil y eficaz. También por una nueva forma de abordar los procesos de migración y asilo, teniendo en cuenta que este es un desafío y una oportunidad de todos los países europeos y que es necesario abordarlo desde un estricto respeto a los estándares internacionales en materia de derechos humanos.
Además de estos cuatro ejes internos, España siempre ha señalado que deseaba que su presidencia fuera también la de América Latina. Europa y América Latina llevan demasiado tiempo mirándose desde una incomprensible distancia a pesar de los esfuerzos de muchos de los países, y especialmente España. Siempre hemos abogado por una relación mucho más estrecha. Ya es hora de elevar esa relación al lugar que le corresponde y este es, en mi modesta opinión, el objetivo más importante para el futuro y la razón principal por la cual el acuerdo UE-Mercosur es tan importante.
España y Uruguay siempre se han mostrado favorables a la conclusión de este acuerdo y han trabajado y trabajan para facilitarlo. Las negociaciones están en marcha en estos momentos y aún hay margen para ser optimistas, aunque las dificultades están a la vista de todos. Por ahora prefiero ser cauto y dejar que sea quien tiene el mandato negociador quien se pronuncie sobre los eventuales avances, pero hay margen para el optimismo, sí. En todo caso, lo que sí puedo asegurar es que España –lo mismo que Uruguay– considera este acuerdo clave para el futuro de la relación entre la UE y el Mercosur y seguirá trabajando a favor de su conclusión.
¿En qué considera que se verían beneficiados ambos bloques ante un acuerdo de estas características?
Este acuerdo no es solo un acuerdo económico y comercial, es mucho más que eso. Europa y los países del Mercosur son las dos regiones del mundo que más se parecen en términos de democracia, respeto de los derechos humanos, preocupación por el medioambiente y el cambio climático, y los derechos sociales. Este acuerdo refleja todo esto, lo que supone una mayor complejidad a la hora de negociar, pero también constituye un buen ejemplo a seguir por otros en el futuro. Este acuerdo puede convertirse no solo en un instrumento para brindar mayor prosperidad a ambos lados del Atlántico, sino en la clave de bóveda de una relación mucho más estrecha entre dos regiones que deben entenderse.
Creo honestamente que la conclusión de estos acuerdos sería una señal muy positiva, no solo para las economías de todos nuestros países, sino también porque estos acuerdos contienen estándares avanzados en materia medioambiental, social y laboral que hacen de ellos instrumentos únicos en el mundo. El orden internacional está cambiando y a veces no sabemos bien en qué dirección. La UE y España queremos transitar estos cambios de la mano de nuestros socios, en especial de Latinoamérica y de países como Uruguay.
El embajador de Italia en Uruguay, Giovanni Iannuzzi, en una reciente entrevista con La Mañana sostuvo que “el acuerdo UE-Mercosur sería uno de los avances más importantes del comercio mundial”. ¿Comparte esta visión?
Totalmente. En el mundo hay muchos acuerdos comerciales, pero este es único y muy avanzado porque además de cuestiones económicas y comerciales, como mencionaba, incluye temas como la protección del medioambiente, los derechos sociales y laborales, entre otros. España es uno de los países más europeístas y no ha dejado nunca de apoyar con entusiasmo el proyecto europeo, fuente fundamental de nuestro éxito y nuestra prosperidad como país, pero somos también parte entusiasta del proyecto de la Comunidad Iberoamericana de Naciones y queremos seguir luchando para unir y reforzar aún más la relación con nuestros países hermanos en esta región.
¿Por qué definió formarse en derecho?
Estudié derecho, pero también historia del arte. Es complejo responder a esta pregunta, pero la verdad es que creo que decidí estudiar derecho porque las leyes son –y deben ser– una herramienta útil para defender a los más débiles frente a los más fuertes, una fuente de justicia y equidad. Mi especialidad es el derecho internacional, donde esta afirmación es, si cabe, aún más cierta, aunque más compleja de lograr.
¿Cómo fueron sus comienzos en la diplomacia? ¿Qué le despertó el interés en esta carrera?
Desde muy pequeño leía con fascinación historias y noticias sobre países y culturas extranjeras y en casa la curiosidad intelectual y el respeto por otras culturas y otras formas de vida fue siempre una constante. Para alguien que adora su país, pero también siente una enorme curiosidad por los demás, esta profesión me iba como anillo al dedo.
La diplomacia es una profesión, por supuesto, pero también una actitud ante la vida que prima la persuasión sobre la imposición, el acuerdo y la negociación sobre la violencia y la fuerza, por eso los diplomáticos somos en muchas ocasiones el último eslabón de una cadena cuyo objetivo es resolver las diferencias entre países por vías pacíficas y dentro del respeto al derecho internacional. La responsabilidad es grande porque si nosotros fallamos las consecuencias pueden ser terribles y devastadoras, como vemos que ha sucedido tan a menudo en la historia.
¿Cómo recibió la designación de embajador en Uruguay? ¿Qué conocía de nuestro país?
Ser embajador de España en cualquier país del mundo es un inmenso honor y una enorme responsabilidad. Ser embajador de España en Uruguay es todo eso elevado al cuadrado debido a la larga historia que nos une y a los vínculos tan estrechos que tienen nuestros países. Ya había estado en este país antes de mi designación y recordaba la rambla de Montevideo, los lindos atardeceres que se pueden ver paseando, el riquísimo asado que comí en una ocasión hace muchos años ya en el Mercado del Puerto y, sobre todo, la cercanía de los uruguayos con mi país, que me hizo sentir como si estuviera en casa.
¿Cuáles son los principales ejes de trabajo de la Embajada de España en Uruguay?
