Originario de Portugal, a los seis años pisó suelo uruguayo con su familia en busca de mejores oportunidades. Empezó a estudiar derecho, pero un curso de periodismo que hizo por curiosidad cambió su rumbo inesperadamente. Allí terminó, sin quererlo, descubriendo su vocación, que hasta el día de hoy continúa desarrollando. En una larga conversación con La Mañana, el reconocido comunicador habló de su vida, su carrera periodística y los principales desafíos que hoy enfrentan los medios de comunicación.
Nació en Portugal, pero su familia eligió nuestro país para vivir. ¿Por qué Uruguay?
Mis padres se casaron y al poco tiempo mi madre quedó embarazada, pero mi padre se fue a Brasil a buscar mejores horizontes. Europa estaba destruida después de la Segunda Guerra Mundial. En Brasil no le fue bien y se vino a Uruguay, donde ya tenía un hermano. Acá vio que las posibilidades eran mejores y se vino a Montevideo. Cuando yo cumplí seis años nos vinimos mi madre y yo.
¿Cómo recuerda su llegada durante su niñez?
El viaje en barco, que duró diecisiete días, y la llegada al puerto fueron horribles. En aquella época las comunicaciones eran muy malas y mi padre nunca se enteró qué día llegaba el barco. Mi madre, además, no tenía idea del domicilio de mi padre porque se suponía que nos iba a estar esperando. Lo que no sabían era que las cartas nunca llegaban. Por esos días Uruguay estaba sumido a las peores inundaciones de la historia y era todo un caos. No había energía y el correo era un caos. Funcionarios de la Embajada de Portugal en nuestro país trabajaron durante toda la tarde para dar con el domicilio de mi padre, que a la noche atendió la puerta y del lado de afuera estábamos mi madre y yo. Los primeros años aquí, sin embargo, fueron hermosos. Me inserté sin problemas en primaria y secundaria como si fuera uno más.
¿Cómo fueron esos años de adaptación a un nuevo país, a un nuevo idioma? ¿Le costó el proceso? ¿Qué actividades realizaba aparte del estudio?
El proceso de adaptación al nuevo país, al nuevo idioma y a nuevas personas increíblemente fue muy fácil. Tan es así que a mediados del primer año escolar los maestros me pedían que ayudara a compañeritos a escribir sin faltas de ortografía. Por otra parte, ni en la escuela ni en el liceo me hicieron sentir nunca extranjero. En el lugar que más me costó fue en mi barrio, donde mis vecinitos en algunas oportunidades se burlaban de mí por las costumbres que mis padres tenían y me hacían tener. Por ejemplo, no me permitían jugar en la calle de lunes a viernes. Mi padre sostenía que la diversión debía ser solo para los fines de semana. Cuando todos se iban de vacaciones y yo me quedaba en Montevideo, en algunos casos también era motivo de burlas. Con respecto a si realizaba otras actividades, sí, pero en casa ayudando a mi madre en las tareas domésticas o a mi padre a hacer algunas tareas livianas de la huerta que tenía.
¿De qué manera se dieron sus inicios en los medios de comunicación?
Yo trabajaba en Cutcsa, de guarda primero y de chofer después, y ya había hecho varios cursos de esos que te van preparando para trabajos puntuales mientras hacía Facultad de Derecho. De casualidad y por curiosidad, hice un curso de periodismo sin saber para qué me iba a servir. Me encantó. Aprendí rápidamente a redactar con forma de noticia, a leer con tono de radio y varias cosas más. Horacio Mayer, que era el profesor de radio, me planteó la posibilidad de trabajar en CX 14 El Espectador, donde él era subjefe del departamento de prensa. Allí comencé, y desde ese momento nunca más he dejado de tener ofertas laborales en el campo periodístico.
¿Qué pasó con la carrera de Derecho?
Con respecto a la carrera de Derecho, llegué con algunas materias hasta tercero, aunque con otras no aprobé segundo. Por ejemplo, Derecho Civil II lo perdí reiteradas veces. Esa situación y el hecho de que comenzara a trabajar en El Espectador determinaron que dejara la carrera. Me era imposible rendir ya que entraba a trabajar muy temprano y tenía que estudiar de noche.
Lo que empezó por una casualidad se convirtió en una vocación. ¿Qué fue descubriendo en ese proceso inesperado?
Sí, es verdad, se me despertó casi sin querer. Cuando estaba estudiando fui descubriendo varias cosas, una de ellas fue la facilidad que notaba que tenía para hacer los trabajos que me encomendaban. Descubrí además que todo lo que me encargaban me gustaba mucho y eso hacía que más que un trabajo fuera una tarea que hacía con mucho gusto. A su vez, el hecho de dedicarme solo a eso implicaba que siempre estuviera disponible para todo lo que se necesitara. Por ello viajé siguiendo distintas coberturas a Argentina, a Ecuador, a Panamá, a varios países de Europa y a muchos lugares de nuestro país.
¿Qué hechos marcaron su carrera periodística?