Las relaciones políticas bilaterales entre nuestros países son excelentes y la primera tarea de cualquier embajador de España es cuidar que sigan siendo así, pero yo llegué aquí también con el objetivo y el mandato de profundizar esta relación en todos los ámbitos en los que fuera posible, como el cultural, la cooperación al desarrollo, el empresarial, el científico, el universitario, el periodístico, entre otros.
¿Qué objetivos se ha planteado para este año y qué expectativas tiene?
En mi primer año aquí creo que hemos cumplido con los objetivos que nos propusimos. A partir de ahora, con la conformación de un nuevo gobierno de coalición en España, tenemos un buen número de asuntos que abordar, empezando por retomar las visitas de alto nivel, la negociación y firma de algunos acuerdos pendientes. Uno de los ámbitos en los que me he centrado ha sido el de la cultura y voy a aprovechar para anunciar algo importante en lo que llevamos trabajando muchos meses y creo que se va a convertir en un hito de las relaciones culturales entre Uruguay y España. El próximo 21 de diciembre inauguramos en Montevideo una importante exposición llamada El Prado en las calles de Uruguay, que mostrará cincuenta de las obras más importantes del Museo del Prado de Madrid a escala real en reproducciones de altísima calidad. Queremos que todo el mundo pueda disfrutar de esta exposición, que está planteada para sacar el museo al exterior y llevarlo a una calle donde todo el mundo pueda admirarlo. Además, quiero resaltar que Montevideo será solamente la primera parada y que esta exposición circulará por muchos más departamentos para que todos los uruguayos puedan disfrutarla.
¿Cómo ha sido su experiencia en los recorridos por el interior del país junto al resto de los embajadores de la UE?
He tenido la oportunidad de conocer varios departamentos del interior. En mi primer año como embajador he visitado Colonia, Soriano, Río Negro, Salto, Artigas y Maldonado, donde he podido encontrarme con las autoridades correspondientes, pero también con numerosos ciudadanos, algunos de ellos españoles que viven allí. En todos ellos he encontrado un gran cariño y afecto por mi país. También me he encontrado con un interior del país muy dinámico, con emprendimientos muy interesantes, con una gastronomía riquísima y con un patrimonio cultural muy rico y diverso. A lo largo de mi mandato tengo la intención –y casi diría que la obligación– de visitar, al menos una vez, todos los departamentos del país.
¿Cómo define las relaciones entre Uruguay y España en la actualidad?
España mantiene excelentes relaciones con Uruguay en todos los campos. No tenemos ningún contencioso y los contactos y visitas en ambas direcciones, a todos los niveles, son frecuentes y fructíferos. Estas magníficas relaciones se asientan, además, en la presencia de casi setenta mil españoles viviendo en Uruguay y en miles de uruguayos viviendo en España, pero también en una visión común de las relaciones internacionales basadas en el multilateralismo, la solución pacífica de las controversias, la promoción y la defensa de la democracia y de los derechos humanos y la preocupación por el cambio climático y el medioambiente.
En otro orden, ¿qué reflexión le merece la guerra en Ucrania y los efectos que ha desencadenado a nivel mundial? ¿Prevé una pronta salida para este conflicto?
España y Uruguay también están alineados en este tema y, por ejemplo, hemos votado juntos y a favor de todas las resoluciones de Naciones Unidas de condena a Rusia por la agresión contra Ucrania y la flagrante violación de la legalidad internacional que supone esta invasión de un país soberano. España ha apoyado y seguirá apoyando al pueblo ucraniano en esta difícil tesitura y deseamos que la paz llegue pronto a ese país.
Sobre lo que está sucediendo en Israel y Palestina en estos momentos, ¿qué visión tiene?
Oriente Próximo es una región a la que me unen muchos vínculos personales y profesionales. Quiero expresar –tal y como ha hecho ya mi gobierno en numerosas ocasiones– la condena sin paliativos de los ataques terroristas del 7 de octubre y exigir la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes. Afortunadamente, algunos ya han sido liberados gracias a las negociaciones y espero que todos los que aún permanecen secuestrados lo sean también pronto. Asimismo, quiero recordar el llamamiento de mi gobierno al cese de los ataques a civiles, a escuelas o a hospitales como los que están teniendo lugar en Gaza y reiterar la posición de mi país a favor de un alto el fuego inmediato y duradero para permitir que la ayuda humanitaria pueda entrar y ser distribuida, tratando de aliviar el sufrimiento de millones de personas que están atrapadas en ese territorio.
Uruguay, un país para sentirse como “en casa”
En pocas palabras, ¿cómo se define a sí mismo?
Curioso, trabajador, inconformista, humilde y sociable.
¿Cómo está compuesta su familia?
Actualmente, mi familia la componemos mi esposo, Sami, y yo. Es la persona más importante en mi vida, siempre ha estado a mi lado apoyándome y además ha tenido que hacer importantes sacrificios y renuncias para adaptarse a la vida de un diplomático por lo que no tengo palabras para agradecérselo. Algunas personas –afortunadamente cada vez menos en el mundo– aún cuestionan que Sami y yo seamos una familia, pues déjeme aprovechar esta oportunidad para decirles que claro que lo somos y muy orgullosos.
¿Cuáles son sus pasatiempos?
Me encanta la lectura, visitar museos, ir al cine y comer palomitas –que en Uruguay llamáis pop–. También me gustan los videojuegos, aunque llevo mucho tiempo sin jugar por la falta de tiempo, la verdad. Soy un apasionado del deporte y especialmente del rugby, que he podido jugar durante muchos años en mi juventud.
¿Qué es lo que más le gusta de Uruguay?
La sensación de sentirme como en casa.
¿Hay algo que no le guste tanto?
El viento cuando sopla fuerte y hace frío.
¿Qué es lo que más extraña de España?
A la familia y a los amigos que dejamos allá.
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