Varios hechos marcaron mi carrera. Debo decir que siempre tuve una gran dosis de fortuna. Cubrí para CX 14 la visita de los reyes de España a Montevideo; hice varias cosas que la dictadura no nos permitía hacer internamente, como reunirse en la embajada con todos los líderes políticos que estaban en esa época proscriptos. También, uno de los primeros viajes periodísticos a la Antártida. Sin embargo, mi llegada a Telenoche fue sin duda lo que más me marcó porque definió mi carrera para siempre.
¿Qué significó para usted haber sido la cara de un informativo central por más de dos décadas?
Significó un cambio de vida en todo sentido. Para bien y para mal. Para bien, por todo lo que es imaginable. Y para mal, porque me quitó privacidad, me quitó tiempo para mi familia, me quitó posibilidades de hacer cosas o de ir a lugares, entre otras. De todas maneras, me alimentó mucho la autoestima, me abrió puertas, me facilitó tareas. En definitiva, fue de las etapas más lindas de mi vida profesional.
En 2007 el gobierno de Portugal lo reconoció como el mejor periodista portugués radicado en el exterior. ¿Cómo recibió ese reconocimiento y qué representó para usted?
Ese reconocimiento fue una gran sorpresa y un enorme mimo al alma. Además de ser algo injusto porque yo solo soy portugués y no compito con otros portugueses que hagan lo mismo, sentía que estaba en un país con poca visibilidad en el mundo y que los portugueses no tendrían ni idea de mi existencia, por lo menos a nivel gubernamental. Por eso fue muy sorpresivo. Pero a la vez muy hermoso. Viajé con mis padres y con mis hijas para una gala que se emitió en vivo para todo Portugal. Sin duda fue una de las cosas más lindas que me han tocado vivir por la profesión.
Ha trabajado en diversos medios, desde la radio hasta la televisión. ¿En qué rol se siente más cómodo?
El rol en el que me siento más cómodo es en la radio. Uno allí es más auténtico. No tiene que adoptar ninguna pose. Uno en radio es como es. Y lo más importante es lo que dice y no cómo se viste, cómo se peina, si sonríe o no. Creo que ese es el medio más auténtico.
¿Ha incursionado en prensa? ¿Le gustaría hacerlo?
Nunca tuve la oportunidad de hacerlo. Al principio me parecía que era el medio por excelencia porque permitía tener más tiempo para averiguar, recoger material, procesarlo, entenderlo y escribirlo. Por aquel tiempo, además, siempre pensé que la prensa era la única variante de la comunicación que disponía de elementos para hacer investigaciones periodísticas. Sin embargo, nunca ninguno de los medios escritos existentes –en aquella época había unos seis– me ofreció la posibilidad de escribir. Con respecto a si me gustaría, creo que fue una etapa superada y a esta altura ya no tendría algunas de las condiciones que se requieren para hacerlo bien.
¿Cómo evalúa el papel del periodismo en la sociedad de hoy?
El periodismo, ayer, hoy y siempre, tuvo y tendrá un papel tremendamente importante para la democracia. En el mundo, los periodistas han descubierto cosas que generalmente el poder no quiere que se sepan. No solo para la sociedad de hoy. Siempre fue igual y ojalá siga siendo así. Depende de todos que así sea, del poder, de la gente, de los directores de los medios y en definitiva de la sociedad toda.
¿Qué lectura hace de la evolución de los medios a lo largo del tiempo?
La evolución de los medios ha ido de la mano con el desarrollo económico y social del mundo. Las crisis económicas repercuten casi siempre de forma directa en los medios porque estos viven gracias a la promoción de artículos de consumo. Si cae el consumo, caen los avisos y pierden los medios. Y allí comienzan a cruzarse otros factores que a veces pueden condicionar la seriedad de un medio. Pero el embate más difícil de soportar ha sido el de las redes sociales. Hoy, con un celular cualquier ciudadano puede convertirse en periodista y eso también atenta contra la calidad del medio. Además, esos mismos dispositivos se quedan con buena parte del mercado publicitario, de entretenimiento, cultural, entre otros.
Justamente, con la evolución de la tecnología y las redes sociales, la industria periodística ha experimentado cambios significativos. ¿Cómo cree que estos cambios han afectado la manera en la que se informa?
A eso me refería en la respuesta anterior. Es imposible competir contra tres millones de personas que con un celular pueden captar momentos, hechos, palabras y anuncios en todo el territorio nacional. Asimismo, ya en las organizaciones se destinan oficinas especializadas en determinadas pautas exclusivas para las redes sociales. En realidad, no ha cambiado mucho el modo de informar. Lo que ha cambiado es el acceso a toda la información que existe porque siempre fue imposible abarcar todo, en todos lados, a todas horas. Pero las redes sociales sí lo pueden hacer. Entonces, lo que ha cambiado es el tamaño de la cobertura. Por suerte, los periodistas seguimos gozando de la seriedad indispensable que a veces les falta a las redes sociales. En los medios periodísticos nunca hubo fake news.
¿Es una amenaza la aparición de las fake news en las redes? ¿Cómo combatirla?
La existencia de las fake news es sin duda una amenaza para los medios serios de comunicación. Los medios periodísticos cuyo mayor activo es la credibilidad deben siempre chequear una y otra vez la noticia que van a publicar. Esa es la mejor manera de combatir las noticias falsas. El público sabe que en un medio serio de comunicación todo lo que lee, escucha o ve es verdad.
¿Qué recomendaciones les daría a aquellos jóvenes que estén interesados en dedicarse al periodismo?
Las mismas que me dieron a mí hace muchos años. Que no decaigan si de entrada las puertas no se abren. Que insistan. Que no se rindan, como está de moda decir ahora. Y, además, que a la hora de estudiar no dediquen todo a una sola cosa. Hay actualmente un problema que no tiene solución: hay muchas universidades, escuelas, academias e institutos que vuelcan al mercado decenas de periodistas por año. Pero lejos de haber cada vez más medios periodísticos, todo lo contrario, cada vez hay menos. Un solo diario en papel, muy pocos semanarios en papel –uno de ellos La Mañana–, pocas radios periodísticas y pocos programas de televisión con tono periodístico. Por eso tal vez no sea fácil ingresar al mercado, pero, a quién le toca y a quién no, eso no se sabe.
Actualmente está al frente de los programas De primera mano y Dato y relato. ¿Qué temas o enfoques particulares suelen abordar?
En realidad, son dos propuestas bien diferentes. A la mañana se nos ocurre que la gente quiere algo más liviano que a la tarde. Sobre todo, de mañana temprano. Entonces, De primera mano, que va por la 90.3 FM Hit entre las 7:00 y las 9:00 horas, es música y comentario de noticias. Casi nunca una entrevista. Música, comentario de noticias entre nosotros y los oyentes, lo que sucede en la calle y demás. Dato y relato, que va de 15:00 a 17:00 horas por la 970 Universal, es mucho más periodístico. Por día hay dos notas centrales o una nota central y la participación de un columnista. Allí los temas están centrados en los asuntos más candentes en los rubros de política, sociedad, deportes, internacionales, entre otros.
¿Hay algún proyecto que tenga pendiente?
Proyecto pendiente, ninguno. Por suerte, todo lo que algún día soñé, lo logré. El gran proyecto que me queda es retirarme y descansar y disfrutar de mi familia. Tengo dos hermosísimos nietos, Lucas y Alejo, que están en una edad hermosa para que su abuelo los disfrute. Si no lo hacés, cuando querés acordar –y si podés– estás asistiendo a sus casamientos.
¿Qué opinión tiene del Uruguay actual y qué expectativas maneja para el futuro del país?
El Uruguay actual es el mismo, con algunos matices, que el de hace casi cuarenta años. Es uno de los países más lindos para vivir –a pesar de ser bastante caro–, donde se respira una democracia plena, donde aún la mayoría puede labrar su propio futuro –ojalá que algún día todos lo puedan hacer– y donde, si tenés la suerte de tener un trabajo más o menos bueno, podés disfrutar de la vida.
Entre Uruguay y Portugal: los afectos y los kilómetros para recorrer
Fernando tiene dos hermanas menores, dos hijas y dos nietos. Sus padres, que fueron quienes lo trajeron a Uruguay durante su infancia, fallecieron en 2011 y en 2022.
Lo que más le gusta de vivir en Uruguay es precisamente que aquí tiene a todos sus afectos, confesó. Más allá de que en Portugal sigue teniendo una gran familia que se compone de primos, sobrinos y tíos, los afectos más directos los conserva en nuestro país.
Acerca de la relación que tiene con su país de origen, sostuvo que ha vuelto a Portugal –más allá de cuando recibió el premio– varias veces, algunas invitado por el gobierno, otras por la Unión Europea y otras simplemente a pasear. “Tengo familia en el norte, donde nací, y en Lisboa, por lo que cada vez que voy tengo muchos kilómetros para recorrer”, contó a La Mañana.
Respecto a lo que le gusta hacer en su tiempo libre, señaló que disfruta de pasear, escuchar música, descansar y visitar a su familia. Uno de sus hobbies preferidos es jugar al fútbol y verlo, a veces por la televisión y en otras ocasiones yendo a los estadios.
Consultado sobre qué libros recomendaría, afirmó que “es muy difícil” nombrar uno solo. Sin embargo, mencionó que hay uno que ha leído cientos de veces y además en sus más variadas ediciones, que es “el que cuenta de mil maneras el milagro de los Andes”.
Por último, el reconocido periodista deseó que La Mañana pueda seguir aportando desde su lugar “ese granito de arena que todos y cada uno de los medios de comunicación ponen al servicio de la población. Como ya dije, en eso, que es bien importante, están asentadas las bases de esta democracia y esta libertad que respiramos y que muchas veces no valoramos”, agregó.
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